Le duele el despido. Le duele que no le permitieran luchar hasta el final. Le duele pensar que aún estaba a tiempo de reponer los puntos perdidos, ganar la cuadrangular y disputar el título.
"Ganando el domingo el equipo puede quedar primero y puede ser campeón", dice Nicolás dos Santos con esa mezcla de buenos deseos para el equipo y la desazón de no estar ahí.
El técnico no escode su pena y el dolor asoma en sus ojos cuando le preguntamos cuán difícil resultó explicarle a sus hijos lo sucedido. Él aún no se lo explica del todo.