Nueva York. Los principales gases con efecto invernadero, causantes del cambio climático, registraron un récord de concentración en 2018, indicó este lunes la ONU, que advirtió que no hay “indicios de desaceleración” visibles.
La alarma llegó días antes de que se celebre la reunión anual de la ONU sobre la lucha contra el cambio climático, la COP25, del 2 al 13 de diciembre en Madrid.
"No hay indicios de que se vaya a dar una desaceleración, y mucho menos una disminución, de la concentración de los gases de efecto invernadero en la atmósfera a pesar de todos los compromisos asumidos en virtud del Acuerdo de París sobre el cambio climático", señaló el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas, con ocasión de la publicación del boletín anual sobre concentraciones de gases con efecto invernadero.
El informe no tiene en cuenta las cantidades de gases con efecto invernadero expulsadas a la atmósfera, sino las de los que permanecen en ellas, dado que los océanos absorben cerca de un cuarto de las emisiones totales, así como la biosfera, a la que pertenecen los bosques.
Según los científicos, el dióxido de carbono (CO2), que está asociado a las actividades humanas y que constituye el principal gas con efecto invernadero que se queda en la atmósfera, batió un nuevo récord de concentración en 2018, de 407,8 partes por millón (ppm), es decir, un 147% más del nivel preindustrial de 1750.
"Cabe recordar que la última vez que se dio en la Tierra una concentración de CO2 comparable, fue hace entre 3 y 5 millones de años. En ese entonces, la temperatura era de 2 a 3 °C más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual", destacó Taalas en un comunicado.
Crecimiento más rápido
Además, la OMM hizo hincapié en que el aumento anual de la concentración de CO2, que persiste durante siglos en la atmósfera y todavía más tiempo en los océanos, fue superior a la tasa de crecimiento media de los últimos 10 años.
Según las observaciones de los investigadores, las concentraciones de metano (CH4), que figura en el segundo puesto de los gases con efecto invernadero con mayor persistencia, y de óxido nitroso (N2O) también aumentaron más que en la media anual de la última década.
El metano, cuyas emisiones se deben en un 60% a la actividad humana (ganadería, cultivo de arroz, explotación de combustibles fósiles, vertederos...) y el óxido nitroso, el 40% de cuyas emisiones son de origen humano (fertilizantes, procesos industriales...) también alcanzaron máximos de concentración.
El óxido nitroso, además, tiene un fuerte impacto en la destrucción de la capa de ozono, que filtra los rayos ultravioleta.
Frente a la emergencia climática, los países se comprometieron, en el 2015 en París, en poner en marcha planes de reducción de las emisiones de gases con efecto invernadero, pero las emisiones mundiales no dejan de crecer.
Petteri Taalas instó el lunes a los países a "plasmar los compromisos en acción y aumentar el nivel de ambición en aras del bienestar futuro de la humanidad".
Sin embargo, a principios de noviembre Estados Unidos oficializó su salida del acuerdo de París.
Los cuatro mayores emisores de gases con efecto invernadero -China, Estados Unidos, la Unión Europea e India- representan el 56% de las emisiones globales.
Solo la UE (9% del total) está en vía de cumplir, o incluso superar, sus objetivos, según un reciente estudio de la ONG estadounidense Fundación Ecológica Universal (FEU-US).