Meditar y hacer yoga no solo pueden brindar beneficios a la salud como lo han demostrado numerosos estudios científicos , sino que también son prácticas que permiten acelerar el proceso de aprendizaje.
Así lo comprobó una investigación de la Universidad de Minnesota y presentada en el Congreso de Neurociencia 2013, para la cual los científicos evaluaron a 12 individuos que practicaron yoga y meditación y 19 que no lo hicieron.
Las 31 personas que participaron en el proceso fueron entrenadas para utilizar una interfase computacional para el cerebro, basada en electroencefalografía (que consiste en sensores colocados en el cuero cabelludo para recoger los impulsos eléctricos del cerebro).
El aparato funcionaba así: a cada individuo se le conectaba la máquina y se le pedía que imaginara sus manos en movimiento. La actividad cerebral se traducía en la pantalla, donde se movía el cursor.
Tras la capacitación, el 75% de los que hicieron yoga y meditaron lograron usar el programa de una manera más eficiente. Además aprendieron a usarlo mucho más rápido, frente al 42% de los que estaban en el grupo que no meditaba ni hacía yoga.
Este tipo de sistemas computacionales se utilizan en personas con parálisis cerebral. Por esa razón, saber que esas dos técnicas hacen más ágil el aprendizaje alienta el doctor Bin He, quien dirige el Centro de Neuroingeniería en la Universidad de Minnesota.
Según He, con este tipo de pacientes la duración del entrenamiento suele convertirse en un obstáculo para lograr avances, pero aseguró que usar estas técnicas permitiría invertir menos tiempo en capacitarlos y más en ayudar.