Costa Rica es conocida en el mundo por producir café de alta calidad, por lo que el mercado orgánico del grano de oro puede ser una oportunidad para aumentar las exportaciones de la fruta ante la importante demanda de productos de esta naturaleza en los mercados internacionales.
Según un estudio de mercado de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), publicado en mayo pasado, hasta 2021 el mercado mundial de productos orgánicos tenía un tamaño de $103.917 millones, con Estados Unidos como el principal protagonista al concentrar el 43% del total.
En el caso concreto del café orgánico, el análisis señala que la demanda aumenta sobre todo en países como Estados Unidos, Alemania, Francia, e Italia.
Los consumidores de estas naciones están dispuestos a pagar un mayor precio por el producto orgánico debido a su calidad, sabor, salud y preocupaciones ambientales, según Procomer.
Ernest Carman, productor de café orgánico en Paraíso de Cartago, aseguró que vende la mitad de su producción hacia los Estados Unidos, en la presentación de café tostado bajo la marca Café Cristina. El producto restante lo comercializa en Costa Rica.
Carman tiene 31 años de producir bajo estas técnicas en su finca de seis hectáreas, luego de emprender una transición del cultivo tradicional hacia el orgánico en 1992.
“Empezamos con orgánico hace 31 años, y casi ya lo entendemos bien, ha sido un viaje largo, pero ya el café está muy bonito y la producción ha ido subiendo”, comentó el productor brumoso.
Las cifras de la Promotora de Comercio muestran que el país exportó el equivalente a $6,36 millones en café orgánico del 2018 al 2022.
En ese último año, la cifra fue de $1,18 millones y su principal destino fue Panamá, que concentró un 60% de las exportaciones, seguido de Estados Unidos, con el 32%; Reino Unido, con el 6%; y Francia, con el 2%.
Según datos del Instituto del Café de Costa Rica (Icafé), el porcentaje de estas exportaciones todavía es muy bajo, debido a que la mayoría de fincas producen bajo prácticas no orgánicas.
En la cosecha 2022-2023, el país exportó 5.443 fanegas (unidades de 46 kilogramos) de fruta orgánica, por debajo de 7.539 de la 2018-2019, la cifra más alta de los últimos años.
De acuerdo con el Icafé, la producción orgánica de café es una acción extra que puede motivar a ciertos productores a incursionar en ese nicho, con el propósito de diferenciar aún más su fruta. Destacaron que es un segmento muy específico dentro del gran espectro de comercialización del grano aunque enfatizaron en que es una posibilidad vigente en mercados cada vez más competitivos.
Según Procomer, ante la buena reputación de la que goza el café costarricense, el grano cultivado bajo prácticas orgánicas puede ser una oportunidad para aumentar las exportaciones de la fruta cosechada en el país. Sin embargo, para lograrlo, es necesario tomar algunas medidas.
Entre ellas, obtener certificaciones reconocidas internacionalmente para asegurar al comprador que el café se produjo bajo los estándares orgánicos establecidos, destacar el sabor y la calidad del grano costarricense, así como fomentar alianzas con distribuidores especializados en la comercialización de la fruta.
De igual forma, resaltaron la necesidad de buscar oportunidades para la diversificación de productos relacionados con el café orgánico, como presentaciones solubles o derivados de la fruta, así como ampliar y fortalecer la distribución en los mercados para llegar a más consumidores.
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“El café orgánico bueno se vende bien, hay mucha demanda, el problema principal es hacerlo llegar a esos mercados, es muy caro. Las cualidades del café cambian de una finca a otra, influye el clima, el manejo que se le da, la altura, entonces cada uno tiene sus particularidades”, comentó Carman.
Por su parte, Tomás Gutiérrez, productor de café orgánico en Ciudad Colón, reconoció que si bien existe el potencial de exportar la exportación de la fruta orgánica de Costa Rica, de momento el país no tiene la capacidad para satisfacer una alta demanda, ya que son pocas las fincas que la producen.
Para la cosecha 2021-22, Costa Rica tenía un área certificada de café orgánico de 439 hectáreas (ha), y registró un aumento del 3% respecto al año previo, según los datos de Procomer. A nivel general, esa cantidad de producción representa un 4% del total.
Retos
Pese a que existe potencial para incrementar la exportación de café orgánico hacia mercados internacionales que tienen un apetito por consumir productos que se cosechen bajo estas prácticas, existen retos importantes que los productores deben enfrentar con sus cultivos.
Uno de ellos, es el cambio climático, que afecta también al cultivo tradicional, por lo que el Icafé está enfocado en generar cafés que se adapten a esta realidad. Además, el café orgánico tiene el reto de enfrentar plagas y enfermedades, un alto costo de insumos externos, y la disponibilidad de mano de obra, lo que lo hace más vulnerable ante estas situaciones.
En el caso de Café Cristina, una de las principales dificultades que enfrentaron es la falta de asistencia técnica específica para el cultivo de café orgánico, así como el proceso de transición hacia la producción bajo técnicas orgánicas. Carman añadió que las certificaciones internacionales también son costosas, lo que dificulta obtenerlas.
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De igual forma, agregó que otro de los principales problemas son los suelos, ya que están degradados por las prácticas de producción anteriores, lo que dificulta su recuperación. “En el sistema que yo uso, no se abona el café, todo sale del suelo, esa ha sido una de las partes más difíciles”, explicó el productor brumoso.
Para poder obtener los insumos necesarios para producir bajo ese método, los suelos deben someterse a un análisis para conocer las condiciones en las que se encuentra y las necesidades del mismo para ponerlos aptos para el cultivo, que debe realizarse en Estados Unidos, ya que no se hacen en Costa Rica.
Gutiérrez también señaló el alto costo de la mano de obra en comparación con otros mercados productores de este tipo de café, como Perú o México, los pocos incentivos para productores orgánicos, así como la dificultad que enfrentan para registrar productos biológicos u orgánicos ante las autoridades costarricenses.
Abrir mercado
La familia de Tomás Gutiérrez cuenta con una finca cafetalera de 95 hectáreas en Ciudad Colón, en la que desde el año anterior iniciaron la transición hacia la producción orgánica, con una inversión de alrededor de $1,5 millones para implementar todos los cambios necesarios para incursionar en esta área.
“Llevamos tres años en transición regenerativa, reduciendo consumo de químicos, y el año pasado hicimos una reducción tan alta que decidimos pasarnos al cultivo orgánico. Todo son productos biológicos u orgánicos, no usamos herbicidas, el principal costo es ese, porque debe hacerse de forma manual”, explicó el productor.
Sin embargo, reconoció que la labor principal que tiene Costa Rica es la de abrirse a los mercados internacionales como un productor de café orgánico, pues aunque existe potencial, los tostadores no tienen mapeado al país como generador de este tipo de fruta, por lo que muchas veces debe comerciarse más a pequeña escala, al no tener un mercado establecido.
“Existe un potencial, una posible demanda, pero hay que desarrollar el mercado para poder competir contra un orgánico de países como México”, afirmó Gutiérrez, quien añadió que el productor orgánico muchas veces toma riesgos, pues en los primeros tres años de transición no puede comerciarse bajo esa línea, sino como café convencional.