“Vapear es más saludable y seguro que fumar” es una frase que lleva años en boca de quienes defienden el uso de vapeadores. ¿Cuán cierto es eso? ¿Que una práctica sea más peligrosa que otra significa que la primera deja de ser riesgosa?
Estas preguntas ya han sido respondidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), la Asociación Estadounidense del Corazón, la Asociación Mundial de Enfermedades Respiratorias y diferentes especialistas. Sin embargo, en Costa Rica el tema cobra importancia de nuevo luego de la detección aquí del primer caso de enfermedad pulmonar asociada al vapeo (Evali, por su siglas en inglés).
Los vapeadores, también llamados cigarrillos electrónicos o dispositivos electrónicos de difusión de nicotina, son sistemas que calientan un líquido y lo transforman en aerosoles que son inhalados por el usuario. De acuerdo con la OMS, estos no contienen tabaco, pero pueden tener o nicotina; típicamente contienen aditivos y otros químicos para darles aroma y sabor y estos podrían ser tóxicos.
En Costa Rica, la Encuesta Global de Tabaquismo en Adultos (GATS, por sus siglas en inglés), presentada este 9 de noviembre, señala que la cantidad de personas que admitieron vapear subió de un 1,3% 2015 a un 1,6%, en 2022, aunque solo toma en cuenta a mayores de 15 años. De ahí que no toma en cuenta personas más jóvenes que estarían consumiendo.
Estos productos se comercializaron en un inicio como dispositivos que los fumadores podían utilizar para dejar el tabaco. No obstante, su publicidad también fue hacia un grupo muy específico que se convirtió en uno de sus principales compradores: adolescentes y adultos jóvenes que nunca antes fumaron cigarrillos.
Para el salubrista público Jean Carlo Córdoba Navarrete, quien ha investigado el tema de los vapeadores y el Evali, en esta premisa hay dos problemas: el primero es que todavía no se ha demostrado con evidencia científica fehaciente que los vapeadores sean eficaces como sustituto del tabaco (aunque algunos reportes anecdóticos sí ven alguna mejoría).
La OMS también menciona eso en sus documentos, y dice que la evidencia del uso del vapeador como herramienta para dejar de fumar no es concluyente y no es clara, por lo que no la recomiendan para dejar de fumar. En este sentido, aconseja participar en los programas que tienen los centros de salud para abandonar el fumado.
El segundo problema, apuntó Córdoba, tiene que ver con las características de los adolescentes y adultos jóvenes. En estas edades el cerebro no ha terminado de desarrollarse y esto los hace más propensos a la adicción a la nicotina u otra sustancia contenida en los vapeadores que pueda generarles placer. Además, el desarrollo de sus vías respiratorias no es igual al de un adulto, por lo que los daños en jóvenes pueden ser mayores.
¿Hay más riesgo en el fumado?
Para la OMS, responder a la pregunta de si vapear es más seguro que fumar no es fácil, porque depende de muchas cosas. Sin embargo, sus documentos de primera entrada desaconsejan vapear, porque lo consideran riesgoso para la salud.
“El nivel de riesgo depende de varios factores, algunos asociados al dispositivo en específico y otros a cada usuario individual. Dentro de estos factores están el tipo de producto y sus características, cómo se manufacturó y la manipulación que se le dio en la cadena de suministro, cómo se usa, cada cuánto, y el estado de salud de la persona”, cita el documento de la OMS.
La Organización señala que no todo riesgo tiene que ver con la toxicidad del producto, sino también con su capacidad de generar adicción. Y en los vapeadores esta es muy alta en los adolescentes.
Para la FDA y el CDC la respuesta es más directa. Ambas organizaciones enfatizan que sí es cierto que el tabaco tiene más de 7.000 sustancias químicas, de las cuales 70 están relacionadas con cáncer. Los vapeadores, en cambio, no tienen un número tan alto, pero advierten que de todas formas son productos perjudiciales para la salud.
“Si bien el aerosol de cigarrillos electrónicos generalmente contiene niveles más bajos de sustancias químicas nocivas que el humo del cigarrillo, ningún producto de tabaco o vapeador es seguro”, afirma la agencia reguladora en su sitio web.
El CDC también enfatiza en que el aerosol del cigarrillo electrónico no es inofensivo, ya que puede contener sustancias dañinas y otras potencialmente dañinas, como la nicotina, plomo, compuestos orgánicos volátiles y agentes cancerígenos.
En 2018, una revisión de 29 estudios científicos, publicada en la revista Current Drug Safety, halló que en los vapeadores hay 22 sustancias tóxicas además de la nicotina.
Se suma el hecho de que los vapores de los vapeadores también tienen su forma de fumado pasivo, por lo que personas que están a su alrededor también podrían verse afectadas.
Staton Glantz, investigador en temas de vapeo, dijo en una entrevista para un documental del servicio de streaming Netflix que quienes describen al vapeo como algo más seguro que el fumado realmente lo que hacen es decir que en lugar de caerse del piso 50 se caerán del piso 20, desde el cual también habrá muchos daños.
Más informaciones relacionadas con el vapeo
¿Qué se sabe –y qué no– de la grave enfermedad pulmonar relacionada con el vapeo?
Vapeadores: Lobos con piel de oveja circulan con escasas regulaciones en Costa Rica
La cortina de humo del vapeo
No más vapeadores ni cigarros electrónicos en sitios públicos
Vapear: una nueva moda en Costa Rica con muchas preguntas sin contestar
14 diputados consultan impuesto a vapeadores en Sala IV
Un lobo disfrazado con piel de oveja