Una prueba que diagnostique el SARS-CoV-2, virus causante de la covid-19 en cuestión de una hora y que permita desahogar la presa existente. Esa es la meta de 20 investigadores de diferentes áreas de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Su propuesta: un examen de detección conocido como LAMP (amplificación isotérmica por lazo o por bucle, por sus siglas en inglés). Este tipo de tests toman la saliva de la persona, la calientan a 95 grados Celsius para amplificar posibles trazas del virus y dan el resultado sin necesidad de equipos sofisticados o laboratorios de biología molecular, como los que se requieren con las actuales pruebas de PCR.
En este proyecto hay personas de las Escuelas de Biología, Física, Matemáticas, Química, Salud Pública y Administración Pública, así como de las facultades de Farmacia y Medicina.
“Sabemos que hay un cuello de botella con las pruebas de PCR; especialmente, ahora en momentos de transmisión comunitaria. Para estas pruebas se requiere mucho más: el hisopado nasofaringeo, que es incómodo para la persona y, además, requiere medio de transporte, un hisopo estéril y personal técnico que tome la muestra. Los insumos escasean, se requiere de equipo sofisticado y costoso, el profesional técnico se enferma”, expresó a La Nación Andrés Gatica, investigador de la Escuela de Biología y coordinador del proyecto.
“Buscamos una solución que pueda apoyar, que sea fácil, ágil y rápida y de alta confiabilidad. Las pruebas LAMP se están utilizando en otros países. La FDA (Agencia de Alimentos y Medicamentos de EE. UU.) lo aprobó para uso de emergencia; en Reino Unido y en Argentina también se usan”, agregó.
Los investigadores indican que, según sus cálculos, cada prueba podría costar unos $8 (unos ¢4.800).
“En efecto, el PCR es el estándar de oro y en general, durante la pandemia, no vamos a poder deshacernos del PCR. Pero sí existen otras tecnologías análogas al PCR que tienen un nivel de sensibilidad y especificidad igual o muy similar y que son más baratas, más rápidas y más sencillas”, manifestó Ismael Segura, profesor y docente investigador del Instituto de Investigaciones Farmacéuticas (Inifar) de la Facultad de Farmacia.
Y añadió: “el Ministerio (de Salud) dijo que ampliaron la capacidad para hacer 4.000 pruebas. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que de cada 10 pruebas que se hacen, una salga positiva; ahora estamos en una de cada tres, la meta solo se logra subiendo la cantidad de pruebas con una tecnología análoga a PCR que sea más barata y más rápida”.
El pasado 3 de agosto, el ministro de Salud, Daniel Salas, indicó que la presa en los resultados de pruebas había bajado a la mitad, pero que, a ese entonces, aún faltaba el análisis de cerca de 2.500 pruebas.
De acuerdo con los investigadores, hay personas que les han dicho que deben esperar 72 horas y hasta más por sus resultados.
¿En qué consiste la prueba LAMP?
Esta iniciativa busca desahogar la presa que hay en las pruebas diagnósticas de covid-19.
FUENTE: UNIVERSIDAD DE COSTA RICA || J.C.INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Una prueba rápida y fiable, hecha en Costa Rica
¿Cómo funciona la prueba LAMP? Si una persona tiene síntomas o estuvo en contacto con un caso confirmado, esta escupirá su saliva en una cápsula de plástico.
Luego de 15 minutos a temperatura ambiente, la muestra de saliva se calienta hasta llegar a 95 grados Celcius. Luego se pone a 65 grados Celcius durante 45 minutos en baño maría. Esto lleva a que se amplifique la muestra lo suficiente como para detectar la presencia (o ausencia) de la genética del virus en la saliva.
Al cabo de, aproximadamente, una hora se vería un cambio de color, si es negativo se verá en rojo, si es positivo, en amarillo.
“La especificidad es bastante alta, porque se lleva a cabo una amplificación de secuencias específicas de los genes del virus, los mismos que se utilizan del PCR”, destacó el investigador Andrés Gatica.
De acuerdo con lo visto en otros países, la sensibilidad de la prueba LAMP (posibilidad de que los positivos sean realmente positivos y no falsos positivos) es igual a la del PCR, cercana a un 95% o más.
Y la especificidad (posibilidad de que los negativos sean realmente negativos y no falsos negativos) ronda el 97% de lo visto en PCR, que igual es superior a un 90% de los casos.
“Debido que el test es tan rápido, si hay sospechas de que sea un falso negativo y de que la persona realmente sí tenga el virus, nada más se le pide al paciente que escupa en un tubito, tantas veces como sea necesario”, afirmó Segura.
De acuerdo con los investigadores, esta podría ser una solución para cuando deban hacerse varias pruebas a la vez.
“El PCR no sirve para muestreos masivos”, apunta Segura.
Gatica complementa: “Se podría aplicar a turistas en aeropuertos, a recolectores de café o trabajadores de empacadoras”.
¿En qué punto se encuentra el proyecto?
Los investigadores vienen trabajando desde mayo pasado en la revisión de literatura y recopilación de datos y protocolos internacionales.
De momento, están trabajando en adaptar el proyecto a condiciones nacionales y estableciendo una metodología.
“Estamos en etapas tempranas de desarrollo. Con financiamiento semilla tanto de la Escuela de Biología como del Inifar hemos ido comprando reactivos para llevar a cabo pruebas”, dijo Gatica.
“Y estamos tocando puertas de empresas privadas para financiar el desarrollo del prototipo”, agregó.
Segura añade: “Lo que hace falta es validarlo a nivel nacional. Hemos comprado algunos de los componentes, pero no tenemos suficiente dinero para comprarlos todos. Una vez teniéndolos, esa validación podría tomarnos unos cuantos meses para luego hacer el registro ante el Ministerio de Salud”.
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¿Y qué pasó con las pruebas del Cenibiot?
En abril pasado, trascendió que el Centro Nacional de Innovaciones Biotecnológicas (Cenibiot) realizaría sus pruebas diagnósticas de PCR.
Ante consulta de La Nación, el Cenibiot envió una respuesta, vía correo electrónico, en donde se decía que el trabajo “se ha enfocado, inicialmente, en el desarrollo de un protocolo de extracción y purificación del material genético (ARN), que es parte del proceso de detección del virus SARS-CoV-2 (causante de la covid-19)″.
“Durante el proceso de la investigación, se compararon diferentes estrategias de extracción de ARN de las cuales una dio resultados prometedores en modelos experimentales”, añade el texto.
El siguiente paso será confirmar estos resultados y realizar la validación de forma sistemática, como parte de la rigurosidad científica, “lo que implica tiempo para hacer las pruebas suficientes para obtener ese rigor”, señala en Cenibiot.
Actualmente, trabajan en conjunto con Inciensa en la validación del prototipo de protocolo, si es culminado de manera satisfactoria, se estaría pasando a la fase de transferencia.
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