Landon Josué Castro, de 18 años, lleva dos años vendiendo patí a diario en el cruce de San Miguel de Heredia, en la ruta 32. Él es originario de Siquirres, en la provincia de Limón. Este año, el joven termina sus estudios secundarios en modalidad nocturna y desea estudiar Ingeniería en Sistemas, pero enfrenta el dilema de dejar de generar ingresos para mantener a sus padres, responsabilidad que él asume. Su papá, adulto mayor, es discapacitado.
Castro forma parte de las 238.000 personas con empleo informal que trabajan en la vía pública. A finales del año pasado, Costa Rica registró la cifra la más alta de esta actividad en los últimos once años.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la cantidad de personas con empleo informal y en la calle creció entre el tercer trimestre del 2023 y el cuarto trimestre del 2024, el último dato disponible.
A mediados del 2023, este grupo sumaba 169.600 personas. Para el cierre del año pasado, la cifra había crecido a 238.000 personas.
Este dato solo es superado por los 238.600 trabajadores de este tipo registrados entre julio y setiembre del 2013. El INEC cuenta con datos de informalidad, recogidos en la Encuesta Continua de Empleo (ECE), desde el 2010.
Landon Josué contó que las ventas diarias le generan alrededor de ¢17.000 en una jornada de aproximadamente ocho horas, que empieza a las 6 a. m. de lunes a domingo. Él sale desde las 4 a. m. en bus hacia San José.
“Toca pulsearla, tengo que ver si puedo sacar el tiempo para poder estudiar; realmente se me dificulta mucho por el tipo de trabajo y la responsabilidad que tengo”, comentó. También, afirmó que las oportunidades laborales en Siquirres son “muy escasas”.
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¿Cuáles son las razones?
Luis Oviedo, investigador del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE), de la Universidad de Costa Rica (UCR), indicó que una de las razones del crecimiento del empleo en las calles es que la generación de empleo formal no ha sido suficiente para absorber la fuerza laboral disponible en el país, lo que obliga a muchas personas a recurrir a la informalidad para subsistir.
El investigador agregó que este tipo de ocupación produce ingresos de forma más flexible en comparación con los empleos formales, lo que la convierte en una opción atractiva para quienes necesitan dinero de inmediato.
Esa es la situación de Allan Alvarado Sandí, de 41 años, quien vende miel de abejas en la rotonda de La Y Griega, en San Francisco de Dos Ríos, San José. Hace un mes se quedó sin empleo tras haber trabajado como auxiliar de bodega. En este tiempo, calcula haber obtenido ¢220.000, ya descontando la inversión en miel.
Oviedo advirtió de que el empleo informal deja a las personas vulnerables ante la falta de protección social. Además, señaló que este fenómeno afecta al gobierno, ya que reduce la base tributaria y disminuye la recaudación fiscal.
El economista Pablo Sauma explicó que los datos de empleo informal que presenta la ECE han mostrado muchas fluctuaciones a lo largo del tiempo. Recordó que la pandemia de la covid-19 provocó una caída significativa en este rubro y consideró que no está claro si actualmente hay una tendencia definida.
No obstante, Sauma calificó el aumento del último año como “considerable” y enfatizó que muchas personas recurren al empleo informal como medio de supervivencia. También, destacó que el crecimiento económico, estimado por el Banco Central de Costa Rica (BCCR) en un 4,3% para 2024, podría reflejarse en una mejora de los ingresos laborales y en un incremento del empleo formal.
“Esto da pie a que ciertas actividades informales también crezcan. A los vendedores ambulantes probablemente les va mejor ahora porque hay más demanda”, comentó el economista.
Sin embargo, la demanda varía día a día, según Mary Padilla Fallas, quien desde hace siete años vende papalotes y burbujas en el Parque de La Paz, al sur de San José. Su jornada inicia a las 6 a. m. y termina pasadas las 4 p. m., seis días a la semana.
Ama de casa, Padilla decidió emprender este negocio para interactuar con la gente. “Ofrezco diversión sana. No hay días fijos de buenas ventas, pueden ser entre semana o durante los fines de semana”, explicó.
La vendedora, quien prefirió no revelar su edad, aseguró que esta actividad le permite cubrir sus gastos personales y el pago del alquiler.
Costo de formalización
Daniel Ortiz, director ejecutivo de Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), consideró que el aumento del empleo informal en la vía pública puede deberse a los costos de la formalización.
Añadió que resulta costoso enfrentar la presión fiscal y las cargas sociales. “La informalidad es más atractiva para ellos”, opinó.
Ortiz también señaló que el menor crecimiento de las empresas bajo el régimen definitivo podría explicar esta tendencia. Además, la falta de competitividad salarial en el sector privado respecto al público lleva a más personas a optar por el empleo informal.
“El incremento de la informalidad se traduce en menor recaudación fiscal, menor acceso a la protección social y mayor precarización laboral”, sostuvo.
El INEC explicó que el grupo de trabajadores en la vía pública incluye cuatro categorías de trabajo: en un puesto fijo, sin puesto fijo, desplazándose y utilizando algún medio de transporte.
Según Dianny Hernández, vocera de la Encuesta Continua de Empleo (ECE), del INEC, la mayoría de estas personas son hombres, trabajadores por cuenta propia y con un nivel educativo menor a secundaria.
El rango de edad predominante es de 25 a 44 años y se concentran en sectores como comercio, reparación, transporte y almacenamiento. “Son empresas de entre una y tres personas”, detalló.
La funcionaria del INEC explicó que esta tendencia al alza podría estar relacionada con el tipo de ocupaciones de estos trabajadores, entre las que se encuentran operadores de instalaciones, maquinaria y ensamblaje; trabajadores de servicios; vendedores de comercios y mercados; y ocupaciones elementales como mandaderos, repartidores y jardineros. También, incluyen a oficiales, operarios y artesanos de otros oficios.
Nogui Acosta, jerarca del Ministerio de Hacienda, señaló que la gran mayoría de empleos informales tienen salarios relativamente bajos, ubicándolos, en muchos casos, por debajo del umbral mínimo imponible, con lo cual no estarían sujetos al pago del impuesto sobre la renta. Añadió que la actual administración seguirá impulsando medidas para fortalecer la formalización del empleo.
En la Avenida Central de San José, Henry Ruíz, de 40 años, lleva ocho años vendiendo artesanías que él mismo elabora, como collares y pulseras.
Él aprendió el oficio “en la calle”. “Hay días buenos y días malos, pero gano lo necesario para mi familia”, afirmó. Vive en Tibás con su esposa y cinco hijos. Trabaja de lunes a domingo desde las 5 a. m. hasta que cae la tarde. En sus inicios, solo vendía una vez por semana en el mismo lugar.