El 15 de noviembre del 2015 fue un día clave para la diplomacia costarricense. En la antesala del fallo de La Haya sobre la invasión a isla Calero, una decisión política de Nicaragua ponía a Costa Rica frente a un nuevo conflicto, uno de escala regional: la crisis migratoria de los cubanos.
El gobierno de Daniel Ortega les cerró la frontera a los migrantes que viajaban hacia Estados Unidos desde Ecuador y devolvió, con gases lacrimógenos, a centenares de ellos que entraron a pie a su territorio. El canciller Manuel González estaba en Costa Rica y una llamada lo alertó de lo que ocurría; el país enfrentaba un lío humanitario y desplegaría una ofensiva diplomática para hallar una salida.
En entrevista con Diálogos, el canciller revela detalles de las conversaciones que Costa Rica entabló con los actores del conflicto: los países de Centroamérica, Estados Unidos, Ecuador, el Vaticano y el mismísimo Raúl Castro, entre otros.
¿Incidió el régimen de Castro en el conflicto? ¿Por qué los demás gobiernos centroamericanos rehusaron colaborar con la crisis en un principio? Además de contestar estas preguntas, González explica el porqué de los escasos contactos entre la administración de Luis Guillermo Solís y el gobierno de Ortega. "Costa Rica ha sido muy condescendiente", advierte.