Washington. DPA. Pequeños en tamaño, pero de un enorme significado: cuando los robots gemelos Spirit y Opportunity llegaron al suelo de Marte en enero de 2004, con 21 días de diferencia, se esperaba de ellos una vida de 90 días; pero hoy, cinco años después, siguen en marcha y continúan su trabajo.
Los robots de cuatro ruedas siguen entusiasmando a los científicos con impresionantes fotografías y datos sobre las propiedades del planeta rojo y su pasado.
Para el equipo responsable de la misión, integrado por cientos de investigadores y técnicos, los robots se han convertido en algo así como unos niños que dan esperanzas y preocupaciones y a los que debe cuidarse. Como en el verano del año 2007, cuando el Opportunity luchó por su “supervivencia” durante una tormenta de polvo.
Muchos expertos acompañan la misión del dúo desde su inicio. Ninguno de ellos habría soñado que los pequeños automóviles podrían seguir operando actualmente.
Si ambos vehículos, del tamaño de un carrito de golf, siguen en forma, recibirán este año nuevas y grandes tareas.
El Opportunity ya está en marcha hacia un nuevo objetivo: un cráter no investigado hasta el momento. ¿Surgió durante un impacto o durante una explosión volcánica? Se espera que el Opportunity ofrezca una respuesta.
Mientas, el Spirit rueda en el polo opuesto de Marte por una colina y un foso que ha despertado la curiosidad de la agencia espacial estadounidense.
El Spirit se posó, el 3 de enero del 2004, en la superficie de Marte, y tres semanas después lo siguió su hermano gemelo.
La misión central de ambos es buscar pruebas de la existencia de agua; esto es una condición para el surgimiento de vida.
Ambos robots hallaron tales pruebas, pero no solo eso: descubrieron cuarzo en el suelo del planeta, lo que podría indicar la existencia de fuentes calientes.
Suministraron 250.000 imágenes, entre ellas panorámicas en color –que quitan la respiración– del cráter Victoria, una sima de unos 800 metros de amplitud y 60 metros de profundidad que fue explorada por el Opportunity durante los últimos dos años.
Los robots ya han recorrido, según la NASA, casi 21 kilómetros sobre el suelo de Marte.
Además, escalaron una montaña, se adentraron en cráteres y pelearon con la arena y los ‘hardware’ que se van haciendo viejos en su interior. Sobrevivieron a tormentas de polvo que escondían de tal forma el sol, que sus células solares apenas podían producir la suficiente energía, y transmitieron, con ayuda de la sonda ‘Mars Odyssey’, más de 36 gigabytes en datos que suponen un auténtico tesoro para la ciencia para investigar la milenaria historia del planeta rojo.
Ahora la NASA espera que sus valientes puedan seguir sobre ruedas un poco más. Tienen achaques propios de la edad, pero según la NASA, aún están sanos para las expedicioens previstas. "Estos Rover son increíblemente resistentes, si se tiene en cuenta que las condiciones meteorológicas extremas dañan cada día su ‘hardware’", dijo el gerente del proyecto John Callas, del laboratorio de propulsión jet de la NASA en Pasadena, en California. Aunque naturalmente no se tiene claro si podría fallar alguno de los componentes más importantes del robot.
Antes de salir del cráter Victoria hace cuatro meses, el "Opportunity" ya había adelantado más de un kilómetro y medio hacia su próximo objetivo, el cráter Endeavour, además de inspeccionar algunos fragmentos de roca. Endeavour es 20 veces mayor que Victoria dista unos once kilómetros por aire, pero el robot debe hacer algunos rodeos por la inaccesibilidad del terreno, de forma que el trayecto se hará considerablemente más largo.
El "Spirit" ha dejado tras de sí un duro invierno que termina en diciembre en el hemisferio sur de Marte y que estuvo a punto de dejarle sin energía porque los paneles solares se cubrieron de polvo. "Por los pelos", dijo Callas.
En cuanto el "Spirit", que hasta el momento se dedicó principalmente a explorar el cráter Gusev e invernó en una meseta de la sima, recupere fuerzas, se pondrá en marcha hacia su siguiente objetivo, situado a unos 180 kilómetros, que supondrá un paso más en la primera expedición a otro planeta de la historia de la humanidad.