Por cada 100 alumnos inscritos en escuelas y colegios públicos hay seis que existen solo en papel, en el reporte anual de matrícula que envían algunos directores al Ministerio de Educación Pública (MEP).
Son estudiantes fantasmas y en las aulas de los centros públicos hay casi 41.000.
Están primordialmente en San José, Heredia y Limón. En las 3.743 escuelas estatales, hay 22.593 estudiantes fantasmas; en los 649 colegios la cifra es de 18.225.
Si todos ellos se reunieran en una sola provincia llenarían las 194 primarias públicas de Heredia.
Los resultados surgen de un estudio comparativo hecho por La Nación entre la base de datos de matrícula del MEP del 2011 y un cruce de variables del Censo Nacional de ese mismo año.
Mientras los censistas hallaron 694.728 estudiantes en escuelas y colegios diurnos y nocturnos, el MEP, aun con deserción de medio año, tenía más: 735.546.
En San José y Heredia. Según el estudio, en los siete cantones josefinos fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM) está la diferencia relativa más alta de alumnos respecto de la matrícula total, un 10%. El problema es más grave en Pérez Zeledón y Puriscal.
En esa región hay 4.900 alumnos más en escuelas y colegios.
En la provincia de Heredia también hay un 8% más (5.583). En Limón existe otro 8% extra, principalmente en el cantón Central y Pococí. Solo los cantones de Cartago de la GAM no presentan cambios significativos.
“Cuando un estudio como el de ustedes reafirma los resultados de la auditoría del MEP, nos hace pensar que sí hay una cantidad importante de alumnos que no están en las aulas”, señaló Leonardo Garnier, ministro de Educación.
Consecuencias. Al alterar las matrículas, con o sin intención, los directores inflan en un 6% los números con los que el MEP planifica sus políticas y presupuestos.
La falta de un sistema electrónico de matrícula contribuye a eso porque los informes se remiten en formularios en donde solo se anota el número de alumnos por nivel; sin nombres ni cédulas.
Inventar alumnos sube el salario de los directores. Un rector de escuela unidocente solo necesitaba pasar de 30 a 31 alumnos para subir su igreso de ¢968.000 a ¢1.080.000 al mes y obtener un maestro que lo sustituya en el aula.
A partir de este año, para el cambio de rango, el MEP exige 36 estudiantes (20% sobre el límite).
Inflar matrículas también sube el monto para el comedor. Un centro que dice tener 50 alumnos y no los 25 reales, recibirá al año ¢7,5 millones; ¢3,7 millones más.
“A lo mejor se dará otra merienda con la plata extra. Pero por eso es perverso alterar la matrícula, la comida no llega a quien sí la necesita”, afirmó Sonia Calderón, directora de Programas de Equidad del MEP. Colaboró: Edgar Méndez.