El fenómeno climático conocido como El Niño, que de acuerdo con las previsiones de organismos especializados, podría instalarse a partir de junio, amenaza la seguridad alimentaria de Centroamérica y otras regiones del mundo, advirtió este jueves la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Este organismo indicó, por medio de un comunicado de prensa, que los pronósticos en este momento son claros, pero que se formularon con poca confianza debido a la escasa validez en el periodo mayo-julio.
Por su parte, la Organización Meteorológica Mundial (WMO por sus siglas en inglés), en sus previsiones de febrero, estimó que la probabilidad de que se instaure un episodio de El Niño aumenta gradualmente del 15% para el periodo de abril a junio, a cerca del 55%, para el periodo que va entre junio a agosto, lo que coincide con los pronósticos de la FAO.
La FAO señaló que tras el retiro del fenómeno La Niña, que mantuvo presencia durante tres años en el entorno atmosférico mundial, la transición para la instalación de El Niño es inminente. “Eso podría suponer un alivio para algunas zonas afectadas por la sequía como el Cuerno de África, pero tal vez acarree problemas a otras partes de África, América Central y el Lejano Oriente asiático”, indicó.
Durante los eventos de El Niño, las temperaturas del mar en la superficie del Océano Pacífico en la zona ecuatorial se vuelven sustancialmente más altas de lo normal, contrario sucede con el fenómeno La Niña, cuando las temperaturas de la superficie del mar en estas regiones se vuelven más bajas. En ambos casos los efectos van desde sequías hasta inundaciones por exceso de lluvias.
El ingeniero agrónomo Marco Chávez, explicó a La Nación, que la amenaza a la seguridad alimentaria que provoca El Niño se debe a que se caracteriza, principalmente, por la ausencia de lluvias, lo que genera sequías y disminución de la humedad, afectando a las personas, plantas y animales por causa del factor térmico y la escasez de agua.
LEA MÁS: Sequía golpea a Centroamérica con plagas, pérdida de cosechas y falta de agua potable
“Los efectos son directos porque afecta directamente al agua; las consecuencias que se dan porque se eleva la temperatura significativamente, aumentan los vientos, lo que provoca resecamiento, una reducción de las lluvias y una reducción de la humedad”, manifestó.
Recordó que en Costa Rica, durante el periodo 2013-2018, las afectaciones provocadas por ambos fenómenos de manera intercalada, fueron cuantiosas. “La producción para consumo familiar podría verse afectada, menores ingresos para los productores, mayores precios en los alimentos, los impactos son fuertes”, señaló.
La FAO aseguró que apoyarán a los países en la medida que lo permitan los recursos e hizo un llamado a que desarrollen acciones tempranas y preventivas.
Los episodios de El Niño suelen producirse cada dos a siete años, suele intercalarse con episodios de La Niña y las llamadas condiciones neutras (donde no está alguno de los fenómenos). La WMO explica que una vez iniciados estos eventos pueden durar 12 meses o más y siempre existe la posibilidad de que generen impactos graves en algunas regiones.