“Preocupado”, fue la primera reacción de José Oviedo, productor de frutas, legumbres y granos en los cantones de Santa Ana y Escazú, debido a la inminente instalación en Costa Rica del fenómeno climático El Niño. Las pérdidas por sequía en las dos últimas incidencias del fenómeno superan los ¢16.300 millones en el territorio nacional, según datos del gobierno.
Los efectos de El Niño podrían hasta triplicar los precios en los alimentos, como sucedió en ocasiones anteriores. “Este fenómeno conlleva la escasez de productos y suben de precio hasta dos o tres tantos más”, advierte Oviedo, con base en su experiencia de más de 50 años como productor.
Los pronósticos actualizados apuntan al 88% de probabilidades que El Niño se instale en Costa Rica en el mes de julio, pese a ello, los productores tienen la esperanza de aprovechar las lluvias de mayo y junio para sembrar. Oviedo asegura que ya tienen la tierra preparada para la siembra.
La Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE), oficializó el 8 de mayo el estado de Advertencia por la inminente instauración del fenómeno climático a partir del segundo semestre de 2023.
Sequía deja más de ¢16.300 millones en gastos
En el Informe de Gestión de Labores 2014-2018, la CNE detalló que el monto de pérdidas e inversión requerida a causa de la sequía provocada por El Niño ascendió ¢15.560,80 millones, teniendo como referencia el Decreto Ejecutivo 38642-MPMAG, publicado en La Gaceta del 10 de octubre del 2014.
Este decreto, que tuvo una vigencia de cinco años, declaró estado de emergencia por sequía que afectó a 19 cantones de las provincias de Guanacaste, Puntarenas y Alajuela.
En el 2019, el Gobierno también declaró el estado de emergencia por los efectos del déficit hídrico provocado por El Niño en 25 cantones de las provincias de Guanacaste, Puntarenas, Alajuela, Cartago y San José, y en 16 distritos de San José.
LEA MÁS: Inusual fenómeno retrasa llegada de lluvias al Valle Central
El monto por contrataciones de extrema urgencia derivados de este decreto asciendió a ¢759,24 millones de acuerdo con la CNE. Por lo anterior, las estimaciones de gastos producto de las dos últimas sequías provocadas por El Niño, entre 2014 y 2019, sumaron ¢16.320,04 millones.
En tanto, el impacto por daños a causa de fenómenos hidrometeorológicos (lluvias intensas y sequías) entre 1988 y 2018, se calculó en $3.350,71 millones, según datos del documento Impacto de los Fenómenos Naturales para el período 1988-2018, por sectores, provincias, cantones y distritos, publicado en el 2019 por el Ministerio de Agricultura y Gandería (MAG), la Secretaria Ejecutiva de Planificación Sectorial Agropecuaria (Sepsa) y el Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (Mideplán).
Acciones preventivas
Fernando Vargas, viceministro de Agricultura y Ganadería, indicó que por las características del fenómeno, ya se iniciaron las acciones de prevención para enfrentar la ausencia de lluvias en la zonas del Pacífico y el exceso de precipitaciones en la zona del Caribe.
“Los dos extremos nos perjudican. No podemos dar tiempo, no podemos esperar, las acciones tenemos que hacerlas ya. Necesitamos aprovechar las lluvias en estos meses para prepararnos con alimentación del ganado, los reservorios o embalses de agua; se dice que a partir de agosto o setiembre el fenómeno va a estar mucho más fuerte y habrá menos disponibilidad de lluvias”, señaló.
Las referencias del impacto de El Niño en los periodos 1997-1998 y 2014-2018 son la brújula. “Ser muy preventivos para que no pasemos por esos caminos y estar preparados, si vemos hacia atrás siempre ha tenido un impacto fuerte en el sector agropecuario”, agregó.
A partir de julio
Los efectos del fenómeno serían percibidos en Costa Rica a partir de julio, explica Karina Hernández, meteoróloga de la Unidad de Climatología del Instituto Meteorológico Nacional (IMN).
Aclaró que de momento no hay forma de conocer la intensidad porque el modelo no está consolidado, debido a que apenas se empieza a monitorear la salida de la fase neutra, ni tampoco prever los efectos en la zona del Caribe. “De momento no sabemos si eso va a pasar, cada El Niño es diferente”, asegura Villalobos.
El anterior fenómeno El Niño que enfrentó Costa Rica se instaló entre agosto y octubre del 2018 hasta julio de 2019, sin embargo, el sector productivo refiere con mayor relevancia el ocurrido desde el trimestre setiembre-noviembre del 2014 y que se mantuvo hasta marzo-mayo del 2016. “Fue largo por eso no se olvida”, refiere la especialista.
LEA MÁS: Fenómeno de El Niño amenaza seguridad alimentaria de Centroamérica, advierte la FAO
Al margen de la incertidumbre que aún persiste sobre el inicio y su magnitud, El Niño y sus efectos potenciales se ganan la atención de variadas industrias por el impacto que puede tener aumento de las temperaturas oceánicas y los cambios en los regímenes de lluvias.
Uno de estos casos es el de la generación hidroeléctrica donde el fenómeno climático ya ha provocado efectos adversos. Roberto Quirós, gerente de Electricidad del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), indicó que los niveles de agua en el último año se han visto reducidos hasta en 50%.
“Estamos en el proceso de transición del fenómeno El Niño y La Niña donde es normal que tanto los caudales como las lluvias desciendan, para el último año hemos tenido disminuciones de hasta 50%, esto nos ha obligado a prepararnos con el resto de fuentes energéticas para poder suplir la demanda eléctrica lo más renovable posible y al menor costo”, indicó Quirós.
