Chile y Perú se convirtieron rápidamente en suplidores de aguacate Hass para el mercado costarricense, luego de la suspensión de permisos para importar de México, en mayo del 2015, mientras que Dominicana apareció en la escena con variedades criollas y Nicaragua aumentó su participación con este último tipo.
Otros países, como Honduras y Guatemala (este último con poca participación), son de más reciente presencia en el mercado costarricense de esa fruta, pero también ganan posición, según un análisis de las importaciones a partir de datos tomados del portal estadístico de la Promotora del Comercio Exterior (Procomer).
Pese a esa diversificación en el origen de las importaciones de la fruta, las compras totales en el exterior cayeron 39,5%, entre el 2013 y el 2018, de acuerdo con las cifras de la entidad.
En el 2013, el aguacate mexicano Hass representó un 86,5% del total de las importaciones de esa fruta a Costa Rica y Nicaragua suministró el 12,8% de las compras. Al año siguiente, previo a la medida, las adquisiciones en México representaron un 82,9% del total y Nicaragua el 15,9% de las importaciones.
En el 2015, ante la suspensión de la emisión de permisos en mayo, México bajó su participación a 53,5%. Ese año apareció la fruta de Chile con 13% del mercado y la de Perú con el 16,2% de participación. La fruta de Nicaragua ya aumentó su presencia con 17,2%.
Para el 2018, la composición de la oferta de esta fruta importada en Costa Rica fue encabezada por Chile con 34,6% de las compras en el exterior. Nicaragua subió a 33,2% y le siguieron Perú con 22,15% del total, Honduras (nuevo en el mercado con variedad Hass) con 4,8% y Dominicana con 2,36% de participación.
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El aguacate es un producto estacional, con importaciones, primero, de mayo a julio de la variedad Hass peruana, luego de setiembre a noviembre con la fruta de ese tipo de Chile. El Hass nacional se ofrece entre mayo y julio y vuelve a aparecer con algunas cantidades en noviembre, según los distribuidores.
Por esa estacionalidad no son comparables las importaciones de los primeros siete meses de este 2019 sino todas las compras anuales.
Menos importaciones
Los datos indican que las importaciones totales de este alimento se redujeron tras la medida que suspendió los permisos para traer aguacate Hass desde México. En el 2013, las importaciones fueron por 13.061 toneladas, cuando México era el principal proveedor.
Para el 2016, y ya con la salida de ese país, se importaron 9.334 toneladas y para el año pasado las compras en el exterior fueron por 7.899 toneladas, de acuerdo con el portal de estadísticas de Procomer.
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De alguna manera, la producción nacional de aguacate Hass aprovecho las circunstancias del mercado. El Análisis y Monitoreo de Mercados para el aguacate, realizado por el Servicio de Información de Mercados (SIM) del Consejo Nacional de Producción (CNP) refleja un aumento en la oferta.
El informe a junio pasado indica que para el 2017 el volumen de Hass nacional en el Centro Nacional de Abastecimiento y Distribución de Alimentos (Cenada) fue de 376.750 kilos (376,75 toneladas), mientras que para el año pasado aumentó a 563.370 kilos (563,37 toneladas).
Rándal Benavides, presidente de la Cámara de Exportadores e Importadores de Productos Perecederos, señaló que en el mercado costarricense del aguacate se dio un fenómeno contrario a la teoría económica: la demanda se tuvo que adecuar a la oferta, en lugar de transformar la oferta conforme con la demanda.
“Se dio chance a (aguacates) criollos, se incrementó la cantidad de orígenes y la cantidad (total) de importación se redujo, porque el cliente no está satisfecho con la calidad ofrecida”, detalló Benavides.
Empero, Gerardo Chacón, productor de aguacate Hass de Los Santos y asociado de la cooperativa Frutacoop, consideró que la medida de no emitir permisos para traer fruta de México no perseguía un efecto en el mercado sino un objetivo meramente técnico: evitar el riesgo de contaminación de las plantaciones costarricenses con la mancha del sol, una bacteria presente en suelo mexicano.
Negó que los productores locales se hayan aprovechado para subir los precios. Explicó que en algunos buenos momentos lograron vender a entre ¢2.300 y ¢2.500 el kilo, pero en otras ocasiones cae a ¢1.500 el kilo, según la época del año y la calidad. Estimó muy alto ese vaivén de ¢1.000 por kilo que deben afrontar los productores nacionales.