Los efectos climáticos de El Niño continúan afectando los cultivos de hortalizas en la zona de Cartago. La escasez de lluvias mantiene a los productores con sus esperanzas puestas en la instalación de la temporada lluviosa, a partir de esta segunda quincena de mayo.
En un recorrido por la zona de San Juan de Chicuá, en Cartago, La Nación conversó con agricultores en la primera semana de mayo, que confirmaron las afectaciones en las siembras de papa y cebolla, entre otros cultivos. Nelson Martínez, se encontraba en plena faena en la finca La Juanita, a 2.470 metros sobre el nivel del mar (msnm), asegura que el verano fue “muy pesado” y las lluvias se han retrasado, lo que ha causado que los cultivos “se queden atrás”, es decir, que no se desarrollen. “Por más que uno le meta los insumos correspondientes, no hay forma de que el producto avance”.
Martínez también señaló que “todo esto es polvo y la verdad no se puede sembrar hasta que caigan las primeras aguas”. Explicó que sembrar en estas condiciones (sin lluvias) resultaría en pérdidas porque el suelo necesita tener la humedad adecuada. Él espera que la temporada lluviosa comience después del 15 de mayo.
El agricultor César Gómez, quien preparaba la tierra en un terreno vecino, mencionó que si no llegan las lluvias, la papa sembrada se dañará. Se aventuró a cultivar debido al riesgo de dañarse el material de siembra. Generalmente realizan esta labor en febrero, pero este año no pudieron debido a la escasez de lluvia. Dijo que la poca agua disponible no es suficiente para las necesidades de los cultivos. Otros cultivos afectados incluyen zanahorias, brócoli y coliflor.
Luis Víquez, productor en las faldas del Volcán Irazú, a 3.320 msnm, calificó esta situación como una de las sequías más graves. Está a la espera de que las lluvias se regularicen a partir de la segunda quincena de mayo. Comentó que las zonas altas se ven más afectadas y enfatizó que el fenómeno de El Niño ha sido especialmente perjudicial este año, impidiendo la siembra de papa debido a las altas temperaturas del suelo.
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Kevin Gómez, director ejecutivo de la Corporación Hortícola Nacional, confirmó que el fenómeno climático afectó severamente las zonas de Turrialba y el Volcán Irazú en Cartago. “Hubo una escasez de agua que no se veía desde hace mucho tiempo, al punto de secar algunas nacientes. La disminución fue bastante seria debido a El Niño”. También se vieron afectados los cultivos de uva por la falta de agua.
Gómez explicó que la siembra de papa realizada en enero ha enfrentado serios problemas de germinación debido a la falta de humedad en el suelo, en zonas donde históricamente no se necesitaba riego. Remarcó que los agricultores trabajan con seres vivos que perciben afectaciones tanto por la escasez como por el exceso de lluvias.
Oscar Arias, vicepresidente de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA), señaló que desde el segundo semestre del 2023, El Niño provocó efectos dispares en las lluvias en el país, con marcada escasez en las zonas del Pacífico Central, Pacífico Norte y el Caribe, lo que ha afectado gravemente las hortalizas y la producción de pasto para ganado.
Fernando Vargas, viceministro del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), dijo que los registros de denuncias de las afectaciones por El Niño, incluyen reportes de daños en cultivos de papa y cebolla de la zona alta de Cartago, además de daños en cebolla en la zona de Santa Ana, en San José. También en el pasto y forrajes para ganado en la zona norte, y en el café. “La severidad no fue tan fuerte y los reportes fueron atendidos en su momento”, indicó.
El Niño va de salida
De acuerdo con el registro del Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad (IRI, por sus siglas en inglés), en su último análisis, realizado el 19 de abril, El Niño tiene 35% de probabilidad de continuar entre abril y junio, lo que indica que el fenómeno está disminuyendo. Se espera que la fase neutra se establezca en un 65% y que La Niña tenga un 0% de probabilidad.
El Modelo IRI, como es conocido, se basa en datos estadísticos y se utiliza para establecer las probabilidades de la instalación del ENOS (El Niño-Oscilación del Sur). Este fenómeno climático se desarrolla en tres fases distintas: La Niña, una fase neutral y El Niño.
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Alvaro Brenes, ingeniero especialista en Meteorología, mencionó que se esperaba que El Niño desapareciera en abril y que se estableciera una fase neutra en mayo, pero los pronósticos indican que La Niña podría llegar pronto, caracterizada por precipitaciones abundantes. En Centroamérica, La Niña se espera para junio, antes que en la zona ecuatorial, donde se oficializa el fenómeno climático a nivel global. Las recientes precipitaciones en el país ya forman parte del inicio de La Niña, según Brenes.
Añadió que en el Mar Caribe y el océano Atlántico se están percibiendo temperaturas más altas de lo normal, mientras que se espera una reducción de las temperaturas en el océano Pacífico. Esto provocará un fenómeno La Niña más intenso.