Con gran expectativa, especialistas de la Universidad de Costa Rica (UCR) custodiaron, la tarde de este viernes, el transporte de un instrumento decisivo para su trabajo, y, según los gestores del proyecto, para la salud pública de los costarricenses.
Con la ayuda de un cabezal se trasladó el ciclotrón, un acelerador de partículas que, junto con otros instrumentos, puede ayudar en una detección más temprana y más precisa de tumores. Se trata de una tecnología que permitirá a los médicos saber cómo evoluciona un cáncer, ver si el tratamiento está funcionando o si es mejor cambiarlo.
Dadas las dimensiones de este instrumento, solo podía transportarse en una plataforma con cabezal. Mide 2,6 metros de largo, 2,2 metros de ancho y 2,2 metros de alto y pesa más de siete toneladas (una tonelada equivale a mil kilogramos).
Este proyecto es coordinado por el Centro de Investigación en Ciencias Atómicas, Nucleares y Moleculares (Cicanum) y la Escuela de Medicina, ambos de la UCR.
“Esto nos permitirá brindar salud y calidad de vida a muchas personas. Esto marcará un antes y un después en el tratamiento. La idea es realizar estudios que se vuelvan cada vez más comunes para diagnosticar cualquier tipo de cáncer”, manifestó Ralph García, doctor en física, director de la Escuela de Física y coordinador del proyecto.
Giancarlo Segura, médico de la Escuela de Medicina complementó: “no importa dónde esté localizado el tumor ni su profundidad, ni si mide solo unos milímetros, ni el grado de malignidad, esto nos permitirá verlo”.
Además, esta tecnología –de la cual el ciclotrón es solo la primera parte de un trabajo en cadena de varios equipos– puede ser vital para ver cómo funcionan los diferentes órganos del cuerpo, detectar otras enfermedades crónicas o degenerativas y ver la evolución de estas.
La idea de la UCR, con este equipo, es brindar servicios a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y a centros privados.
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¿Cuál es la importancia del ciclotrón?
Como se explicó anteriormente, el objetivo de este aparato dentro del Cicanum será brindar imágenes de muy alta resolución que les permita a los especialistas ver si hay tejidos malignos, dónde están, su profundidad, y le ayuda al médico tratante a tomar decisiones sobre el tratamiento.
Estas imágenes se consiguen con un equipo llamado PET/CT. Las siglas en inglés CT se refieren a un estudio de imágenes como el ya conocido TAC (tomografía axial computadorizada). Aquí la tecnología decisiva es la PET, cuyas siglas en inglés significan Tomografía Por Emisión de Positrones.
Un positrón es un electrón con carga positiva. Estos se emiten para brindar una mejor calidad de la imagen.
Pero esto no es tan sencillo. Para que el PET/CT funcione son necesarias sustancias llamadas radiofármacos, y para ello se requiere un ciclotrón que los produzca.
Y es aquí donde viene la importancia este equipo que desde el viernes dispone la UCR: sin el ciclotrón no se pueden realizar estos estudios de imágenes PET/CT. Este es el primer ciclotrón de este tipo que se tendrá en la región centroamericana.
Dicha tecnología de medicina nuclear requiere de una serie de personal muy capacitado, dentro de ellos están físicos médicos, físicos nucleares, químicos, médicos nucleares, imagenólogos, radiofarmacéuticos, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales y técnicos especializados para manejar el equipo.
El paso a paso de la tecnología
Para entender cómo funcionará este servicio debemos ir paso a paso. La UCR construye un edificio adyancente al Cicanum, en la Ciudad de la Investigación. Dicho inmueble albergará el ciclotrón, laboratorios de control de calidad, una radiofarmacia, una parte clínica donde habrá consultorios y estarán las máquinas de imágenes y una parte administrativa.
El primer paso en este edificio se da precisamente con el ciclotrón. Esta máquina acelera las partículas, cuando estas llegan a cierta velocidad se estrellan contra un blanco.
Las partículas hacen entonces una reacción nuclear y forman un radioisótopo, un tipo de átomo que tiene la particularidad de emitir energía en forma de radiación.
El blanco más usado para que las partículas “se estrellen” es el agua nanopura enriquecida con oxígeno.
Las partículas bombardean los núcleos de oxígeno y provocan una reacción nuclear. Los átomos de oxígeno se transforman en átomos de otro elemento llamado flúor 18.
Este proceso tiene una duración de una a dos horas, según el elemento; en el caso del flúor 18 dura una hora.
