Personas sin factores de riesgo que se acercan a preguntar al final del día si hay vacunas contra covid-19 disponibles para ellos, en sitios donde solo se aplica el producto de la empresa AstraZeneca, se han llevado un “no sobran dosis” por respuesta.
Esto es así porque este fármaco no requiere que el vial (”frasquito” donde vienen las dosis) se aplique en su totalidad en cuestión de horas, una vez abierto, a diferencia del desarrollado por la farmacéutica Pfizer.
Es decir, si al final del día no se colocaron las diez dosis del vial, este puede refrigerarse con las que sobren. Se guardan para aplicarse al día siguiente.
El frasco puede permanecer en condiciones de refrigeración durante 48 horas después de abierto, siempre y cuando no haya permanecido más de seis horas a temperatura ambiente.
Esto permite a los centros de vacunación hacer un mejor inventario y rendir los insumos.
En el Manual de Procedimientos para la ejecución de vacunación contra COVID-19 en los establecimientos de salud de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) se establece que, en el caso del biológico de AstraZeneca “el vial puede volverse a guardar en las refrigeradoras habituales del Programa de Vacunación (2 °C a 8 °C), pero el tiempo de almacenaje acumulativo a temperatura ambiente no debe superar seis horas”.
En cambio, con el fármaco de las empresas Pfizer y BioNTech, el documento establece que las seis dosis del vial deben aplicarse en las seis horas posteriores a la preparación. Si sobra contenido del vial, transcurrido este tiempo debe desecharse.
Tipo de vacuna es clave
¿A qué se deben diferencias tan grandes en productos que tienen un mismo fin? La Nación consultó con el farmacéutico Ángel Sandoval, vocero del Colegio de Farmacéuticos.
El especialista indica que la razón está en las diferencias de tecnología con la que se diseñó cada biológico.
“Le da las mismas instrucciones al cuerpo, pero lo hace con un vestido diferente”, resumió.
Y ese vestido tiene formas de preservación muy distintas.
El de AstraZeneca y la Universidad de Oxford tiene una ventaja muy grande. Esta vacuna funciona con una tecnología llamada adenovirus no replicante. Utiliza un virus que no puede crearle daño al ser humano (en este caso, uno que afecta a los chimpancés) y sobre este vehículo “monta” la proteína espiga o espícula del virus para que el cuerpo cree sus defensas.
La resistencia en el uso es diferente, es mayor y permite volverse a guardar.
“Usada y abierta la de AstraZeneca se mantiene a temperatura ambiente mientras se coloca. En el caso de la de Pfizer no se recomienda la temperatura ambiente. Con Pfizer se abre una dosis, y el resto se guarda en los termos o refrigeradoras mientras se aplican”.
Sandoval indica que, hasta el momento, la práctica les ha demostrado que nunca se dura ni siquiera dos horas en que las dosis lleguen a los brazos de las personas.
“Los equipos de vacunación sacan por hora a 15 personas, 10 personas... entonces difícilmente los viales pasan mayor tiempo a temperatura ambiente”, expresó.
Para el farmacéutico, eso le permite al equipo vacunador enfocarse más en esa población de riesgo que tiene más vulnerabilidades.
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La diferencia con Pfizer y su tecnología
En el caso de la vacuna de Pfizer y BioNTech, la tecnología que utilizan, llamada ARN mensajero (o ARNm), consiste en una molécula que, para que esta subsista, debe estar envuelta en una capa de un tipo de grasa llamada nanofosfolípidos.
“Estos lípidos son mucho más sensibles a la temperatura. Al llegar a temperatura ambiente ellos soportan seis horas, pero no pueden volverse a congelar, después de esas seis horas hay una pérdida de garantía de esa cubierta que protege al ARNm”, manifestó Sandoval.
Margaret Liu, líder de la Asociación Internacional de Vacunas, explicó al medio NPR: “Piensen que el ARNm es una barra de chocolate que se derrite muy fácilmente. Esto pasa con los M&Ms (o “botonetas”), pero los fabricantes les ponen una cobertura de azúcar para que no se derritan antes de que nos lo comamos.
“Con la vacuna, se le ponen nanopartículas (partículas diminutas) que actúan como esa cobertura de azúcar para evitar que el ARNm se derrita, pero para eso necesitan temperaturas muy, muy bajas”, agregó.
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Las excepciones
Sandoval afirma que las instrucciones de utilizar vacunas sobrantes en personas sin factores de riesgo (pertenecientes al llamado “Grupo 5″) se dan principalmente en el caso del producto de Pfizer, cuya vida útil es mucho más corta y sí podría perderse si hay quienes falten a su cita.
No obstante, sí hay una situación bajo la cual el inyectable de AstraZeneca pueda llegar a quienes no tienen factores de riesgo.
“Imaginemos un día viernes en el que no haya campaña de vacunación el fin de semana. Ahí sí, lo que les sobra lo tendrían que aplicar. Si no hay trabajo programado para sábado y domingo, se van a cumplir las 48 horas y por eso deben vacunar a quien esté disponible”, aclaró.
El farmacéutico consideró que, muy probablemente, esta situación que resulta angustiante para personas sin factores de riesgo, cambie en julio, cuando ya haya envíos más grandes de dosis y tengan más existencias disponibles para comenzar a abrir de forma más libre (aunque siempre controlada) al Grupo 5.
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