Fernando Rodríguez, de 37 años, está convencido de que el oficio de los bartenders debería tener mayor reconocimiento. Para él este es el mejor trabajo del mundo, dice convencido. Esa certeza se elevó en el prestigioso concurso World Class Competition, certamen en el que logró obtener un premio mundial.
El 1.° de julio Fernando participó en esta reconocida competencia, que buscaba nada más y nada menos que al mejor bartender del mundo.
En el 2014 el tico ya había intentado triunfar en este evento, cuando viajó a Escocia y Londres a tratar de conquistar su sueño. Sin embargo, la gloria estaba reservada para él en este 2021, cuando triunfó en una de las cuatro categorías en las que estaba participando.
Para esta competencia, el costarricense empezó a prepararse desde abril, cuando resultó ganador del evento nacional.
“Empecé a crear conceptos. Fuimos experimentando. Uno es la cara, pero hay muchas cosas detrás de esto. Es un trabajo en equipo, solo no se podría. Le agradezco a mis compañeros bartenders, a las personas de mi trabajo en Grupo Patagonia y a Diageo (empresa de bebidas espirituosas con presencia en todo el mundo y que incluye marcas como Johnnie Walker)”, comentó Rodríguez.
En esta oportunidad el concurso internacional fue en España, pero se realizó virtualmente. En la mente de Fernando, quien vive en Tamarindo, Guanacaste, aún resuena el instante en el que le anunciaron que él era el ganador de la categoría Johnnie Walker Hidden City Highballs, apartado en el que él preparó un coctel a base de whisky, elaborado con juanilama, cúrcuma orgánica, miel con propóleo, coco; esencia de limón y agua con gas.
Tim Phillips, nuevo embajador global de la marca de Johnnie Walker le comunicó, en tiempo real, su triunfo. “Fue un trago increíblemente impresionante”, mencionó Phillips.
“La primera vez que participé internacionalmente fue en el 2014, esa vez fue muy abrumador. Esta es la primera vez que gano algo a nivel internacional. Uno tiene la ilusión (de ganar) pero fue sorprendente que mencionaran mi nombre. Ganarle a europeos y asiáticos en esta categoría es tremendo”, confió.
A Fernando le comentaron que su creación resultó ganadora porque las especias tostadas que agregó al trago iban bien y complementaban el whisky. La juanilama y la miel con propóleo fueron los ingredientes que más alabaron.
Como la competencia fue virtual, Fernando debió enviar todos los ingredientes a Londres para que allí probaran su coctel. La logística fue un poco compleja, pero que su presentación fuera remota le permitió sentirse mejor expresando lo que preparaba, pues lo hacía en “su casa” con productos de la zona.
Sabor a Costa Rica
Aparte de las habilidades de Rodríguez, el coctel ganador tiene un importante valor, pues los ingredientes utilizados son producidos por la Asociación Agro-Orgánica Guanacasteca, grupo integrado por 30 agricultores orgánicos que trabajan con productos 100% naturales.
La asociación cultiva sus productos en la especial y mundialmente conocida Zona Azul, en Guanacaste, conocida porque una buena proporción de sus habitantes llegan a superar los 100 años de edad.
Fernando incursionó en el mundo de la preparación de bebidas “por culpa de un primo”, quien una vez le dio un librito con instrucciones para cocteles básicos y un pequeño shaker (para ahí prepararlos). Después entró al Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) y allí sacó un técnico en alimentos y bebidas.
Luego, Fernando empezó a trabajar como bartender y con ese dinero pagaba su carrera en economía en la UCR… pero no continuó la carrera para trabajar en la barra.
“Siempre he estado metido en esto, que es como un hobbie, y lo he complementado con mis conocimientos en economía. También he cursado administración. He trabajado como profesor universitario, como gerente de marca en una compañía de destilados. Estudiando economía un profesor nos dijo que la economía servía para aplicarla en lo que a uno le gustaba. Entendí que los bartenders son verdaderos profesionales que administran y gestionan, así que combiné los dos y estoy en una parte que me encanta”, comentó.
Fernando cuenta que si bien su trabajo ahora es más administrativo, él no logra “salirse de la barra”. En las noches siempre va a trabajar a esa zona de los restaurantes para los que trabaja en Tamarindo.
“Es algo que uno no puede dejar. Es de las mejores profesiones del mundo”, concluye Fernando.