Una serie de productos agrícolas que fueron lanzados en la década de los noventa, en Costa Rica, con grandes expectativas y básicos para la diversificación de las exportaciones del sector perdieron terreno frente a la suma de otros cultivos más tradicionales, en especial la piña; aunque algunos sí tuvieron buenos años.
Dentro de ese grupo de productos se encuentran melón, follajes y hojas, flores y capullos, pimienta, macadamia, jengibre, y mangos.
Así lo revela un análisis de datos de exportaciones agrícolas, de 1998 al 2019 (acumulados hasta octubre), solicitados a la Promotora del Comercio Exterior (Procomer). El año de 1998 es el más antiguo sobre el cual se mantiene información consolidada y ordenada en este agencia.
Competencia de otros países, aparición de plagas y enfermedades, altos costos de producción en Costa Rica y dependencia de pocos exportadores figuran entre los factores que causaron las reducciones en las exportaciones de esos subsectores.
El Ministerio de Comercio Exterior (Comex) adujo que es impreciso referir de manera categórica que los productos mencionados no lograron un despegue definitivo. “No obstante, es claro que aún los productos que logran el despegue no tendrán una vigencia indefinida en los mercados, razón por la cual es necesario mantener permanentemente un sistema de prospección para la identificación de nuevas ventajas comparativas y nuevas oportunidades”, agregó ese despacho, en una respuesta por escrito.
De acuerdo con las cifras, el melón, por ejemplo, llegó a representar el 5% de las exportaciones agrícolas del país, entre el 2001 y el 2005, y ahora es apenas un poco más del 2% de ese sector en los últimos años (2,4% a octubre del 2019).
En tanto, los follajes también llegaron a 5% de participación entre el 2001 y el 2002, y ahora bajaron a una cifra ligeramente superior al 1% (1,25%, en el 2019), de acuerdo con el análisis de cifras solicitadas a Procomer. Flores y capullos bajó de 2% a 1%, mientras que el chayote se mantiene ligeramente superior al 1%, con lo cual es uno de los subsectores más estables..
En un grupo denominado “otros” se agruparon mango, jengibre, pimienta y macadamia, sobre los cuales también se cifraron grandes expectativas. Se juntaron porque los montos de exportación siempre fueron bajos, pero en conjunto llegaron a representar el 3,2% del total de exportaciones agrícolas, en el 2003, y al 2019 bajaron a 1,8% del valor total.
Esto contribuye a que las exportaciones de productos agrícolas de Costa Rica se mantengan altamente dependientes de pocos sectores, en particular banano, piña y café. Por ejemplo, el banano representaba 39% de las exportaciones agrícolas en 1998, creció hasta el 42%, en el 2003, y en el 2018 generó el 36% de las ventas del sector. A octubre del 2019, sus ventas fueron 34% del total.
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FUENTE: FUENTE: ELABORACIÓN PROPIA CON DATOS DE PROCOMER. || w. s. / LA NACIÓN.
La piña es el único producto lanzado como gran promesa y que logró consolidarse desde el punto de vista económico. En 1998, y de acuerdo con el análisis de los datos solicitados a Procomer, esta fruta era el 7% de las exportaciones agrícolas. Su gran expansión causó un fuerte incremento de su presencia en las exportaciones: en el 2018 fue 33% del total y en los primeros 10 meses (enero-octubre) del 2019, también representó 33% del total.
El café ha perdido fuerza, pero se mantiene entre los importantes. En 1998 las colocaciones de esta producto eran el 26% del total; hoy representan 11,7%.
Sin embargo, la suma de banano, piña y café representaban en 1998, en conjunto, un 72% de las exportaciones agrícolas y hoy la participación se elevó a 79%.
El Comex resaltó la participación de algunos productos, como el mango, cuyas exportaciones crecieron 118% desde 1998. Los montos para este producto son bajos, pues en el 2018 alcanzaron $6 millones. También destacó la evolución de la sandía, cuyas ventas tuvieron un crecimiento excepcional, al pasar de $3 millones en 1998, a $28,8 millones, en el 2019.
Caídas notorias
Las exportaciones costarricenses de melón, por ejemplo, llegaron, en 1998, a $69 millones. Tuvieron a partir de ahí una etapa de crecimiento que las llevó a $84 millones, entre el 2006 y 2007. A partir de ahí se inició la caída, y en todo el año 2018 (último año disponible con datos de 12 meses) las ventas alcanzaron $54 millones.
En los primeros 10 meses del 2019, las ventas de melón generaron $55 millones, según las cifras aportada por Procomer.
Otra de las caídas dramáticas es la de los follajes y hojas, utilizados en los mercados de exportación como complemento a los arreglos florales. Este producto vendió un total de $55 millones, en 1998. Igual que sucedió con el melón, después de eso siguieron algunos años de crecimiento y las ventas llegaron a $76 millones en el 2008. Empero, se vino luego la caída del sector hasta que en el 2018 las exportaciones se colocaron en $34 millones y en 10 meses del 2019 fueron por $28 millones.
El valor de las ventas al exterior de flores y capullos llegó a alcanzar un total de $41,5 millones en el 2007. La cifra bajó hasta los $28 millones en el 2018 y hasta $25 millones en los primeros 10 meses del año pasado.
La agrupación de “otros” (mango, jengibre, pimienta y macadamia) llegó a exportar, en conjunto, un total de $54,8 millones, en el 2007. En el 2018 lograron ventas por $46 millones.
