Un estudiante que proviene de un colegio privado tiene el doble de probabilidades de ingresar a la Universidad de Costa Rica (UCR) que uno graduado de un centro público.
Incluso, el chance de obtener un cupo en esa casa de enseñanza superior es dos veces y media mayor para quienes provienen de liceos particulares que para alumnos de programas de educación abierta como, por ejemplo, el de bachillerato por madurez.
En los últimos seis procesos de admisión a la UCR, de los estudiantes de colegios privados que realizaron el examen de ingreso y resultaron elegibles y que concursaron a carrera, un 47% obtuvieron un cupo.
Mientras tanto, en el caso de los colegios públicos, la cifra se reduce en más de la mitad: solo 23% de quienes provenían de esos centros tuvo éxito.
La posibilidad de los estudiantes de educación abierta es la más baja del país, pues solamente el 18% de ellos es admitido.
Por su parte, los colegios subvencionados (privados que reciben algún subsidio estatal) muestran un nivel muy similar al de los colegios privados, con una tasa de admisión del 46%.
Así se deriva de un análisis elaborado por La Nación de las bases de datos proporcionadas por la Oficina de Registro de la UCR, con información de alrededor de 143.000 estudiantes.
Si bien en esos seis procesos de admisión se inscribieron alrededor de 234.000 personas para obtener un cupo, para el cálculo de la probabilidad de ingreso fueron excluidos los estudiantes que optaron por salirse del proceso y no se presentaron a hacer el examen de aptitud académica.
También fueron excluidos aquellos que optaron por no concursar a carrera. Así, solo participan en el estudio quienes quedaron fuera del proceso de admisión porque su rendimiento les impidió lograr la admisión, y no porque voluntariamente lo abandonaron.
Los que pierden. Los contrastes hallados responden a que los dos indicadores con los cuales compiten los estudiantes en el proceso de admisión –las notas de décimo y parte de undécimo, y una prueba de aptitud académica– muestran una clara desventaja de los alumnos originarios de colegios públicos frente a los de los privados.
El efecto de esa diferencia es grande. Por ejemplo, la tercera parte de los estudiantes de sistemas estatales quedan fuera del proceso de admisión por no alcanzar el mínimo de 442 en la nota de admisión.
Como contraste, solo un poco más de la décima parte de los alumnos de colegios particulares topa con la misma suerte.
Al indagar sobre el origen de los aspirantes a entrar a la UCR, el factor socioeconómico salta a la vista.
El 53% de los jóvenes entre 13 y 17 años que asiste a una secundaria privada proviene del 20% más acomodado de la población y, de ese grupo, solo el 6% asiste a centros estatales, según datos del 2011 del Estado de la Nación, basados en cifras de Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Mientras tanto, una tercera parte de la población que asiste a centros públicos es originaria del 20% de hogares más pobres.
Para Leonardo Garnier, ministro de Educación, esa diferencia explica, en buena medida, los resultados, mas allá de la calidad de los colegios públicos frente a los privados, la cual, considera, es similar.
"Enseñarle a ese niño (de altos ingresos) es mas fácil que a una niña que vive en una casa de madera, con techo de zinc, que estudia poniendo una tabla encima de la cocina. El país es muy desigual. Tal vez menos desigual que Guatemala, pero muy desigual", sostuvo.
La opinión del ministro riñe con la de Ruth de la Asunción, vicerrectora de Vida Estudiantil de la UCR, para quien el mayor problema es la asimetría en la calidad de la formación que reciben los jóvenes de instituciones privadas respecto a la de colegios públicos.
"Hay un problema de fondo referido a la formación en secundaria. Hay una asimetría que se ha acentuado muy a pesar nuestro en la educación a nivel nacional", manifestó la vicerrectora.
"La calidad de los profesionales a cargo del proceso educativo es un tema que nos desvela. Es un tema nacional que se debe abordar de manera conjunta por las diferentes instituciones a cargo del proceso educativo, desde la educación primaria hasta la superior y de posgrado y el rol que debe jugar el Ministerio de Educación como ente rector", opinó la funcionaria.
Colaboraron Rigoberto Carvajal y Ronny Rojas