Marcado por la pandemia de la covid-19, el 2020 fue el año más letal para el país en el último lustro. El número de muertes creció un 7% en comparación con el registro del 2019.
Al cierre de diciembre, el Registro Civil contabilizó 26.119 fallecimientos, es decir, 1.757 más que en el 2019.
Se trata del incremento interanual más alto de últimos cinco años, pues, antes de ello, el alza promedio anual en el número de muertes era de un 2%, o bien, de 510 defunciones.
Así se desprende de un análisis de La Nación, con base en los archivos maestros del Registro Civil, actualizados al 25 de febrero del 2021.
Ese aumento del 7% también superó las proyecciones oficiales hechas entre el Centro Centroamericano de Población (CCP), de la Universidad de Costa Rica (UCR), y el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), antes de que llegara la pandemia.
El incremento anual del 2020 frente al 2019, fue el doble del esperado, según la tendencia de los últimos años.
Al mismo tiempo, se elevó la tasa de mortalidad, la cual cerró en 5,1 por cada 1.000 habitantes, mientras que en 2019 fue de 4,8.
Alza hasta el segundo semestre
El alza comenzó a reflejarse hasta el segundo semestre del año, ya que durante los primeros seis meses, más bien se registró una disminución del 4% en el número de muertes en comparación con el mismo periodo del 2019.
La reducción ocurrió propiamente en los meses de marzo, abril y mayo, cuando las autoridades de salud comenzaron a fijar las medidas más extremas de distanciamiento social para disminuir los efectos de la covid-19.
En ese segundo trimestre, se registraron 800 muertos menos que en el mismo lapso de un año atrás y solo se registraron 16 defunciones vinculadas con el nuevo coronavirus.
Superada la primera mitad del año, las cifras dieron un giro. En ese periodo, ocurrió el 55% de todos los fallecimientos del año y, solo en el último trimestre, se presentaron tres de cada diez de los fallecimientos del año (el 29%).
Si ese comparan esos últimos tres meses con los del 2019, el aumento es de un 24%, lo que se traduce en términos absolutos, en 1.481 defunciones más.
Justo en ese periodo de tiempo fue cuando se contabilizó el 59% de las muertes vinculadas a la covid-19, o sea, 1.281 de las 2.185 que ocurrieron desde el 19 de marzo —día en que el Ministerio de Salud anunció la primera víctima mortal de esa enfermedad— hasta el 31 de diciembre.
En esos últimos tres meses también se registró más de la mitad de todos casos positivos que hubo ese año, 93.561 de un total de 169.321.
Diferencia entre aumento y número de muertos
El demógrafo y salubrista, Luis Rosero Bixby, asegura que, antes de la pandemia, se esperaba que el año pasado ocurrieran 510 defunciones más que en 2019 y que al final se reportaron 1.757, es decir, 1.247 más de las proyectadas.
No obstante, resaltó que ese “exceso” de 1.247 fallecimientos es menor a las 2.418 muertes que hubo vinculadas a la covid-19.
Él considera que esa diferencia se debe a varias razones. Primero, a que los enfermos en estado terminal que se contagiaron del virus hubiesen fallecido de todas maneras. Y segundo, que se evitaron muchas defunciones “gracias a las medidas y cambios de conducta a que dio lugar el covid-19”.
Citó, por ejemplo, “menos infecciones gastrointestinales gracias al lavado de manos, menos infecciones respiratorias gracias al uso de mascarillas y distanciamiento, y menos accidentes de tránsito gracias a una menor circulación vehicular”.
Hasta la fecha el INEC no publica los datos de mortalidad por causa de muerte, de momento solo se cuenta con los datos actualizados de defunciones por accidentes de tránsito, del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi), y de homicidios, del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
En cuanto a las muertes en carretera, disminuyeron en una tercera parte, al pasar de 440 en el 2019 a 300 en el 2020.
Mientras, en homicidios se registró una leve alza del 1%: pasaron de 570 a 563 y se revirtió la tendencia a la baja de los dos años anteriores.
