La vacuna contra covid-19 ya llegó a las aulas en el esfuerzo de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) por proteger de la enfermedad a la mayor cantidad posible de población mayor de 5 años, que es la edad a partir de la cual está autorizado aplicar el fármaco.
En las últimas semanas, los equipos vacunadores de todo el país han llegado a 908 escuelas, 102 colegios y decenas de guarderías y centros de cuido. En total, se han administrado en las escuelas 9.662 dosis a niños de 5 a 11 años, según datos proporcionados por la Caja a solicitud de La Nación. A esto se le debe sumar los adolescentes y el personal docente y administrativo que aprovechan las visitas para completar esquemas.
Este servicio no está presente en todos los centros educativos ni se realiza todos los días. Cada área de salud planifica según la disponibilidad de biológicos y las necesidades de la población. Con esa información, los equipos vacunadores establecen contacto con los directores y supervisores de cada circuito educativo.
El siguiente paso es levantar listas con la cantidad de menores que recibirían la inyección para definir cuántos vacunadores llegarán y cuándo. Una vez que se define la fecha, los educadores comunicarán a los padres o encargados de cada menor el día y la hora. Cada centro educativo solicita a las familias el Carné de Desarrollo Integral del Niño y la Niña (el librito azul) donde se registran las vacunas.
Sin embargo, tales coordinaciones no son algo nuevo, pues se han hecho en muchas otras ocasiones para campañas contra el sarampión y el virus del papiloma humano (VPH).
¿Qué sucede si hay padres que se niegan a inocular a los hijos? Leandra Abarca Gómez, coordinadora del servicio ampliado de inmunización de la CCSS, indicó que conforme se aplica la vacuna en cada centro educativo se van identificando estos casos. Al finalizar la jornada se levanta un listado de estos alumnos con los respectivos contactos de sus padres y se traslada dicha información al área rectora del Ministerio de Salud correspondiente.
“Solo se vacuna el estudiante con autorización de su padre y se realiza reporte al Ministerio de Salud de los niños que los padres no aceptaron que se vacunara al menor”, indicó la Región Huetar Atlántica a la consulta hecha por La Nación.
Por disposición de la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología (CNVE), este producto es obligatorio para todos los menores de edad, como lo son todos los biológicos del esquema básico de vacunación.
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Los retos
Las diferentes redes regionales de servicio indican que la coordinación con los coordinadores regionales del Ministerio de Educación Pública (MEP) ha sido de mucha colaboración. Regiones como la Central Norte, Central Sur, Pacífico Central y Huetar Atlántica dicen que no han tenido el menor problema.
No obstante, en algunos lugares sí se han tenido retos.
“Se ha percibido que de los directores a los docentes no ha sido tan efectivo el mensaje. Se han presentado diversas situaciones que han enlentecido el proceso de vacunación, como lo son que al llegar al centro educativo refieren no tener conocimiento del lineamiento, no permiten el ingreso del personal de Salud a las escuelas”, expresó la respuesta de la región Huetar Norte, que comprende los cantones de San Carlos, Los Chiles y Guatuso.
De acuerdo con los funcionarios de la CCSS, en esa zona existen amenazas de padres de familia y movimientos antivacunas que no han dejado proceder con la vacunación de la mejor manera, por lo que se no ha sido efectiva la visita a algunos centros del Ministerio de Educación Pública (MEP).
“La cobertura ha sido baja y se han encontrado muchas diferencias en cuanto a criterios y desconocimiento del proceso de la vacunación en personal de las escuelas”, destacó la respuesta, enviada por correo electrónico.
En la región Chorotega, en Guanacaste, los equipos vacunadores señalan que hay directores que dicen desconocer los lineamientos del MEP para este procedimiento, pero ese no es el único obstáculo.
“Algunos docentes han sido renuentes para colaborar con el equipo vacunador. Aducen que ellos no van a hacerse responsables si les pasa algo a los niños. También ponen como condición que la CCSS redacte alguna petición liberando de responsabilidad a la escuela por posibles inconvenientes con los padres”, indicó la respuesta de esta región.
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También personal educativo
Algunas áreas de salud, como Zapote-Catedral o Tibás-Uruca-Merced también coordinan y llevan vacunas para adultos a esas campañas en escuelas y aprovechan para inocular al personal educativo que tiene pendiente alguna dosis.
Los niños de 5 a 11 años reciben la vacuna de las empresas Pfizer y BionTech, que consta de dos dosis que se administran con 21 días de diferencia. A ellos se les inyecta la tercera parte del líquido que a adolescentes y a adultos.
Hasta el 4 de abril, se habían aplicado en total 509.468 dosis pediátricas; 312.110 niños tienen al menos una dosis, para un 59,4% de la población en esta edad. De ellos, 197.358, que representa el 37,6% del total de la población en este rango de edad, ya tienen su esquema completo.
Por su parte, en los adolescentes el esquema consta de tres dosis las dos primeras se colocan con tres semanas de diferencia, y la tercera es un refuerzo que se administra cuatro meses después de la segunda.
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