La meta es salir al espacio, primero, en octubre del 2022 y, luego, a finales del 2023. El objetivo es ayudar a encontrar una cura contra el hongo que produce la enfermedad Fusarium Raza 4, que afecta las plantaciones de banano alrededor del mundo y que no ha llegado a Costa Rica, pero que podría llegar.
Esa es la descripción de la segunda misión espacial de Costa Rica, denominada Musa (género de las plantas musáceas que dan el fruto del banano). Será llevada a cabo por Orbital Space Technologies, una startup costarricense espacial formada por estudiantes ticos.
Los científicos costarricenses harán un estudio biológico en condiciones de microgravedad en el espacio, aprovechando un beneficio particular de la gravedad cero: la obtención de resultados del experimento de forma “casi inmediata”.
De manera sencilla de entender, el proyecto Musa funciona así:
—Los científicos diseñan y crean un CubeSat (un satélite miniaturizado para investigación espacial), que es como un artefacto cúbico de altísima tecnología que cumplirá la misión de recoger información que únicamente se puede lograr en el espacio, con gravedad cero.
—En el cubo irán dos cultivos de hongos: un cultivo del hongo Fusarium oxysporum, que causa la enfermedad Fusarium Raza 4, y un cultivo del hongo Trichoderma harzianum, beneficioso para las plantas, que funciona como agente de control biológico contra diversos patógenos vegetales como el Fusarium. Es decir, viajan al espacio un cultivo del hongo ‘malo’ y un cultivo del hongo ‘bueno’.
—Lo que se busca es conocer el comportamiento de esos hongos en microgravedad para, posiblemente, obtener información que ayude a encontrar una cura contra la enfermedad que afecta al banano. Los hallazgos pueden tener un alto valor para el mundo, ya que buscan contrarrestar una plaga que amenaza plantaciones de esta fruta en decenas de países y aumenta su riesgo de extinción.
Según las redes oficiales del proyecto Musa, el costo estimado de la misión es de $30.000. Los organizadores lanzaron una campaña de recaudación de fondos digital en Go Get Funding, donde se explica con más detalle el proyecto.
El experimento a bordo del vuelo será codesarrollado por Orbital Space Technologies y el Laboratorio de Sistemas Espaciales del Instituto Tecnológico de Costa Rica (SETEC Lab).
La misión se llevará a cabo en dos partes. En octubre próximo, la Corporación Espacial de Suecia (SSC por sus siglas en inglés) proveerá un cohete pequeño para evaluar el comportamiento del equipo en microgravedad, en su misión SubOrbital Express-3 de algunos minutos (alcanza el espacio, pero no entra en órbita con la Tierra, y puede regresar a la superficie tras unos minutos en condiciones de microgravedad).
Posteriormente, a finales del 2023, se tiene planeado que el CubeSat hecho en Costa Rica vaya a la Estación Espacial Internacional (ISS) a bordo de un cohete Falcon 9, de Space X, por varios días.
Sofía Ramírez Arana, ingeniera jefa de electrónica y parte de la junta directiva de Orbital Space Technologies, explicó los detalles del proyecto:
—¿Cómo funciona específicamente este experimento y por qué es necesaria la microgravedad? ¿qué se haría exactamente a bordo de la nave?
—Al inicio se evaluó hacer una simulación terrestre del experimento, pero varios expertos, por el tipo de muestras que se van a llevar, nos dijeron que las simulaciones de microgravedad en la Tierra no permiten observar los cambios que necesitamos ver en los hongos. Las condiciones de microgravedad van a permitir en los hongos un crecimiento más acelerado. Así como una expresión de genes y metabolitos que no se manifiestan normalmente en las condiciones de la Tierra. Estas condiciones de crecimiento acelerado y distintas expresiones génicas nos van a ayudar a estudiar cómo se comporta el hongo causante de la enfermedad, y el hongo antagonista; que la combate, para buscar comportamientos que eventualmente ayuden a crear una cura. Lo que se va a enviar es un cultivo dual.
—¿Cuánto tiempo se necesitaría estar en microgravedad para tener resultados?
—Para ver resultados significativos, el tiempo necesario es de siete a 14 días en estas condiciones.
—¿Viajarán científicas o científicos costarricenses al espacio?
—No van a viajar científicas o científicos ticos. En este caso lo único que viaja es el experimento, que es autónomo. No se necesita intervención humana de ningún tipo más que para montarlo en la plataforma de la Estación Espacial Internacional, donde se va a llevar a cabo el experimento.
—¿La nave en que se viajaría son como las comerciales de Virgin Galactic o Blue Origin?
—A finales de 2023, el experimento se va a transportar en un vuelo comercial hacia la ISS en el Falcon 9, un cohete de SpaceX, donde va a pasar de 14 a 21 días bajo condiciones de microgravedad conectado a esa plataforma especializada que mencionaba (el CubeSat). Para la primera etapa del proyecto (de octubre de 2022), se hará uso de un cohete más pequeño construido por la Corporación Espacial Sueca, o SSC, que nos va a ayudar a poner el experimento en el espacio, por aproximadamente seis minutos, para validar todos los sistemas críticos que van a viajar en el 2023 a la ISS.
