El sector ganadero de carne de Costa Rica arrastra una baja productividad y genera contaminación ambiental, según un estudio realizado por dos analistas económicos para la Academia de Centroamérica.
Este rubro, además, perdió mucha importancia en la economía nacional y no presenta un crecimiento sostenido en los últimos 15 años, dice el análisis.
Los especialistas Miguel Loría y Carlos Umaña concluyen que se creó la Corporación de Fomento Ganadero (Corfoga), en 1998, para corregir los problemas, sin lograrse el objetivo.
De acuerdo con los investigadores, la productividad es relativamente baja, medida por la producción de terneros, o la tasa de parición definida como el cociente entre el número de terneros nacidos y el total de vacas para cría y doble propósito. En en el país, la tasa de parición se estima entre 50% y 60%, mientras en Estados Unidos es del 90%. Solo algunas fincas tecnificadas en Costa Rica logran resultados similares.
Corfoga, por su parte, atacó fuertemente el estudio Políticas para el desarrollo productivo: experiencias en el caso de banano y ganado bovino , publicado en noviembre pasado.
Una respuesta elaborada por el economista Leonardo Murillo asegura que tiene conclusiones poco oportunas e injustificadas. Corfoga pidió a la Academia de Centroamérica que retire de su web el informe hasta que sea discutido. La Academia es una organización privada de economistas independientes.
Loría y Umaña concluyen que en el caso del banano se logró corregir la mayoría de problemas de mercado y ahora tiene rendimientos entre los más altos del mundo, al contrario de la ganadería de carne.
Eso se logró mediante la concreción de políticas adecuadas por parte de la Corporación Bananera Nacional (Corbana), creada en 1971.
Problemas. A mitad de los años setenta, la ganadería de carne era un 14% del producto interno bruto (PIB) agropecuario. Bajó a 10% en la siguiente década y a 4% en los 30 años posteriores.
La producción no presenta un crecimiento sostenido en los últimos 15 años, pues se caracteriza por altibajos.
Corfoga respondió que a partir del 2002 se observa un ciclo de crecimiento, lo cual llama la atención porque se da luego de la apertura de esa entidad.
El estudio analiza que la ganadería de carne en Costa Rica es extensiva, pues la carga animal es de apenas 1,2 cabezas por hectárea. Pero Corfoga compara ese indicador con otros países y dice que Estados Unidos tiene 0,36 cabezas por hectárea; Argentina, 0,45; Uruguay, 0,50, y Nueva Zelanda, 0,97, todos destacados por su sector ganadero.
Además, la rentabilidad bajó por la demanda de tierras para actividades como arroz, caña de azúcar y turismo y por la vulnerabilidad de los pastos ante el cambio climático, dice el análisis.
La Corporación rechaza el impacto del costo de la tierra, pues un 90% de los ganaderos son propietarios de sus fincas.
Loría y Umaña advierten de que la creación de Corfoga no logró suprimir las distorsiones del mercado. La entidad, agregan, no eliminó la estructura oligopólica en algunas partes de la cadena (mataderos), no se produjo la transformación tecnológica y no se implantó un sistema de liquidación por precio-calidad.
Según Corfoga, la entidad encargada de la vigilancia de mercado es el Ministerio de Economía, Industria y Comercio.