Una de las principales preocupaciones desde que surgió la variante ómicron del SARS-CoV-2, virus causante de la covid-19, es si las vacunas actuales seguirán siendo efectivas para prevenir la enfermedad, así como para impactar en la transmisión, y evitar hospitalizaciones y muertes. Los primeros estudios genéticos indicaban la presencia de mutaciones relacionadas con un “escape” de los anticuerpos generados por la vacunación y esto despertó inquietud.
A esa inquietud inicial, se le suman datos preliminares de los análisis realizados en diferentes países para comparar la efectividad de las distintas vacunas contra esta variante en específico. Las primeras noticias dan indicios de una respuesta no tan eficiente como quisiéramos, pero esto no quiere decir que las vacunas no funcionen del todo. Especialistas consultados por La Nación indican que ahora más que nunca es cuando debemos poner el ojo para iniciar y completar los esquemas pendientes y para que quienes tienen derecho a refuerzos los obtengan.
“Las vacunas siguen siendo efectivas para reducir hospitalización y muerte. Siguen siendo un arma que funciona y protege en caso de entrar en contacto con el virus”, manifestó la infectóloga, exministra de salud y especialista en vacunas María Luisa Ávila.
También el bioquímico argentino Rodrigo Quiroga advierte que aunque ómicron tiene mayor capacidad de infectar a personas vacunadas que las variantes anteriores, se sigue estando mucho más protegido con vacuna que sin ella.
“Realmente, si vemos las mutaciones de ómicron, aunque hay muchas, nada indica que la habilidad de las vacunas de luchar este combate se afectará en gran medida”, dijo por su parte Marc Mendelson, jefe de Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Ciudad del Cabo, en entrevista con Bloomberg.
Igualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) compiló los más recientes datos en la actualización de información divulgada este sábado. Allí, se exploran los diferentes impactos de las distintas vacunas en el control de la pandemia. Para entender el alcance es bueno distinguir los niveles de protección que puede conferir la inoculación en términos de salud pública.
- Transmisión de la enfermedad. ¿Ayuda a frenarla o a hacerla más lenta?
- Infección. ¿Hasta qué punto hace más difícil que una persona con esquema completo (tanto con como sin refuerzos) se contagie y que contagie a otra persona.
- Desarrollo de síntomas. ¿Es asintomático? ¿Cuán leves son los síntomas?
- Complicaciones que le hagan acudir a un centro de salud o a requerir internamiento.
- Riesgo de fallecimiento.
Estas investigaciones, desarrolladas principalmente en Reino Unido y Sudáfrica tomaron en cuenta productos como los ya utilizados en Costa Rica (Pfizer y AstraZeneca). Hay otros estudios en curso para otros fármacos desarrollados por otras compañías como Sinovac, Sinopharm, Cansino, Johnson & Johnson, el Instituto Gamaleya en Rusia, y universidades cubanas.
Estos datos aún son preliminares y no han sido revisados por pares ni publicados en una revista científica. La revisión por pares es una parte vital del método científico en la cual un estudio es sometido a un grupo de expertos en la materia para que garanticen su veracidad, confiabilidad, integridad y consistencia.
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Los estudios
El primer reporte fue liderado por el Departamento de Salud de Londres, Inglaterra. Se basó en 581 casos sintomáticos de ómicron, 56.439 de delta y 130.867 que dieron negativo a la prueba. Este último grupo se utilizó como control. Según este análisis, quienes recibieron el fármaco elaborado por Pfizer y BioNTech, tuvieron una efectividad contra ómicron del 88% nueve semanas después de la segunda dosis, la cual caía al 34% después de 25 semanas, si se compara con delta, la efectividad a 25 semanas era del 63,5%.
En el caso de AstraZeneca no se observa protección contra el desarrollo de síntomas por ómicron 15 semanas después de la segunda dosis. No obstante, los científicos hacen la salvedad de que estos resultados se basan en un número muy pequeño de personas y que tenían más comorbilidades que quienes recibieron el biológico de Pfizer.Además, la protección seguía siendo mucho mayor a la vista con quienes no estaban del todo inoculados.
Recibir un refuerzo de Pfizer aumentó la efectividad en un 75,5% a quienes recibieron su esquema inicial con esa misma vacuna y en un 71,4% en quienes tuvieron su esquema completo con AstraZeneca.
Estos datos se consideran preliminares, pero se les da seguimiento para ampliar la información a futuro. De momento permanecen en el portal de publicaciones preimpresas (o preprints) medRxiv.
Esa misma plataforma tiene otro metaanálisis (análisis de varios estudios) en el que se estima que la acción del esquema completo de Pfizer protegían en un 40% de la enfermedad y en un 80% contra síntomas severos. Un refuerzo incrementó la protección a 86,2% contra síntomas y en 98,2% para severidad.