Entre las medidas está la recontratación de generadores privados, lo que ha permitido depender menos de las fuentes de energía no renovables propias.
El ICE registra 60 plantas hidroeléctricas en operación. Según el informe mensual de Generación y Demanda de marzo de 2023, el 65,81% de la energía de Costa Rica es producida por fuentes hidroeléctricas.
Exportadores y pesca en alerta
Para el sector exportador, la influencia de fenómenos climáticos extremos vuelve vulnerable a las exportaciones a nivel nacional, teniendo como principales efectos las variaciones en la producción, indica Siany Villalobos Salas, presidenta de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco).
A manera de ejemplo menciona que la piña es un cultivo muy resistente a la sequía, pero el estrés hídrico representa, dependiendo de la duración de la sequía, un atraso en el desarrollo de hasta un 35% lo que se puede traducir en pérdidas aproximadas de $1,8 millones para el sector, además de afectarse el tamaño del fruto.
Agrega que las anomalías en la temperatura del mar también afectan el sector pesquero, ya que el recurso se desplaza a lugares alejados o se concentra en la profundidad, por lo que los volúmenes de envíos suelen reducirse.
Al respecto, Hellen Arroyo, Directora Ejecutiva de la Cámara Nacional de Empresas de Productos Pesqueros y Acuícolas (Canepp), señala que el racionamiento de agua afecta la producción de las granjas acuícolas y el procesamiento de las plantas y a pesar que algunas plantas cuentan con sus propios sistemas o protocolos para maximizar el recurso, siempre hay afectación.
Heiner Méndez, presidente ejecutivo del Instituto Costarricense de Pesca (Incopesca), explica que el fenómeno tiene una incidencia directa sobre la migración y la permanencia de especies en las aguas de Costa Rica.
Explica que se cuenta con tecnologías para medir la ubicación de los recursos pesqueros para aprovecharlos de manera sostenible. Asegura que tomarán en cuenta experiencias anteriores del ENOS para aplicar las medidas preventivas. Las especies más susceptibles son las migratorias, es el caso del atún.
Villalobos además mencionó el alza de los costos comerciales, ya que es un fenómeno a escala global donde sus efectos no se limitan únicamente a lo que ocurre dentro del país.
Aquí coincide Renzo Céspedes, especialista en comercio exterior y asesor de la Corporación Nacional Arrocera y la Corporación Hortícola Nacional, quien añade que esta situación se conjuga con los efectos de una severa sequía que enfrentan otros países, lo que incide en el abastecimiento y los precios del mercado internacional, en rubros como maíz, trigo y arroz.
Céspedes calificó la instalación de El Niño como un problema adicional para el sector agrícola nacional y recordó que en el año 2018, el fenómeno climático afectó severamente la producción de papa y los inventarios de arroz y maíz en el país.
LEA MÁS: ONU advierte a nivel mundial acerca de récords en altas temperaturas por el fenómeno de El Niño
Pero no solo la falta de lluvias es una amenaza. Guido Vargas, Secretario General de la Unión de Pequeños Productores Agropecuarios Costarricenses (Upanacional), explica que el aumento de las temperaturas provoca la deshidratación en los cultivos, pero también advirtió los daños por la erosión causada por el exceso de lluvias.
Vargas que es productor de café, señaló que el déficit de lluvias impide la aplicación de fertilizantes lo que hace vulnerable a las plantas al ataque de plagas y enfermedades, poniendo en riesgo la siguiente cosecha cafetalera. “La situación ya es sumamente preocupante”, asevera.
Gobierno gestiona paliativos
Fernando Vargas, viceministro del MAG, informó que gestionan la compra de melaza para distribuir entre el sector ganadero y conversando con el sector de empresas de alimentos procesados para animales a fin de lograr una reserva de emergencia.
Por otro lado, han sostenido conversaciones con los bancos estatales, el Sistema de Banca para el Desarrollo y el Instituto de Desarrollo Rural (Inder) para establecer una línea de crédito disponible para atender los requerimientos de emergencia.
Respecto al almacenamiento de agua, recomendado como medida preventiva, Vargas señala que de acuerdo a una reciente reforma a la regulación de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena), los embalses de hasta 5.000 m³ no requieren autorización de viabilidad ambiental.
Ganaderos y Feria del Agricultor atentos
Erick Montero, Director Ejecutivo de la Cámara Nacional de Productores de Leche, explica que en Costa Rica las zonas de producción lechera están distribuidas en todo el país, razón por lo que los fenómenos climáticos no tienen el mismo impacto entre una zona y otra.
Pese a ello, dice que están trabajando con el gobierno y centros de investigación para implementar medidas que mitiguen los efectos de El Niño en las regiones que se verán afectadas, principalmente en el abastecimiento de alimentos y reservas de agua. “Nos vamos a preparar con mucha seriedad”, indica.
Pese a los efectos directos ocurridos en los cultivos, la parte de comercialización final de productos se ha visto poco alterada, al menos así lo manifiesta José Manuel Ortiz, Director Ejecutivo del Programa de Ferias del Agricultor.
Las expectativas en el comercio de productos agrícolas en estos lugares son optimistas. “Veremos cómo se va desarrollando, pero en ocasiones anteriores el efecto no ha sido significativo”, asegura Ortiz. Las ferias involucran a 8.500 productores en 72 espacios de venta directa a nivel nacional.