Lima. El “Tiburón 7″ zarpó de nuevo después de meses atracado en el puerto del Callao. Su tripulación está ansiosa. Ha sido un año de pérdidas para la industria pesquera peruana, que lucha para no zozobrar en las aguas cada vez más calientes del Pacífico.
El Niño, el fenómeno climático que eleva cada tanto la temperatura del océano causando sequías y también inundaciones, está provocando estragos en Perú, el mayor productor mundial de aceite y harina de pescado elaborado en base a la anchoveta, una variedad de pez de hasta 20 centímetros de longitud que vive en las aguas moderadamente frías del litoral peruano y chileno.
Al frente de una cuadrilla de 20 hombres de botas y overoles naranja, el capitán Luis Celis parte desde Callao, en el centro de Perú, con la ilusión de amortiguar las pérdidas: “No hemos tenido pesca en la primera temporada del año, que se suspendió por el tema de las temperaturas” altas.
Después de la veda, el sector centra sus expectativas en el segundo período de pesca que inició el 26 de octubre y se extenderá aproximadamente hasta mitad de diciembre, cuando debería completarse la cuota de 1,6 millones de toneladas de anchoveta. El sistema de cuotas garantiza la sostenibilidad de la producción pesquera.
Por partida doble
Con capacidad para transportar 420 toneladas de carga, el pesquero de 50 metros de eslora se adentra a cinco millas náuticas (9,26 kilómetros) de la costa para arrojar gigantescas redes bordeadas de boyas amarillas. Un ejército de gaviotas se lanza en picada sobre la trampa de gruesos hilos que recorta el mar oscuro y picado.
Decenas de lobos marinos les disputan el alimento. Con el graznido agudo e intenso de fondo, la tripulación recoge redes. En dos días “Tiburón 7″ atrapó 100 toneladas de anchoveta para su procesamiento en harina de pescado en una fábrica en Chancay, a 70 km al norte de Lima.
Ante los resultados de la faena, el capitán Celis admite el impacto del fenómeno climático. “La temperatura del mar está encima de cuatro, cinco grados (de lo normal) y nos afectó bastante. (...) Nuestro sector pesquero no está preparado para afrontar una corriente de El Niño de uno o dos años. Sería catastrófico”, sostuvo.
Los pronósticos advierten que El Niño —que oficialmente comenzó a mitad de año— podría ir hasta mayo de 2024. Sin embargo, Perú enfrentó a comienzos de año un fenómeno de similares características conocido como El Niño costero, que afecta principalmente a la franja marina costera peruana y ecuatoriana.
La pesca está “afrontando la peor crisis de los últimos 25 años. (...) Al no haber habido una primera temporada hemos perdido, más o menos, $1.000 millones en exportaciones”, corroboró Eduardo Ferreyros, presidente de la Sociedad Nacional de Pesquería.
Entre enero y setiembre el sector se contrajo 26,3% en volumen de facturación respecto del mismo período de 2022, según el Instituto Nacional de Estadística e informática (INEI).
Menos alimento, menos tamaño
Expertos en clima consultados por la AFP coincidieron en que el calentamiento global ha tornado más intenso y frecuente el fenómeno de El Niño. A causa del aumento de la temperatura del océano, la anchoveta no encuentra suficiente plancton para alimentarse y su población está disminuyendo, según el INEI.
También, por efecto del calentamiento, los peces se alejan cada vez más de la costa. “Con el recalentamiento en los últimos años, no hay comida en el mar y el pescado no se está desarrollando bien”, explicó Roberto Larraín, gerente de la empresa pesquera Luciana, con sede en Chancay.
Según el líder gremial, antes de 2020 se encontraba anchovetas de hasta 14 centímetros, pero ahora solo alcanzan los 11,5 centímetros. La industria pesquera representa alrededor de 1,4% del Producto Interno Bruto del Perú. La crisis, derivada de fenómenos climáticos cada vez más devastadores por el calentamiento global, amenaza con hacer naufragar a un sector que además genera 250.000 puestos de trabajo.