Las adicciones, ya sea a sustancias, al uso de Internet, al teléfono o a personas, son de los objetos de estudio más complejos para la ciencia. ¿Cuál rol desempeña la genética en esta situación? Ese es uno de los campos de investigación del especialista en psiquiatría genética Victor Reus, del Centro de Neurobiología de la Universidad de Califor-nia, en San Francisco, quien participó del simposio Psiquiatría Genética, 25 años de historia , que se celebró en este fin de semana en la Universidad de Costa Rica.
¿Son los genes los que interfieren en las conductas adictivas, o es la conducta adictiva la que va modelando los genes?
Sustancias como el alcohol, el tabaco, la marihuana, la cocaína o los opioides son los principales causantes de adicción; si se usan de manera regular, cambian la estructura del cerebro. Sin importar de cuál sustancia hablemos, la misma zona del cerebro reacciona. Se activan así los centros de recompensa y se favorece la segregación de sustancias, como la dopamina, relacionada con el placer y la recompensa.
¿Por qué unas personas que prueban el licor o el cigarrillo generan dependencia, por qué otras pueden hacerlo de vez en cuándo, y por qué hay personas a las que no les gusta y no vuelven a probarlo? Los genes juegan un rol en la adicción, pero hay más jugadores. Lo que una persona tiene en su entorno y lo que vive, ayuda a determinar esto en gran medida.
”Muchas personas comienzan las dependencias a sustancias en la adolescencia, una época en la que el cerebro no ha terminado de formarse”.
¿Cuál es el rol de los genes?
Sabemos que hay muchas familias donde la adicción a determinada sustancia se “hereda”. Hay de 50 % a 60 % de herencia en la dependencia de las sustancias, pero ¿se debe a la genética o a que lo aprendieron? Usted puede sufrir riesgos genéticos, pero no son lo único. Los genes nunca serán el 100%.
Por ejemplo, si usted tiene padres que no le permiten fumar ni tomar licor en la adolescencia, o si, por voluntad propia, usted no lo hace, ya será muy difícil generar esa dependencia. Por el contrario, si se trata de un niño con poca protección de los padres y que sufre conflictos, pues resulta más fácil que se vaya a generar esa dependencia”.
¿Cuáles genes ya han podido relacionarse?
Con la nicotina ya tenemos clara la participación de genes-clave que podrían determinar cuán intensa puede ser la dependencia o cuántos cigarrillos podrían fumarse. Son genes relacionados con los receptores de nicotina.
”Sin embargo, están los ‘genes olvidados’; es decir, hay muchos genes que tienen influencia menor y que, por separado, no determinan una adicción, pero juntos sí pueden hacerlo.
”La mayor parte de los genes no actúa solo: lo hace en conjunto. En el caso del alcohol, los resultados no han sido tan alentadores. Lo que sí hemos visto es que en Asia hay poblaciones con genes específicos. A ellas, cualquier bebida alcohólica les causa efectos muy rápidos y con mucha fuerza. Esto las lleva a tener una sensación muy desagradable. Como resultado, son muy bajos los niveles de adicción en tales poblaciones pues el alcohol no les genera placer ni recompensa”.
¿Qué sucede con otros factores que también causan conductas adictivas, como Internet, celulares o relaciones de pareja?
En esos aspectos es poco lo que se han investigado. Lo que sí se sabe es que el cerebro actúa de la misma forma y son las mismas zonas las que se activan.
¿Hay personas que pueden tener alguna especie de tipo de riesgo de conductas adictivas?
Algo que hemos notado en las investigaciones es que las personas que sufren trastorno bipolar, son más proclives a estas conductas. El 75 % de las personas con este trastorno también tiene conductas adictivas.
”¿A qué se debe? Hay genes que pueden ser comunes a ambas situaciones: todavía no sabemos exactamente cuáles, pero tenemos ‘genes candidatos’. Por otro lado, son personas que tienden a la automedicación, y esto puede influir. Los síntomas del trastorno también podrían influir. En la fase maníaca, las personas tienden a buscar más experiencias sin pensar en los riesgos”.