Otro análisis del Imperial College de Londres, divulgado el 16 de diciembre, comparó el riesgo relativo de desarrollar síntomas de ómicron en comparación con riesgo de desarrollar síntomas con delta en quienes habían recibido esquemas completos con Pfizer o con AstraZeneca, tanto quienes habían sido reforzados como quienes no.
Los resultados contra desarrollar síntomas con ómicron van de 0% a 20% con el esquema completo y entre un 55% y un 80% con un refuerzo. Los autores hacen la salvedad que estas son proyecciones de un modelo matemático y no se basan en casos de la vida real.
En Sudáfrica, la compañía Discovery difundió datos en un comunicado de prensa (todavía no disponibles en sitios de publicaciones preimpresas) en el cual indicó que la efectividad de la vacuna de Pfizer y BioNTech era de un 33% contra infección y de un 70% contra hospitalización, pero no se detallan mayores datos ni metodología.
Decenas de equipos de científicos en todo el mundo estudian de cerca cuáles pueden ser los impactos a más largo plazo de ómicron sobre las vacunas actuales.
A estos datos se le unen los dados por los laboratorios farmacéuticos. Este lunes, Moderna indicó a la prensa que un refuerzo de 50 microgramos aumentaba la protección 37 veces y uno de 100 microgramos la aumentaba 80 veces. Anteriormente, Pfizer había indicado que una tercera dosis aumentaba la protección contra la variante ómicron 25 veces.
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Cautela a la espera de nuevos datos
Maria Luisa Ávila advierte que, aunque se demuestre que ómicron tiene síntomas más leves y se demuestra menos letal, bien podría traducirse en más muertes si resulta ser más transmisible que las variantes anteriores.
“Una tasa tan alta de ataque podría traducirse en lo que el investigador Tomás Pueyo llamó ‘la paradoja del virus maldito’, donde el virus se va adaptando y se vuelve menos letal, pero al ser tan transmisible y se reproducen los casos tan rápido puede matar a más personas. Aquí lo que se trata es de que los números de muertos no aumenten”, explicó.
De momento, lo que se sabe de ómicron, dice Ávila, es que tiene mucha replicación en vías aéreas superiores y por eso produce mucha mucosidad. La rinorrea o “moquera” es de lo que más se reporta. Pero también, los adultos mayores y las personas más vulnerables pueden complicarse.
A esto se le debe agregar que las vacunas no son perfectas.
“Hay que vacunarse, y la gente con tres dosis a su tiempo va a estar protegida. Pero la vacuna es una herramienta más. La gente sigue creyendo que una vacuna es la que la va a proteger 100% y eso nunca ha sido cierto, la vacuna es de las más efectivas, pero no nos evita enfermarnos, la vacuna siempre prometió evitar enfermedad grave y por ende, muerte, nunca prometió no infectar”, recalcó.
El no infectarse del todo es conocido como inmunidad esterilizante. El tipo de anticuerpos que produce el virus y en el que se basan las vacunas no logran esterilizar para que la persona no porte del todo.
“Además, este es un virus que muta muy rápido, como la influenza, que requiere cambios frecuentes de vacunas, eso no pasa con el sarampión, así no más no muta”, explicó.
Según la exministra, las personas comparan la vacunación contra covid con la de sarampión, pero olvidan que constantemente se hacen campañas de refuerzo para apoyar lo generado con las primeras dosis. Tampoco ha sido necesario cambiar la vacuna porque el virus no ha cambiado tanto.
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¿Qué hacer?
Vacúnese si no lo ha hecho, y colóquese un refuerzo apenas tenga acceso a este. Esto no evitará que usted enferme si se expone a ómicron, tampoco prevendrá del todo las complicaciones, pero sí minimizará su riesgo.
Las vacunas siguen siendo parte trascendental en la lucha contra la pandemia, pero nunca han sido la única solución. Estas son parte de un engranaje mucho más complejo.
Prefiera sitios abiertos y bien ventilados. Abra puertas y ventanas. Evite en la medida de lo posible espacios pequeños, cerrados y con poca ventilación, si no puede evitarlos y debe estar con más personas, permanezca el menor tiempo posible ahí.
Use la mascarilla, especialmente en sitios cerrados y donde no sea posible guardar la distancia. Asegúrese de que está bien colocada, que cubra nariz, boca y mentón. Que no deje espacios ni se mueva libremente.
Lávese las manos rigurosamente y séquese bien. El alcohol en gel es un plan B para cuando no hay agua y jabón disponibles.
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