Al otro extremo de estos productos agrícolas aparece la piña, cuyas ventas al exterior generaban $112 millones en 1998 y en el 2018 alcanzaron ya $885 millones en ingresos. Entre enero y octubre del año pasado sumó ingresos por $762 millones.
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El exministro del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y actual presidente de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA), Juan Rafael Lizano, dijo que en este problema se combinan factores de producción y de mercado.
“Cuando los cultivos son muy altos e intensivos en mano de obra, tenemos un problema, porque nosotros somos un país carísimo en eso; la mano de obra es la más cara de Latinoamérica”, consideró Lizano. A ese debe añadir, dijo el exministro, que el precio de los seguros agrícolas es muy alto y que existen problemas específicos como el atraso en el registro de agroquímicos nuevos.
“El caso del melón aplica para esto último –enfatizó–, pues sufre por plagas y se necesita un agroquímico nuevo y no se puede importar por el atraso en el registro”.
El exministro del MAG, Luis Felipe Arauz, coincidió en que el alto costo de la mano de obra es un tema país, el cual es bueno porque beneficia a los trabajadores, pero no permite competir con otras naciones, como México y Nicaragua, con salarios tres veces más bajos. El agro, recordó, emplea a muchas personas de bajo nivel de escolaridad.
Para Arauz, el otro gran problema es específico con los nuevos productos. Se trata de que se lanzaron y luego no se dio un programa sostenible de investigación, desarrollo e innovación, como si lo han hecho el Gobierno, las universidades y los propios productores (con sus organizaciones) en los casos de piña, banano y café.
A esos temas se añade, explicó Arauz, el traslado de tecnología desarrollada en Costa Rica hacia otros países. Un caso de ese tipo se presentó, por ejemplo, con el melón, pues la tecnología hecha en Costa Rica se trasladó hacia otros países con menores costos de producción.
Arauz apoyó el programa Descubre lanzado por el actual gobierno para poner en marcha nuevos productos agrícolas, pero en el tanto se acompañen con un programa sostenible de innovación, lo cual le permitiría a Costa Rica ir siempre adelante de quienes le copien la tecnología básica.
La respuesta escrita de Comex afirmó que Descubre se basa precisamente en institucionalizar un proceso de prospección continua de las ventajas comparativas del país y de las oportunidades que existen en los mercados internacionales, de manera que sigan descubriéndose nuevos productos, servicios, mercados y procesos, que permitan tener opciones interesantes cuando el ciclo de éxito de productos o servicios que han sido exitosos trascienda su punto cúspide.
La frustración de un productor de macadamia y un melonero
Al terminar los años ochenta e iniciar los noventa, el país se lanzó a la tarea de diversificar sus exportaciones agrícolas y surgieron diversas opciones con ese objetivo, recordó el empresario Alfredo Volio.
Explicó que con ese fin se comenzó a fortalecer la institucionalidad con el surgimiento de entidades como el Centro para la Promoción de las Exportaciones (Cenpro), el cual dio origen a la actual Promotora del Comercio Exterior (Procomer). En ese contexto surgió, también, el Ministerio de Comercio Exterior (Comex).
En el caso específico de la macadamia, una nuez en cuyo desarrollo inicial participó Volio como productor, recordó que se trajeron expertos de Australia y Hawái y se presentó el cultivo como muy promisorio e interesante, pues se trata de un árbol permanente, de producción perenne y que generaría empleo.
Entonces, se desarrolló la actividad en varias zonas del país, partiendo de Turrialba como base y de ahí a Siquirres y posteriormente a los alrededores del Lago Arenal y en las faldas de los volcanes Miravalles y Tenorio.
Sin embargo, el país no contó con que el clima, el suelo y otras condiciones no serían las más aptas. “Desgraciadamente las condiciones climáticas de Costa Rica se trajeron al suelo la actividad, mientras el precio era promisorio una año y el otro no tanto. El mercado estaba bien, pero hubo mucha inestabilidad en producción. Nunca llegamos a alcanzar los niveles de productividad de Australia y de Hawuái”, aseguró Volio.
Así que de la macadamia, precisó, ahora solo quedan pequeñas áreas en la finca Juan Viñas y en algunos otros lugares. Volio lamentó que sucedan casos paralelos con los helechos (ornamentales), flores, pimienta y otros sectores que se incluyeron en aquella promoción de exportaciones.
Antes del 2014, las empresas La Costeña S. A. y Tropifresh Costa Rica S. A. llegaron a tener hasta 700 hectáreas sembradas de melón en tierras ubicadas entre los cantones de Nicoya y Carrillo, en Guancaste.
Esa área era productor Eliécer Araya, quien en el 2014 se vio obligado a dejar la actividad, junto con los hasta 700 empleados que llegaron a tener las compañías.
¿Las causas? Sencillas, según Araya. Costa Rica, sentenció el productor, es un país muy caro para los empresarios. “La competitividad se pierde en Costa Rica, es un país muy caro, no se puede competir con Brasil. Incluso ya ni siquiera las ventanas de mercado (vender cuando el otro proveedor no cosecha), porque hoy día Brasil exporta todo el año y con los volúmenes de ellos es imposible competir”, enfatizó Araya.
Este empresario, quien estuvo en la actividad de melón por mas de 20 años, rechazó que las plagas sean una causa que se trajo abajo este sector. Dijo que debió vender las tierras luego de salir de la actividad.