Más contagios, más enfermos graves y más muertes
De acuerdo con el epidemiólogo Ronald Evans, el estallido en la cantidad de muertes fue una consecuencia directa del aumento en el número de contagios, ya que inevitablemente, un porcentaje de los pacientes enferma gravemente.
En palabras de Evans, fue en ese momento en el que los costarricenses tuvieron que “bajarse de la nube” que les hizo creer a muchos que el país era demasiado fuerte y preparado, o que la población era lo suficientemente culta para evadir la crisis.
“Fue cuestión de que la pandemia no había agarrado fuerza. Cuando agarró fuerza, ahí no hubo nada que la detuviera”, afirmó Evans.
Para la epidemióloga Ana Morice, el análisis de los estragos que causó la pandemia durante el 2020 debe hacerse en perspectiva. Insistió en que Costa Rica, un país de cinco millones de habitantes, 2.185 fallecidos por una nueva causa de muerte “es un número importante”.
“Este virus, yo honestamente no pensé que iba a ser tan terrible (...). En marzo, yo la verdad no pensé que esto iba a ser así”, adujó la científica.
No obstante, aseguró que la historia pudo ser mucho peor, si se considera la mortalidad alcanzada en otros países.
Por ejemplo, en Estados Unidos e Italia, dos de las diez naciones más afectadas por la covid-19, el número de fallecidos creció un 18% en el 2020 en comparación con el 2019, 11 puntos porcentuales más que Costa Rica, según datos Centro Nacional de Estadísticas de Salud de EE. UU. y del Instituto Superior de Salud italiano.
Por su parte, Gilbert Brenes, director del Centro Centroamericano de Población (CCP), aseguró que los números demuestran que el país fue eficiente en la contención del virus hasta la primera mitad del 2020.
“El control de la pandemia durante el I semestre no solo hizo que hubiera un número parecido de muertes en el 2020 que en los años previos, sino que también se logró proteger a grupos vulnerables (los mayores de 70 años). En cambio, durante el II semestre, la covid-19 afectó considerablemente a los grupos vulnerables que se esperaban, a los de 70 años o más”, explicó Brenes.
Seis de cada diez costarricenses fallecidos, a lo largo del 2020, tenían 70 años de edad o más. Un 24% tenía entre 50 y 69 años.
Mientras, un 12% tenía más de 30 y menos de 50 años y solo un 6% tenía 30 años o menos. A esa conclusión se llevó luego de cruzar los registros de defunciones con una base de nacimientos que tenía CCP, ambas del Registro Civil.
Para esos cálculos etarios solo se tomó en cuenta a los ciudadanos costarricenses, que representan aproximadamente el 91% de las defunciones registradas, pues de los foráneos no se tenía la fecha de nacimiento.
Tampoco se incluyó a los menores de 15 años porque podría haber divergencias entre las dos bases de datos, según explicó el director del CCP, Gilbert Brenes.
Datos más apegados a la realidad
Para los datos anuales de defunciones, se incluyeron todas muertes reportadas al Registro Civil, sin importar la causa de fallecimientos, que ocurrieron hasta el 31 de diciembre del 2020 y que fueron inscritas hasta el 25 de febrero de este año.
Según el oficial mayor civil del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), Luis Guillermo Chinchilla, es hasta este momento en que se cuenta con las cifras más precisas de la cantidad de fallecimientos que hubo el año anterior.
Explicó que, como el TSE estuvo cerrado casi todo el mes de diciembre, no fue hasta finales de febrero que lograron inscribir todos las muertes que ocurrieron en el 2020.
En los dos primeros meses de este año, según la base de datos del Registro Civil, se inscribieron 1.270 defunciones.
Chinchilla también aseveró que, en los próximos meses, puede ser que los datos varíen “de forma mínima” y sin alterar las tendencias generales, porque en algunos casos ocurre que se registran las defunciones hasta cinco años después de que ocurrieron. Precisó que, por lo general, se trata de costarricenses que fallecieron en el extranjero y que algún familiar reportó la muerte, de manera oficial, luego de mucho tiempo.