Si debe escogerse entre proteger contra el sarampión con la vacuna inyectada o su versión inhalada, es preferible que los bebés aguanten un pinchazo que, aunque doloroso, puede resultar más seguro y eficaz.
Expertos en vacunas estadounidenses, financiados por la fundación de Bill y Melinda Gates, reclutaron a 2.000 bebés de entre nueve y 12 meses y les dieron una dosis de la vacuna: a la mitad se le dio la versión inyectada, y a la otra mitad la versión inhalada.
Luego de darles seguimiento durante cinco años se vio que ninguno de los niños enfermó, pero la cantidad de anticuerpos que tenían los niños que recibieron la vacuna inyectada era mucho mayor, con lo que el riesgo de la enfermedad disminuía aún más.
Según el documento, publicado en la revista New England Journal of Medicine , ninguno de los dos grupos de menores presentó efectos secundarios graves, pues solo se habló de dolor al momento de la inyección, ardor o picazón en el sitio de la inyección y fiebres leves.
“La vacuna en aerosol es bastante efectiva, si se compara con no recibir nada, aplicarla va a dar resultados grandiosos”, expresó, en un comunicado de prensa, Lorry Rubin, uno de los autores de la investigación.
“Sin embargo, la vacuna inyectada parece funcionar claramente mejor, al menos en la dosis para lactantes y bebés que comienzan a caminar”, advirtió.
El sarampión es una enfermedad contagiosa, causada por virus. Se propaga por contacto con gotitas provenientes de la nariz, boca o garganta de una persona infectada. Los estornudos y la tos lanzan esas gotitas al aire.
Los síntomas, por lo general, comienzan de 8 a 12 días tras la exposición al virus (periodo de incubación), pero las personas pueden contagiar a otras desde el primer momento en que se exponen. Estos síntomas incluyen erupciones en la piel que causan comezón, tos, fiebre, dolor muscular, conjuntivitis y dolor de garganta.
La enfermedad suele ser leve o moderadamente grave; las hospitalizaciones alcanzan entre 20% y 25% de los casos. La mortalidad es del 0,2%, casi siempre en menores de cinco años.
En contexto. Este estudio surge en medio de un brote de sarampión en California que comenzó en enero pasado y concluyó el viernes anterior.
A finales de enero, el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) registró un brote de sarampión relacionado con una persona infectada que llegó al parque Disneylandia.
Hasta el 10 de abril, 159 personas se contagiaron de sarampión en 2015. En 2014, hubo un número récord de 668 casos en 27 estados. En el 82% de los casos, las personas no estaban vacunadas.
En California, en los últimos siete años, la cantidad de padres que se oponen a que les pongan vacunas a sus hijos subió de 3,1% a 8%. Arguyen motivos que van desde desconfianza en las farmacéuticas hasta la creencia de que ciertas vacunas causan autismo.
Esta reticencia a la vacunación aumenta el riesgo de contraer la enfermedad.
En Costa Rica, el impacto del movimiento antivacunas no es fuerte. El sarampión está erradicado desde el último caso autóctono que se presentó en 1999. En 2014 se vio un caso “importado” (la persona se infectó en otro país), por lo que no se cuenta dentro de las estadísticas del virus.
Los investigadores coinciden en que la única forma de prevención es la vacuna, de preferencia, la inyectada.