El 22% del café costarricense se produce de manera sostenible y es bajo en emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) luego de cinco años de funcionamiento del programa NAMA Café de Costa Rica.
Dicho porcentaje representa la cosecha de más de 8.900 productores costarricenses, en 25.000 hectáreas.
NAMA (Nationally Appropriate Mitigation Action) es una iniciativa del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y el Instituto del Café de Costa Rica (Icafe), para reducir las emisiones de GEI del sector cafetalero y a su vez, adaptarse al cambio climático.
Las tres instituciones han contado con el apoyo técnico y financiero de la Cooperación Alemana para el Desarrollo (GIZ) por medio de la NAMA Facility, un fondo conjunto de los gobiernos de Alemania y Reino Unido. A partir del 2020, su participación en el programa se limitará al apoyo a la línea de crédito para firmas beneficiadoras.
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Entre los esfuerzos realizados durante los últimos cinco años están capacitaciones a productores en la aplicación de buenas prácticas agrícolas, acompañamiento a más de 60 compañías beneficiadoras de todo el país para el levantamiento anual de sus inventarios de GEI y la movilización de más de $3,8 millones en fondos privados para facilitar la compra de equipo y tecnologías.
Además, con la visión de usar este tipo de café como diferenciador para posicionarse en nuevos mercados, se capacitó a 21 gerentes de empresas beneficiadoras en mercadeo y ventas. Catorce de ellos, colocaron su producto en el mercado alemán y estadounidense después de una serie de giras comerciales organizadas por el proyecto.
“El valor agregado de este café les abre las puertas a nuestros caficultores y caficultoras para entrar en negociaciones con compradores a nivel mundial, con una preferencia por un café sostenible y de alta calidad", explicó Xinia Chaves, directora ejecutiva del Icafe.
También, mediante un proyecto de sistemas agroforestales con la Fundación Banca Ambiental, se logró la plantación de al menos 75.000 árboles de sombra en fincas cafetaleras del país, lo que contribuye a la captura de carbono, la adaptación al cambio climático y la protección de la biodiversidad.
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Las instituciones que impulsan la iniciativa destacan que, para continuar con los esfuerzos país por alcanzar la aplicación de NAMA en la totalidad de la producción cafetalera nacional, está disponible una línea de crédito por $8 millones –brindados por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE)– hasta diciembre de 2020.
Renato Alvarado, ministro de Agricultura, mencionó que cuando la iniciativa arrancó, muchos caficultores no tenían noción del impacto que su cultivo tenía en el cambio climático y viceversa, y menos de qué hacer para cambiar esta situación.
“En los cinco años que vienen esperamos extender esto al resto del sector mediante el personal de extensión, así como aquellos productores y beneficios que nos han entregado su confianza durante los últimos años”, agregó Alvarado.
Pese a que los resultados son considerados como positivos por el MAG, Minae e Icafe, existen medidas que piensan mejorar como el sistema de monitoreo, reporte y verificación del NAMA Café, el sistema de incentivos para una caficultura baja en emisiones y la gestión del conocimiento entre los productores y beneficiadores.
“El sector café ha mostrado gran liderazgo a nivel nacional e internacional para impulsar y consolidar una producción baja en emisiones. Los conocimiento y lecciones aprendidas serán invaluables para replicar la iniciativa en otros cultivos y sectores a nivel nacional y serán de inmensa utilidad para los países cafetaleros en todo el mundo”, dijo Carlos Rodríguez, ministro del Minae.