Una vez que se obtiene el radiosótopo, se pasa a través de conductos a una sala de radiofarmacia. Allí, especialistas toman el radioisótopo, en este caso, el flúor 18 y lo “pegan” con moléculas de glucosa para así generar un radiofármaco.
El radiofármaco más común y usado es el FDG o fluoruro dexiglucosa.
Una pequeña porción del radiofármaco pasa a un laboratorio de control de calidad para ser analizado. Allí se le realizan unas 16 pruebas para verificar que tiene la eficacia deseada.
Una vez que se tiene luz verde del laboratorio de control de calidad, una enfermera distribuye el radiofármaco en unidosis según el paciente. Cada uno de ellos tiene una dosis basada en sus características, especialmente el peso. Por ello, no es la misma cantidad que vaya a recibir una niña que un hombre adulto.
Acto seguido, al paciente se le coloca una vía para que, a través de esta, se pueda aplicar el radiofármaco. Se espera cerca de media hora a que el radiofármaco circule por todo el cuerpo del paciente.
Posteriormente la persona ingresa en la máquina de PET/CT para hacer sus análisis de imágenes. La eficacia de estas imágenes es hasta del 99%.
“Las células malignas o cancerosas tienen un metabolismo diferente del resto, ya que consumen más glucosa, y como el radiofármaco tiene glucosa esto se vería reflejado en el PET/CT y nos ayudaría a saber cómo está la situación. Por ejemplo, un cáncer se manifiesta primero a nivel celular antes de formarse en tejido y que pueda analizarse como una masa. Esto nos permite saber cómo está la actividad celular en el tumor o en algún órgano específico, desde estadíos más tempranos que otros métodos", aseveró Segura.
De acuerdo con los especialistas, el paciente solo estaría en este edificio de 45 a 50 minutos y podría irse para su casa.
Este inmueble es financiado por el Banco Mundial bajo la modalidad “llave en mano” (incluye no solo la construcción, mas no el menaje) con una inversión de $10 millones (más de ¢600 millones). La construcción ya comenzó y se espera esté construido a finales de este 2019. El equipamiento con PET/CT correrá por cuenta de la UCR.
“Es muy importante tener al ciclotrón en el mismo edificio del PET/CT, la mayoría de los radioisótopos que se utilizan en esta tecnología son de baja vida media, no puede perderse tiempo transportádolos. Por ejemplo, el del flúor es de 110 minutos, es el tiempo que tenemos para elaborar el radiofármaco y que este actúe en el paciente. Hay unos que tienen todavía una menor vida, el oxígeno 15 la tiene de 50 segundos, tenemos que actuar rápido”, especificó Elián Conejo, doctor en Física y director del Cicanum.
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Rigurosidad en protocolos de seguridad
De acuerdo con los especialistas consultados, las personas que reciban este tipo de análisis pueden estar tranquilas de que tienen un producto seguro sin mayores efectos secundarios y que les permite irse a casa apenas termine el examen.
“El edificio tiene todas las medidas de seguridad y fue revisado por cuatro grandes actores: la UCR, la CCSS, el Ministerio de Salud, y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Tenemos medidas de seguridad y buenas prácticas”, subrayó García.
Y agregó: “el ciclotrón es como una licuadora. Una vez que usted lo apaga hasta ahí llegó todo. Como hemos dicho, los radiofármacos son de una vida muy corta, ya después de 10 semiperiodos son inocuos. Es decir, si el flúor 18 tiene una vida media de 110 minutos, a los 1.100 minutos, o sea, poco más de 18 horas ya estaría sin acción. Si hay sobrantes, hay todo un protocolo de manejo de sobrantes”.
Conejo agregó: “la tecnología siempre busca disminuir dosis con un mismo resultado. Cada dosis para el paciente está debidamente evaluada y ha demostrado ser segura”.
¿Cuándo comenzará a trabajar este proyecto? Los entrevistados indicaron que se prevé que el edificio esté listo a finales de año. Luego de esto no quiere decir que los pacientes puedan ir ya en enero, pues hay seis meses de un procedimiento de aceptación, en donde se prueban todos los equipos uno por uno.
“Este proyecto comprenderá todo el quehacer universitario: habrá docencia, porque será un centro de formación país y regional en medicina nuclear, imagenología y farmacia nuclear, también hay un muchísimas posibilidades para hacer investigación, y en acción social se hará un impacto para muchísimos pacientes de la CCSS”, dijo García.
Segura concluyó: “y será algo transdisciplinar, no solo la parte física del paciente, es algo biopsicosocial, y por eso hay profesionales en psicología y trabajo social involucrados”.
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