El levantamiento de medidas comienza a verse en diferentes países, pero no siempre con los mejores resultados.
En Wuhan, China, tras levantarse las medidas surgieron más casos casos. Singapur se encontró con un enemigo con el que no contaba: un brote en los dormitorios donde viven trabajadores extranjeros. Estos lugares consisten de cuartos con camarotes en donde duermen varias personas. En un virus de contagio tan rápido y eficiente, este miércoles, las autoridades de salud dieron cuenta de 967 casos en estas condiciones, la mayoría leves, pero este tipo de brotes grandes en conglomerados representan un riesgo y un desafío para cualquier sistema de salud y cambia el concepto de cómo volver a la normalidad de la mejor forma.
Por eso, tratar de volver a una vida lo más similar posible a la vista antes de la pandemia sin provocar nuevos contagios, es un balance difícil de alcanzar.
“En una mano tenemos la ciencia y la evidencia; en la otra, la realidad y lo que sucede en la práctica, las consecuencias que se viven en las vidas diarias de la población. No hay forma de tener cero riesgo, pero sí debemos aprender a balancear ese riesgo para que sea el menor posible”, explicó Michael Ryan, coordinador de Atención de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), este miércoles durante su conferencia de prensa diaria.
Costa Rica estudia cómo lograr ese balance para evitar los resurgimientos abruptos. En conferencia de prensa también este miércoles, el ministro de Salud, Daniel Salas, indicó que es algo que los jerarcas y especialistas costarricenses analizan todos los días.
“Vamos caminando por un piso de cáscaras de huevo, muy frágil, porque la mayoría de la población, por el corto tiempo de la presencia del virus en Costa Rica, no se ha visto expuesta. Entonces podemos tener un aumento de casos porque la mayoría no se ha infectado y puede haber nuevas cadenas de transmisión. Por eso debemos seguir cumpliendo las medidas, aunque se convierta en un asunto tedioso, y mentalizarnos a que falta bastante y que debemos acostumbrarnos a una dinámica de funcionamiento social y adecuación, donde todos debemos entrar a jugar en esa dinámica”, acotó.
Esta es una de las mayores preocupaciones de la OMS.
“Algunos países que habían experimentado bajas están volviendo a registrar picos de casos. No podemos equivocarnos: este virus estará con nosotros por mucho tiempo aún”, enfatizó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización.
María Van Kerkhove, líder técnica de ese organismo en temas de covid-19 complementó: “si estamos viendo el resurgimiento de casos es porque todavía hay mucha población susceptible de enfermar”.
Seis reglas para una nueva normalidad
“El salir de las cuarentenas no implica que podamos vivir como antes, será una nueva normalidad”. Esa frase la repiten constantemente autoridades de salud, epidiemiólogos y científicos, pero no es tan sencilla de hacérsela ver a las poblaciones.
La OMS indica que deben darse seis condiciones para que este regreso a la normalidad sea posible, y que, al cumplirse estas seis, el levantamiento de las medidas debe ser gradual y debe monitorearse cómo se comporta la enfermedad en la población para ver qué ajustes realizar.
1. Se debe tener controlada la transmisión del virus. La transmisión comunitaria no debe estar a niveles activos, y, si se tienen conglomerados o clusters de casos, estos deben en estar en aislamiento, para asegurarse de que no tengan la posibilidad de transmitirlo fuera de su hogar.
“Deben conocer cómo es el virus que está en su país, cómo se transmite y cómo se está comportando; si está controlado y cómo llevarle el paso”, especificó este miércoles Van Kerhove.
2. El sistema de salud y las autoridades de salud pública deben tener capacidades para identificar, aislar, hacer pruebas, trazar los contactos y ponerlos en cuarentena.
“Para ser claros, la recomendación de la OMS es encontrar y hacerle la prueba a cada uno de los individuos sospechosos, no a todas las personas de la población”, enfatizó Adhanom Ghebreyesus.
3- Que los riesgos de brotes se minimicen en sitios de alta vulnerabilidad. Estos incluyen hogares de ancianos, hospitales psiquiátricos y clínicas de salud mental y los sitios de residencia más populosos.
4- Que se establezcan medidas preventivas en todos los sitios de trabajo. Distancia física, no solo entre los escritorios o puestos de trabajo, sino también en la forma en la que los compañeros de trabajo conviven e interactúan. Los centros de trabajo también deben tener facilidades para el lavado de manos y protocolos de higiene.
5- Que puedan manejarse los riesgos de importación de casos. Esto se relaciona con viajes, no solo entre países si no también entre ciudades de un mismo país. En tanto esto no pueda garantizarse no es recomendable suavizar las medidas.
“Cuando hablamos de cuándo levantar las medidas también debemos ver los movimientos de personas dentro de los países, y también entre diferentes países, esto debe hacerse con mucho cuidado. Primero deberá hacerse a nivel regional, en países vecinos. Ya algunos lo están haciendo, en la Unión Europea, en Asia, deben tener en cuenta de que no haya diferencias en transmisión o en el control de la enfermedad, para que no se vean perjudicados”, declaró Ryan.
6- Que las comunidades tengan una voz y sean tomadas en cuenta en la transición. Las poblaciones deben estar empoderadas, conocer la información, tener una voz y que sea escuchada. Esto no significa que se vaya a hacer todo lo que la población indica, pues cada decisión debe ser basada en ciencia, pero sí debe darse la garantía de que el pueblo conozca la información y su voz pueda ser escuchada.
“Los países que no hagan estas seis cosas, y que no las hagan consistentemente, verán más casos y tendrán más muertes”, subrayó Adhanom Ghebreyesus.
Van Kerkhove añadió que estas seis reglas no son una receta de cocina, más bien cada país debe adecuarla según las necesidades y condiciones específicas.
“Hay muchas cosas que deben tomarse en consideración cuando se toma la decisión de levantar estas medidas de salud pública. No hay una receta general para todos los países”, afirmó la epidemióloga.
“Lo que los países deben hacer y lo que los tomadores de decisión deben hacer es evaluar la situación en sus países, región por región para determinar qué medida puede levantarse, dónde, y cuándo”, agregó.
Impactos
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Los especialistas de la OMS son conscientes de que los impactos dependen de la situación del sistema de salud de cada país, pero también, del momento en que las medidas más rigurosas fueron tomadas. Aunque no se mencionó el caso específico de Costa Rica, se aseguró que los países que mejor están manejando la emergencia fueron los tomaron las medidas más pronto, antes de alcanzar los 100 casos. Nuestro país las tomó con 41 casos y sin que se reportaran fallecidos.
Van Kerkhove puntualizó: “esto tiene consecuencias sociales, económicas e individuales, pero baja la transmisión y compra tiempo”.
Una de las principales preocupaciones es cuándo y cómo manejar los eventos masivos.
“Regresar a los eventos masivos, como el fútbol, conciertos o actividades religiosas va a requerir de una preparación y planeamiento muy cuidadosos. Todos extrañamos nuestros eventos favoritos, pero debemos mantenernos seguros”, aseveró Ryan.
"Todos entendemos que no existe el riesgo cero, pero cada decisión tiene una consecuencia, y se recordará la consecuencia, no la acción. Si logramos que se dieran eventos masivos y se nos viene una ola grande de casos y muertes, la gente que pidió estos eventos no dirá 'bueno, fue lo que pedimos y esta fue la consecuencia’, dirán, '¿por qué permitieron que pasara esto?, todo esto es culpa de ustedes que lo permitieron”, concluyó el especialista.
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Nota de la redactora: Esta información fue modificada el 23 de abril a las 9 p.m. para precisar información sobre Singapur