El 2023 cierra como el año con más casos de dengue desde 2013 y el quinto en la historia de la enfermedad en Costa Rica, con 24.914 casos a la semana 47 del año (que finalizó el 25 de noviembre). Sin embargo, a pesar de la alta incidencia, no existe una campaña de vacunación contra este mal.
En el 2016 hubo una vacuna que se comercializó en las farmacias privadas. Se trató de la Dengvaxia, de la casa farmacéutica Sanofi Pasteur, empresa que luego retiró su registro, como confirmó el Ministerio de Salud a La Nación.
¿A qué se debe? ¿Habrá una vacuna contra esta enfermedad en el futuro? ¿A quiénes se vacunaría? La Nación conversó con la viróloga Eugenia Corrales Aguilar, quien lleva décadas estudiando el virus del dengue, y con la epidemióloga Catalina Ramírez Hernández, coordinadora de enfermedades transmisibles y vectoriales de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
La historia de esta vacuna es compleja y su proceso ha sido muy distinto al de otros fármacos de este tipo.
“Se esperaría que tantos años después uno ya tuviera una intervención vacunal para hacerle frente a la enfermedad y por lo menos bajar la carga de complicaciones y de hospitalizaciones, pero esto no es tan fácil”, destacó Ramírez.
Uno de los factores que complica este caso es que el virus del dengue tiene cuatro serotipos diferenciados y una vacuna ideal debería proteger contra todos.
Según Ramírez, lo que se ha visto hasta el momento es que la protección contra hospitalización no se da por un tiempo prolongado ni de manera uniforme para todos los grupos de la población. Esta protección se ha visto que podría durar de dos a tres años.
Las nuevas vacunas
En agosto pasado, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) aprobó la vacuna Qdenga, de la farmacéutica japonesa Takeda. En octubre pasado, este producto recibió el aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La OMS indicó que el producto debe usarse en “niños de 6 a 16 años que viven en zonas donde esta enfermedad constituye un importante problema de salud pública”.
Esta vacuna consiste de dos dosis que se inyectan con tres meses de diferencia. Utiliza virus atenuados de los cuatro serotipos del dengue. Se basa en el serotipo 2, que se considera “la columna genética de los cuatro virus”, indicó la farmacéutica.
El prospecto del fármaco indica que el principal mecanismo de acción de Qdenga es replicarse localmente y provocar anticuerpos neutralizantes para conferir protección contra la enfermedad, causada por cualquiera de los cuatro serotipos del virus del dengue.
Según el ensayo clínico, la eficacia contra hospitalización está en un 90,4% y la eficacia contra la infección oscila entre un 48,9% y un 95,01%, dependiendo del serotipo. Un año después de la segunda dosis, las infecciones se redujeron en un 80% entre los vacunados.
“Esta vacuna sí tuvo un control a largo plazo, lo que se había recomendado a Sanofi anteriormente”, afirmó Corrales.
En Costa Rica todavía no se encuentra registrada esta vacuna, como si ocurre en otros países de la región, como Argentina. Este tipo de vacunas podría ser que no se den para toda la población, coincidieron Ramírez y Corrales, sino más bien para quienes se encuentren en mayor exposición al virus.
La farmacéutica MSD, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) y el Instituto Butantan de Brasil tienen una vacuna en desarrollo desde el 2018 que ya alcanzó la fase III, que es la última, cuando se prueba la eficacia y la seguridad.
Esta vacuna comenzó a gestarse mediante una alianza; también es de virus atenuados. En sus ensayos clínicos mostró una eficacia del 79%. La ventaja que presentaría esta vacuna es que es de una sola dosis.
¿Qué pasó con Dengvaxia?
De acuerdo con Corrales, desde que la compañía farmacéutica sacó la vacuna, varios especialistas en flavivirus (familia a la cual pertenece el dengue) habían advertido que esta no tendría los resultados esperados.
Uno de los problemas es que el seguimiento de las personas que participaron en el ensayo clínico fue de un año después de ser inoculados. La inmunología del dengue (como el virus actúa con nuestro sistema inmunitario) es diferente de otros virus, como los respiratorios. En el caso del dengue es más duradero, al año todavía se tiene una activación y no se sabe cómo reaccionará el cuerpo. Para esta enfermedad en específico, Corrales asegura que lo ideal era haber esperado de dos a tres años antes de licenciarla y comercializarla.
A un plazo más largo, la vacuna más bien aumentó el riesgo de las personas de tener un dengue grave. En Filipinas se dieron casos de niños muertos por la vacuna. El médico internista Antonio Dans y la pediatra Leonila Dans, ambos filipinos, explicaron a la revista Scientific American que este producto mimetiza un encuentro previo con el dengue, y esto podría llevar al cuerpo del paciente a responder de forma agresiva a una infección, que el cuerpo interpretaría como una segunda. Una segunda infección de dengue puede ser más agresiva que la primera porque es una inmunopatología. En otras palabras, el sistema inmunitario lleva a las complicaciones.
Posteriormente, el laboratorio presentó una actualización en su prospecto que incluye una advertencia para aquellas personas que no hayan padecido la enfermedad.
En este momento, los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan esta vacuna únicamente para niños de 9 a 16 años que ya hubieran tenido al menos una infección confirmada de dengue.
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