El consumo de leche y sus derivados en Costa Rica alcanzó 212 litros por persona al año en el 2017.
Esto significa que la demanda nacional supera en 52 litros la recomendación de la FAO (Organización de las Nacionales Unidas para la Alimentación y la Agricultura) de al menos 160 litros por persona al año.
Así lo establecen datos solicitados a la Cámara Nacional de Productores de Leche (Caprole), entidad según la cual el aumento de la demanda interna y de las exportaciones al mercado natural (América Central y el Caribe) permite llevar un aumento sostenido de la producción de ese alimento.
El consumo promedio en Centroamérica, según datos aportados por Caprole, es de 108 litros o kilos por persona al año, lo que deja a Costa Rica con una notable posición relativa.
Empero, el sector lechero estima que es muy posible aumentar el consumo tico, comparando con países europeos donde la demanda por persona al año supera los 300 litros o kilos.
En el 2010, Costa Rica logró una producción de 953 millones de toneladas métricas de leche, cifra que ya estaba en 1.015 millones de toneladas en el 2012 y que el año pasado cerró en 1.144 millones.
Ese incremento del 20% entre el 2010 y el 2017 implica que el sector se ha mantenido firme y con un crecimiento sostenido, a un promedio de entre el 3% y el 4% anual, destacó Álvaro Coto Keith, presidente de Caprole.
No obstante, el dirigente dijo que Costa Rica aún tiene espacio para incrementar el consumo del alimento, especialmente mediante la modalidad de "comerse la leche", es decir, con el aumento en la demanda de derivados, como quesos, natilla, mantequilla, yogurt y otros. Es de esa forma, en especial con el paso del consumidor de queso fresco a queso maduro procesado, que los europeos aumentan la demanda.
Por su parte, Bernardo Jaén, viceministro de Agricultura y Ganadería (MAG), advirtió de que en el país hay dos segmentos en el sector lechero. Uno tiene alto rendimiento productivo, excelente calidad genética y muy buena administración de las unidades productivas. El otro, en cambio, es menos especializado, orientado a elaborar especialmente quesos artesanales y productos semiprocesados.
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En ese sentido, el viceministro señaló el gran reto que tiene el segmento de productos semiprocesados de cara a la apertura del ingreso de productos lácteos desde Estados Unidos. Esto sucederá cuando se eliminen totalmente los aranceles o los impuestos de entrada al comenzar el 2025, en cumplimiento a un acuerdo del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana.
Tiempo perdido
Cuestionado acerca de la preparación del sector de cara a la apertura comercial con Estados Unidos, Coto lamentó que se perdieron los 10 años de gracia acordados en el TLC, precisamente para permitir un cambio en producción y la industrialización.
El pacto comercial otorgó 10 años de gracia y luego 10 años de eliminación paulatina de los aranceles al producto. Ese último plazo está en marcha desde el 2015 y termina en el 2024. En enero del 2025 ya no habrá que pagar impuestos de entrada para importar lácteos desde Estados Unidos.
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Pese al poco provecho del periodo de gracia, Coto dijo que ahora están avanzando hacia un mejoramiento de la actividad, con el uso de mejores forrajes para la alimentación, lo cual reduce el uso de concentrados (alimentos a base de soya y maíz importados) y, con ello, se baja el costo de producción.
Paralelamente, se realizan labores para adaptación al cambio climático, con lo cual la producción de leche se cobijará bajo un sello sostenible. Así lo afirmaron tanto Coto como el viceministro Jaén.
Caprole considera que el sector está fuerte. De acuerdo con el Censo Agrícola Nacional del 2014, el país tiene 28.000 productores de este alimento, con 13.000 fincas especializadas solo en producir leche y con otras 15.000 fincas de doble propósito, es decir, que producen tanto leche como carne.
A eso se añaden 2.348 fincas productoras de leche de cabra o de búfalo y la generación de 22.000 puestos de trabajo directos, según las cifras pedidas a Caprole. Los registros del Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) citados por la Cámara indican que hay 1.024 plantas industriales, entre las grandes empresas y las instalaciones artesanales.
Jaén insistió en que la mirada debe estar puesta en el sector de producción artesanal, a fin de prepararlo para la apertura de mercados. "Lo que buscamos es que, con la apertura, este sector artesanal tenga mejor capacidad de producción e inocuidad (garantía de sanidad) y que amplíe sus rangos de productos y de comercialización. Los quesos frescos son hoy su principal propuesta, pero pueden añadir natillas, yogur y el queso artesanal procesado", detalló el vieministro del MAG.
El Gobierno también buscará faciliar la comercialización de productos con Centroamérica, entre ellos los lácteos, pues la región es el mercado natural para esas exportaciones costarricenses, adelantó Jaén.
Con esa finalidad, las autoridades impulsarán la homologación de reglamentos de calidad y de producción de los lácteos a escala de los países de América Central, agregó. La normalización de la calidad, por ejemplo, permitirá valorar adecuadamente las diferencias entre el producto de cada país, aseguró Jáen.