San Carlos se convirtió en el epicentro de la pandemia de covid-19 en Costa Rica durante junio. De cada 100 casos nuevos registrados en el país, 21 (uno de cada cinco) corresponden a ese cantón alajuelense, de acuerdo con los datos registrados durante los últimos 15 días.
Del 1.° al 15 de junio, el Ministerio de Salud reportó 688 casos nuevos de la enfermedad que produce el nuevo virus, 144 de ellos se detectaron en este cantón ubicado en la zona norte, es decir el 20,9%.
El cantón alajuelense ya es el segundo con más casos acumulados con 188 (solo superado por San José con 191) y el número uno con enfermos activos, con 157.
El cambio es radical si se considera que al 31 de mayo registraba un acumulado de 44 casos, es decir sumó 144 positivos en 15 días, para un promedio de casi 10 enfermos nuevos diarios.
El crecimiento en el número acumulado en San Carlos, del 31 de mayo al 15 de junio, es del 327%.
Después de San Carlos, los cantones que registraron más casos nuevos hasta el 15 de junio fueron: San Ramón (79), Pococí (46), San José (45) y Upala (42).
En casos activos, al 31 de mayo el país reportaba 377, 14 de ellos estaban en San Carlos, es decir el 3,71%. Dos semanas después, San Carlos aglutina el 16,3% (157) de los 961 casos activos.
El incremento en el peso del cantón en casos activos fue de 12,5 puntos porcentuales.
De acuerdo con el medio San Carlos Digital, 114 de los 157 casos están concentrados en 3 comunidades del distrito de La Fortuna: La Perla, Los Ángeles y Tres Esquinas ubicados a 8, 12 y 27 kilómetros, respectivamente, del centro de La Fortuna. Los dos casos nuevos anunciados este lunes son familiares o contactos de trabajadores de una empresa empacadora.
Características sociales marcan el aumento
Para Guiselle Guzmán, jefa del Área de Salud Colectiva de la Caja Costarricense de Seguro Social, las especificidades sociales y forma de convivencia en los sitios de más contagios marcan este mayor crecimiento de casos en San Carlos.
“Se dan casos en los que, por las condiciones de vida, son más difíciles de aislar. No es lo mismo que llegue un caso a una familia de cuatro o cinco personas o a un espacio en el que duermen de 20 a 30 personas. Hay personas sin acceso a agua potable, o tal vez solo tienen un tubito donde les llega agua. Ahí se comienzan a ver más casos de los que veíamos en los primeros casos de la pandemia”, explicó Guzmán.
Melvin Anchía, epidemiólogo de la región Huetar Norte, señaló que la estrategia se tenía trazada con base en la dinámica de la zona
“Conocemos el alto flujo migratorio que tiene la zona. El tipo de empleados que trabaja en cada lugar, las dinámicas sociales, por eso sabíamos que debíamos ir delante del virus y no detrás, buscarlo no solo en los pacientes que llegan a Ebáis si no también a los centros de trabajo agrícolas, a las comunidades", subrayó.
Guzmán señala que por la misma dinámica social se tiene todo un protocolo de trabajo con ciertas zonas del cantón.
“Estos son casos que, desde que los identificamos como contactos, se les pide cuarentena y se les da seguimiento, entonces ya sabemos de dónde podrían salir. Es decir, muchos de los casos que están saliendo nuevos y que se oyen en las conferencias de prensa ya estaban en aislamiento”, agregó.
Anchía complementa: “sí, los casos pueden comenzar en una empacadora, pero cada caso tiene su familia, vive con más personas, hay vecinos que muchas veces tienen una dinámica de entrar y salir de las cosas donde hay un caso, también a ellos hay que buscarlos, tamizarlos, para poder contener la enfermedad lo más posible”.
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‘Sabemos de dónde viene cada caso, los tenemos ‘amarrados’ a otros’
Ambos especialistas subrayan que la cantidad de contagios en las últimas dos semanas no es algo necesariamente malo, pues aunque sí hay un aumento que les da más trabajo, también es señal de que se están encontrando los casos que se buscan activamente.
Los pacientes se buscan de dos formas: con búsqueda pasiva de quienes llegan a los Ebáis o clínicas, y con búsqueda activa, de ir a los lugares donde se saben que pueden encontrar los casos. Según Guzmán y Anchía, Esta segunda parte es la clave para que la enfermedad se mantenga bajo control.
“Si yo no lo trabajo de esta forma y no me pongo a buscar los casos, los descubro cuando ya llegan a los hospitales y se pueden colapsar los servicios”, destacó.
Y añadió: “¿qué hacemos? Tenemos un objetivo claro: no perder la trazabilidad, saber de dónde viene cada caso. Es una carrera contra el tiempo. Si los detectamos en el primer nivel, cuando todavía están en un punto de manejo en casa, vamos a evitar que nos lleguen a hospitales”.
El epidemiólogo indica que, por ejemplo, este lunes un equipo de respuesta epidemiólogica estuvo en la Trocha, porque se dio un caso positivo y debían ir a buscar a todas las posibles personas con las que este había tenido contacto cercano.
Guzmán explica: “en un barrido de casos, donde vamos y hacemos 100 pruebas en sitios donde ya hay positivos, puede ser que nos encontremos 32 casos, de los cuales tal vez solo 12 tenían síntomas. Estamos buscando activamente los casos sin esperar a que lleguen a nosotros. Estas personas tienen otro contexto social, no todos tienen seguro, entonces si se sienten enfermos más bien se esconden, lo que necesitamos es buscarlos para que no transmitan más la enfermedad”, puntualizó.
Estos barridos no se hacen de inmediato, pues debe darse un tiempo para la incubación del mismo; si se hace de inmediato tal vez personas que sí están positivas tengan un examen negativo porque aún el virus no está en suficiente cantidad como para reflejarse en la prueba.
“Si hoy un positivo anduvo en un bus no vamos a ir a buscar a las personas que anduvieron en el bus mañana, lo haremos en unos días. Por eso, en esto el papel de la atención primaria es vital, para conocer a la gente, saber dónde están las personas con quiénes están usualmente”, agregó.
Anchía dio un ejemplo de cómo se busca el origen de cada caso: “nos salió un señor positivo, él no sale mayormente de su casa y solo tiene contacto con sus hijos, que sí salen más, todos los hijos están asintomáticos, así que tuvimos que hacer la prueba a todos para saber quién contagió a su padre y rastrear el origen”.
Pero indica aliviado: “podemos decir que, de momento, todos los casos hasta el momento los tenemos amarrados a otros casos”.
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Temores
Anchía señala que el aumento en la cantidad de casos provoca en la población cierto temor, pero esto no quiere decir que no se tengan las herramientas para hacerle frente a esta situación. Ya hay un trabajo coordinado de varias instituciones que se dedican a la atención del brote en la zona.
Sin embargo, estas medidas deben estar acompañadas del esfuerzo y las prácticas de la población.
“El mantener la distancia con otras personas, y la higiene del lavado de manos no tienen sustituto. Hay personas que hacen caso omiso a las medidas de higiene y se debe trabajar con ellas”, afirmó Anchía.
Indicó que las personas de la zona no deben temer por tener casos positivos en el cantón ni por discriminarlos a estos, si no por tomar las medidas higiénicas y de distanciamiento que son necesarias para evitar más transmisión.
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