“Con ‘sistemas críticos’ nos referimos a los sistemas mecánicos y electrónicos principalmente, porque es muy importante que todas las señales le lleguen al controlador. Que sepa que ya estamos en microgravedad, que se activen las cámaras, que se activen las luces, que toda la mecánica aguante las vibraciones, que las muestras de los hongos aguanten las vibraciones. Casi todo termina siendo sistemas críticos. Que toda la interfaz entre los sistemas funcione de forma correcta en el momento correcto.
“La misión está dividida en dos: primero esta etapa con la SSC y luego, a finales de 2023, con SpaceX hacia la ISS. En un futuro próximo estamos mapeando la posibilidad de realizar misiones en vehículos comerciales como los de Virgin Galactic o Blue Origin, pero todavía faltan pruebas y más camino por ese lado”.
—¿Cómo será la divulgación del proceso y los resultados para esta segunda misión?
—Se van a publicar artículos científicos con los resultados del comportamiento obtenido en los sistemas críticos del experimento que va a volar al espacio. Todos estos datos de la primera parte serán publicados con el fin de aporte a la comunidad científica.
“Cabe destacar que estamos enviando una misión con carácter un poco diferente que la que envió el TEC con ACAE (Asociación Centroamericana de Aeronáutica y del Espacio) para el proyecto Irazú, por lo que el manejo de datos se va a hacer de forma un poco distinta. En este caso, nosotros somos un ente privado que está trabajando en la misión en conjunto con el TEC, donde ellos nos aportan guía y conocimiento por su experiencia previa y nosotros nos encargamos del desarrollo total de la misión, así como de proveer espacios formativos para estudiantes. Nosotros conseguimos los fondos necesarios para su desarrollo. Decidimos también aliarnos con ACAE, que tiene experiencia previa para recaudar fondos para misiones espaciales”.
‘Estamos haciendo todo para que el hongo no entre’
Renato Alvarado, ministro de Agricultura y Ganadería (MAG), expresó que “desarrollar investigación y alcanzar soluciones a las posibles enfermedades de las plantas siempre es un aliciente” y que “desde el Ministerio de Agricultura ven el proyecto como algo muy muy positivo”.
El jerarca del MAG hizo hincapié en que, de momento, Costa Rica no sufre de la presencia del hongo que genera la enfermedad Fusarium Raza 4, pero subrayó que ningún país está eximido de la eventualidad de padecerlo.
“El Fusarium 4 no existe en Costa Rica”, dijo el ministro. “No está en este momento. Hemos desarrollado todos los mecanismos de protección para mitigar el riesgo y la posibilidad de que el Fusarium 4 ataque las plantaciones de musáceas en el país. Pero eso no quiere decir que estemos eximidos de la posibilidad de que, eventualmente, el Fusarium llegue. Pero estamos haciendo todo para que no entre”.
La enfermedad del Fusarium Raza 4 es letal para las plantaciones bananeras, de plátano y de otras variedades de la familia de las musáceas. Por esa razón, Costa Rica mantiene un plan de prevención, con controles en aeropuertos y en otros puntos de entrada.
Además, el plan incluye visitas de vigilancia a las áreas productoras de banano y plátano, tanto para consumo interno como exportación. Se vigilan las zonas donde las musáceas se encuentran en asocio con otros cultivos, como las plantaciones de café y aguacate.
“Hemos adquirido los binomios caninos en los aeropuertos, los pediluvios en el aeropuerto. Estamos haciendo toda una educación a los productores en las zonas rurales para el manejo del ingreso a las fincas, para garantizar la bioseguridad de las fincas. Que esto no suceda. O mitigar la contaminación al máximo. Para esto hemos trabajado de cerca con el Servicio Fitosanitario del Estado”, describió Alvarado.
La primera misión
En 2018, para la primera misión espacial de Costa Rica, el SETEC Lab lideró el proyecto Irazú, que logró lanzar un satélite tico —Batsú-CS1— al espacio. El aparato se lanzó y estuvo en órbita, pero no se divulgaron los resultados del estudio de forma pública, según una entrevista de marzo del 2021, con el coordinador de esa misión, Adolfo Chaves Jiménez.
El objetivo de esa misión era realizar un estudio sobre la fijación del dióxido de carbono de una plantación de árboles de melina en Los Chiles, de Alajuela. En la entrevista, Chaves admitió que, tres años después de la misión, tenían informes preliminares, que entregaron un informe final al TEC, como parte de la terminación del proyecto, pero que en esa universidad no tienen “la costumbre de publicitar mucho los resultados preliminares” y que la difusión no estaba a cargo de ellos.
Al respecto, la ingeniera Sofía Ramírez afirmó que “sí hubo rendición de cuentas y resultados”.
“Se generaron importantes artículos científicos que fueron entregados a sus instancias respectivas. Asimismo, los datos crudos de las misiones están publicados en la red hace ya bastante tiempo. Además, muchos de estos resultados fueron presentados en forma de tesis y artículos científicos, y esta misión de hecho fue avalada y felicitada por entes internacionales especializados en materia espacial, como lo fue la Universidad de Kyushu, en Japón.
“Gracias al proyecto Irazú se empezaron a crear capacidades técnicas y humanas para desarrollar una misión espacial. Que hoy día nos estamos aferrando a ellas para una segunda misión espacial costarricense. Y todo ese legado que ha quedado en el país y en el TEC principalmente, que es donde muchos estudiantes han aprovechado este conocimiento técnico que sirvió de ejemplo para muchos”, declaró.