En la calle 76 du Faubourg Saint-Honoré, el subastador de la casa Sotheby´s, en París, invitaba a los asistentes a pujar por 162 lotes de arte precolombino.
Entre las piezas, destacaba una escultura costarricense de piedra, originaria de la Vertiente Atlántica, cuyo precio de venta alcanzó el segundo récord en esa tarde de marzo de 2013.
¡Vendida! Dijo el subastador acompañado del clásico golpe de martillo. Ante la figura del guerrero de piedra con cabeza de trofeo, había quedado un único pujador. Ese día, el precio inicial se fijó en $225.000, pero el vencedor pagó por ella $865.000.
En la historia de Costa Rica ,nunca se había detectado que un objeto creado antes de la llegada de los españoles se comerciara por esa cantidad.
Solo minutos antes, otro coleccionista había superado el monto. Por $2,2 millones adquirió una Venus Callipyge de Guanajuato, México. Se llevó a casa la figura de cerámica policroma con barniz rojo y beige de 2.600 años de antigüedad.
Para los demás asistentes, quedaron 75 objetos más, los cuales fueron subastados por $11 millones. Entre ellos había 24 piezas adicionales de Costa Rica, cuyo precio inicial de puja sumaba $862.000. Este medio no pudo determinar en cuántos millones fueron finalmente vendidas.
La de Sotheby´s es solo una de 22 subastas donde se han vendido artículos prehispánicos costarricenses en los últimos ocho años, según una investigación de La Nación .
El Museo Nacional y los departamentos de Protección de Patrimonio de México y Perú intentaron frenar esa venta en Francia. Alegaron que los objetos eran de dudosa procedencia, pero ocurrió lo habitual en estos casos: la Policía no intervino por la falta de pruebas que lo demostraran.
“Te preguntan: ¿dónde están sus fichas de registro? Uno responde: ¡Señores, el patrimonio nuestro es saqueado de forma ilícita! ¡No tenemos conocimiento de todas las excavaciones ilegales para crear colecciones y traficar con ellas!”, justifica Marlin Calvo, directora del departamento de Protección de Patrimonio del Museo.
Para las subastas ocurridas en Alemania, sucede igual. Su ley exige que la pieza reclamada esté inscrita en una base de datos pública accesible en su territorio. Cuando ese país devuelve objetos lo hace solo para los ingresados después de 2007, fecha en que aprobó la Convención de la Unesco para proteger el patrimonio cultural, 35 años después de su vigencia.
Así se han esfumado 214 bienes patrimoniales costarricenses, cuyo valor base se estableció en $1,3 millones en las 22 subastas indagadas. Aconteció no solo en Francia y Alemania, sino en Bélgica, Canadá, España, Estados Unidos y Suiza.
Asimismo, hay registro de dos ticos que subastaron un metate y un grupo de vasijas de la Gran Nicoya en sitios de Internet. Uno es de Cañas, Guanacaste, y vendió las tinajas en ¢80.000 ($160). Otro comerció un metate en ¢100.000 ($200); aseguró que perteneció a su familia por más de 30 años.
Las revelaciones surgen luego de que este medio revisara y sistematizara en una base de datos, los expedientes de las subastas de arte prehispánico que guarda el archivo del Museo Nacional.
Los datos se recopilaron a partir de 2009 y hasta julio. Las figuras de piedra, los colgantes de jade y las vasijas, en especial las policromas con decoración de felino, son las más apetecidas por los coleccionistas. Juntos, estos artículos suman casi la mitad de las 214 piezas subastadas y halladas por este diario.
El último “¡vendido!” dicho por un subastador se escuchó en la Galería Artemis de Nueva York, donde diez figuras costarricenses, valoradas en $10.200, pasaron a formar parte de una colección privada.