Tan solo en el 2018, Costa Rica habría perdido 1,5 millones de horas potenciales de trabajo, debido a las complicaciones que podrían haber sufrido las personas que principalmente laboran mucho tiempo bajo el sol y expuestas al calor extremo.
Este es una de las conclusiones del informe internacional Lancet Countdown. Dicho documento, elaborado por 120 científicos de 35 institutos de investigación de distintas partes del mundo, expone cómo la crisis climática afecta la salud de los seres humanos en diferentes aspectos.
La Nación solicitó los datos exclusivos para nuestro país y es un hecho que las altas temperaturas registradas el año pasado en el planeta, también afectaron a los costarricenses.
“El índice de vulnerabilidad al calor para la población de Costa Rica ha aumentado un 20% desde 1990. Este índice mide cuán voluble está la población a sufrir eventos adversos de salud como consecuencia de la exposición al calor. Toma en cuenta la prevalencia de enfermedades crónicas, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedad crónica respiratoria, enfermedad crónica renal y la cantidad de población que vive en áreas tanto rurales como urbanas”, detalló Marina Romanello, analista de datos de Lancet Countdown.
Además de lo laboral, el documento también explora la fuerza que ha cobrado el dengue en los últimos años en el territorio nacional y cómo el calor afecta poblaciones vulnerables, entre ellas los adultos mayores. Por último, analiza el impacto en cultivos clave como el maíz y lo que esto puede implicar para la nutrición de los ticos.
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FUENTE: THE LANCET COUNTDOWN || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
¿Cómo afectan las altas temperaturas?
Tal vez, el ejemplo más concreto de la afectación por el calor sea la llamada nefropatía mesoamericana, o la enfermedad renal crónica, que es común en trabajadores agrícolas jóvenes (menores de 40 años) del Pacífico Norte.
Este mal ocurre cuando un riñón no funciona bien, lo que incide en que el paciente experimente problemas para eliminar las toxinas del cuerpo a través de la orina.
Se da cuando se produce algo conocido como estrés térmico. Con la exposición continua a altas temperaturas, el cuerpo trata de habituarse, pero esta adaptación tiene un precio que pagan poco a poco los riñones, debido a la deshidratación constante.
Con el tiempo, estos órganos dejan de funcionar y, entonces, la persona llega a necesitar de un trasplante. Mientras aparece un donador, tendrá que someterse a procesos constantes de diálisis, es decir, dependerá de una máquina que ayuda al cuerpo a purificarse y librarse de las toxinas.
Este procedimiento, además, obliga a los trabajadores a solicitar incapacidades a menudo.
Para prevenir esta situación "es vital establecer protocolos de hidratación, sombra y descanso para los trabajadores. Si se da tiempo para cada cosa se evitan daños a los riñones. Para esto se trabajó un protocolo con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Ministerio de Salud, el Ministerio de Trabajo y las empresas agrícolas”, destacó Erick Méndez, vicepresidente de la Asociación Costarricense de Medicina del trabajo (ACOMET),
Sin embargo, además de los trabajadores agrícolas, quienes laboran ocasionalmente al aire libre y se exponen a altas temperaturas también pueden ver afectada su salud, requerir de una incapacidad o ausentarse del trabajo durante algunas horas.
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“Si una persona no está habituada a trabajar bajo el sol y debe hacerlo en algún momento, si no se lleva un protocolo para habituarse poco a poco, es muy posible que sufra un golpe de calor”, expresó el especialista.
Estos golpes de calor pueden incluir desmayos, debilidad, bajonazos de presión arterial, incrementos de frecuencia cardíaca y pérdida de conciencia.
¿Qué podemos hacer como trabajadores? Méndez aseguró que deben seguirse las recomendaciones de evitar exponerse directamente al sol entre las 10 a. m. y las 3 p. m., utilizar bloqueador solar, mantener una buena hidratación, tener mayores períodos de sombra, usar gorras con protección para el cuello y ropa que cubra, pero que en lo posible sea de telas frescas transpirables.
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Adultos mayores en desventaja
Las altas temperaturas no solo restan horas laborales. También afectan la salud de poblaciones vulnerables, como los adultos mayores.
“Si comparamos la Costa Rica del 2018 con la Costa Rica de 2000, el año pasado hubo 238.000 adultos mayores más expuestos a golpes de calor que en el año 2000”, especificó Romanello en la información brindada a La Nación.
Estas poblaciones son más vulnerables a los efectos de temperaturas más altas porque sus organismos y sus sistemas inmunitarios están más debilitados. Además, con el paso de los años, la piel pierde los factores protectores naturales contra los rayos ultravioleta.
