El alza en la tasa de homicidios, sumado a un aumento en el número de muertes por accidentes de tránsito y una mala percepción ciudadana sobre la criminalidad impidieron que Costa Rica avanzara en el Índice de Progreso Social (IPS) del 2019.
Ese retroceso en materia de seguridad estancó el desarrollo social del país y lo mantiene en los mismos niveles de hace seis años.
Costa Rica obtuvo una nota de 80,65 puntos de 100 posibles, solo sumó 0,66 puntos más que en 2014, cuando logró una puntuación de 79,99. Para que esa alza hubiese sido significativa debió ser de al menos un punto.
Estos datos se incluyen en la última medición del IPS, un ranking que incluye a 149 naciones del mundo y evalúa indicadores relacionados con nutrición, vivienda, seguridad, educación, medio ambiente, salud, derechos personales e inclusión.
Dicha clasificación la realiza anualmente la organización Progreso Social Imperativo, que en Costa Rica cuenta con el apoyo del Centro Latinoamericano para la Competitividad y Desarrollo Sostenible (CLACDS), de Incae Business School.
El estancamiento del país se explica, principalmente, cuando se observa solo la puntuación que obtuvo en el rubro de seguridad.
Del 2014 al 2019, Costa Rica perdió 3,73 puntos en esa evaluación, al pasar de tener una calificación de 69,93 a solo sumar 66,20 puntos.
No obstante, también incidió —pero en menor medida—, la desmejora que se registró en algunos indicadores de salud, inclusión social y derechos humanos, a lo largo de esos seis años.
Por el contrario, el país mejoró en uso de telefonía móvil, acceso a Internet, gobierno digital y libertades de los medios de comunicación.
En términos generales, Costa Rica ocupa el puesto 34 entre las 149 naciones evaluadas y si bien, se ubica en la casilla número 1 de América Latina, la brecha con otros países de la región se ha acortado.
La posición de este año a nivel mundial no es la mejor para el país. En el 2014 quedó en el puesto 33 (uno menos que ahora), mientras que el peor registro de los últimos seis años se presentó en el 2018, cuando ocupó la casilla 36.
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"Estamos empeorando en los indicadores que son más difíciles de componer a corto plazo y estamos mejorando en los más fáciles, en acceso a comunicación e información tuvimos un crecimiento de 4,29 puntos, pero no somos el que más creció en la región en eso.
“Esos indicadores que fueron complicados de construir en Costa Rica que son un entorno seguro, incluyente y una sociedad relativamente saludable, se están yendo para atrás, estamos dejando de ser un país diferente y nos estamos metiendo dentro de una tendencia regional en donde estamos más inseguros, con más enfermedades cardiovasculares y sobre todo, vivimos en sociedades muy excluyentes”.
“Estamos estancados, si nos comparamos por ejemplo con países como Ecuador ellos ganaron casi cuatro puntos, nosotros 0,66 puntos en seis años”, explicó Jaime García, director de Proyectos para Mesoamérica de Progreso Social Imperativo.
Seguridad en detalle
La calificación de seguridad del IPS se construye con base en cuatro indicadores: homicidios, muertes en accidentes de tránsito, criminalidad percibida y violencia política. De esos factores los más problemáticos para Costa Rica son los homicidios y las muertes en accidentes de tránsito.
En la medición de 2014, se registró una tasa de homicidios de 10,3 por cada 100.000 habitantes, mientras que en la de 2019 fue de 11,9, es decir, 1,6 puntos porcentuales más. Cuando esa tasa es superior a 10, es considerada como “epidemia” por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el caso de las muertes por accidentes de tránsito, pasaron de una tasa de 16 por cada 100.000 habitantes en 2014, a 17 en 2019, un punto porcentual más.
La criminalidad percibida se mantuvo constante durante los últimos seis años, registrando una calificación de 3, con base en una escala en que uno corresponde a una criminalidad percibida baja y cinco a una alta.
Mientras, la violencia política pasó de una calificación de 0,971 a 0,819, en este caso cero representa un país que sufre alta violencia política y uno, una baja violencia.
Con el resto del mundo. Los malos números en seguridad también se reflejan cuando se compara al país con el resto de las 149 naciones evaluadas.
En 2014, Costa Rica ocupó el puesto 69 en la clasificación de seguridad, mientras que en 2019 se ubica en el lugar 80, o sea, perdió 11 puestos.
En Latinoamérica, el país es superado en seguridad personal por Chile, Panamá y Bolivia. Los países de la región que más mejoraron sus niveles de seguridad de 2014 a 2019 fueron Ecuador y Bolivia con ganancias de 7,79 y 4,91 puntos, respectivamente.
"En comparación con la región, claramente no tenemos la tasa de homicidios de El Salvador o Honduras, pero sí ya somos más inseguros que Panamá, antes estábamos muy similares en seguridad personal con Panamá”.
“Eso, aunado a caídas en temas de inclusión, como el acceso al poder por parte de mujeres y minorías, nos da como resultado un entorno más inseguro, menos incluyente y con menos oportunidades, un entorno más proclive al crimen organizado, que es con lo que tiene que ver la mayoría de homicidios en Costa Rica”, agregó Jaime García.
Otros rubros que caen
Además de la inseguridad, hay otras tres rubros que también influyen —aunque en menor medida—, en el estancamiento del progreso del país: la salud y bienestar, la inclusión social y los derechos humanos.
En salud y bienestar, Costa Rica retrocedió 1,6 puntos. En el 2014, obtuvo una calificación de 80,42 y este año fue de solo 78,82.
Dicha desmejora se debió a una merma de tres años en la esperanza de vida del costarricense, pues hace seis años era 80,9 años y ahora, es de 77,8 años.
Además, responde a un aumento en la tasa de muertes prematuras relacionadas con enfermedades no contagiosas, como cáncer, diabetes y afectaciones cardiovasculares. El alza en esa tasa por cada 100.000 habitantes fue de 14,4 puntos, tras pasar de 223,8 a 238,2.
En cuanto a inclusión, el país perdió 1,29 puntos del 2014 al 2019. Pasó de tener una nota de 68,75 puntos a 67,46. Esa caída está relacionada con pequeñas bajas en la participación de las mujeres y la equidad en el acceso al poder de diferentes grupos socioeconómicos.
Finalmente, la última categoría en que el país también experimentó una contracción fue en derechos personales. Aunque la disminución fue de menos de un punto porcentual: 0,47. Esa variación se debió a caídas menores en indicadores referentes a libertad de expresión, derechos de la propiedad de la mujer y acceso a la justicia.
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¿En qué mejoramos?
Por el contrario, hubo otros indicadores donde el país registro mejoras en los últimos seis años. El mayor incremento se dio en el acceso a la información y comunicaciones, donde se evalúa el uso de telefonía móvil y el acceso a Internet.
Además, se analiza los avances del gobierno digital, el acceso a información y la censura de los medios de comunicación. En estos aspectos, el país ganó 4,29 puntos del 2014 al 2019.
La segunda categoría que más creció fue el acceso a educación superior, con 3,95 puntos más. Sin embargo, esa sigue siendo la categoría con el peor desempeño del país, logrando 40,72 puntos de 100 posibles.
Al mismo tiempo, se reportaron mejoras, aunque menores, en nutrición, agua y saneamiento, vivienda, acceso a conocimientos básicos, calidad medioambiental y libertad personal.