Como si esto fuera poco, a estas edades se juntan enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o aumentos de colesterol y triglicéridos que, aunque no son parte del proceso normal de envejecimiento, sí son comunes en estas edades y eso complica la situación ante las altas temperaturas.
El dengue toma fuerza
Otra de las consecuencias que ha tenido la crisis climática sobre Costa Rica es que las posibilidades de transmisión del dengue son mucho mayores hoy que hace unos años.
Esto es así porque el mosquito transmisor, el Aedes aegypti, ahora sobrevive en lugares donde hace unas décadas no lo hacía. Este insecto también transmite otros males como el zika o el chikungunya, pero el dengue tiende a adaptarse mejor en condiciones cambiantes, por lo que se considera una amenaza mayor.
“El clima se ha vuelto cada vez más apto para la transmisión del dengue: la capacidad vectorial, que mide la capacidad del mosquito de transmitir el dengue ha aumentado un 8,7% desde 1950”, evidenció Romanello.
Los datos del Ministerio de Salud al 16 de noviembre de este año, indican que el 36% de los casos de dengue se han presentado en la Región Central Norte (que comprende parte del Valle Central) y no en las costas que antes eran la norma.
Eugenio Androvetto, director de política radiológica y salud ambiental del Ministerio de Salud, confirmó que el Aedes aegypti sí ha migrado a lugares donde antes no se le veía, por eso mismo ahora se ve esta enfermedad en todo el país.
“Hace muchos años solo había mosquitos en zonas costeras, conforme suben las temperaturas, se van adaptando a vivir en otras regiones. Por eso es que debemos tomar acciones, en los hogares se deben eliminar los criaderos. Nosotros como Ministerio coordinamos fumigaciones en zonas donde hay brotes”, expresó Androvetto.
A esto se le une que la especie transmisora se adapta fácilmente a condiciones climáticas y de altura muy diferentes.
“Al principio, el zancudo hembra (la hembra es la que transmite la enfermedad) no volaba mucho. Prefería zonas costeras y no muy altas. Ahora está en todo el país, hasta en zonas montañosas, frías y húmedas. Si algo amenaza a su descendencia, ella se adapta”, explicó en una entrevista anterior Catalina Ramírez, epidemióloga de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
“El mosquito que transmite esta enfermedad se está volviendo más fuerte. Los brotes son más frecuentes y llegan a sitios en donde antes no se veían. Un problema es que hay cuatro tipos distintos de dengue que no tienen defensas cruzadas; es decir, cada paciente puede enfermar cuatro veces porque tener la enfermedad solo inmuniza contra el tipo de virus que se contrajo”, agregó en aquel entonces Mirta Rosales, exdirectora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Estos cambios ya se advertían en Costa Rica desde hace unos años. En enero del 2016, el médico especialista en Emergencias y Atención Primaria Nicolás Ramírez había señalado que las temperaturas extremas están provocando que estos zancudos sean cada vez más pequeños y que, para crecer, necesiten alimentarse más frecuentemente de sangre humana.
“Esto eleva el riesgo de infección”, advirtió el médico, quien también reveló que el pariente del Aedes aegypti, el Aedes albopictus (también transmisor del dengue), está cambiando de hábitos. Usualmente, no convivía con el hombre ni se alimentaba de su sangre. Era más de espacios boscosos. Sin embargo, con el calentamiento de los ecosistemas está mostrando preferencia por ambientes donde hay personas.
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Pequeño gran enemigo
La hembra del zancudo Aedes aegypti es la responsable de transmitir varios virus a la vez; entre ellos, el dengue, chikunguña y zika. La tarea en todos los hogares es destruir sus criaderos.
FUENTE: RODRIGO MARÍN RODRÍGUEZ, JEFE DE LA OFICINA DE CONTROL DE VECTORES DEL MINISTERIO DE SALUD. || w. s. / LA NACIÓN.
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Cultivo de maíz sufre, y con esto, la nutrición
Otro de los aspectos en los que la crisis climática afecta directamente la salud de los costarricenses es en el cultivo de granos alimentarios. Por ejemplo, los datos facilitados por Romanello indican que el potencial para el cultivo del maíz en nuestro país ha decrecido un 4,23% desde la década de 1960.
“Puede sonar que 4,23% es poco, pero en realidad no lo es. Esto afecta la economía del país. Además si esto continúa con esta tendencia podría eventualmente sí ser significativo para la alimentación de las personas y, con ello impactar en los nutrientes que reciben. O que sea más caro obtenerlos y haya personas que se queden sin ellos”, concluyó Méndez.
El maíz, de igual manera, es un grano que forma parte del patrimonio intangible de los ticos, por lo que su baja también repercutiría en la gastronomía tradicional.
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