El ganado bufalino se consolida en Costa Rica como una alternativa productiva de alto valor agregado, con un hato en crecimiento. Productos derivados de la leche, como mantequilla, queso y yogur, así como carne para consumo humano y alimento para mascotas, forman parte de esta oferta emergente. La percepción inicial de los búfalos como animales exóticos ha cambiado hacia una valoración de su gran potencial productivo.
Con un gran tamaño, cornamentas prominentes y pelaje generalmente oscuro, los búfalos de agua llegaron al país en 1974. En una importación realizada desde Trinidad y Tobago, la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) trajo los primeros animales, según datos de la Escuela de Zootecnia de la Universidad de Costa Rica (UCR) incluidos en el Plan de Desarrollo del Subsector Bufalino 2020-2022, elaborado por el gobierno.
El objetivo era diversificar la producción animal en el Caribe. El hato inicial contaba con 18 hembras y dos machos de la raza Bufalypso, originaria del país caribeño y creada a partir del cruce de varias razas. A principios de los años 80, ya con un inventario de más de 200 animales, inició la distribución a otras regiones del país.
Al principio, debido al desconocimiento de la especie, los búfalos fueron manejados como ganado bovino, lo cual dificultaba alcanzar su máximo potencial productivo; se utilizaban principalmente como animales de trabajo, explicó Rodolfo Wing-Ching Jones, docente e investigador de la Escuela de Zootecnia de la UCR. “Un búfalo maduro es igual de fuerte que una yunta de bueyes”, aseguró, y añadió que también eran vistos como animales exóticos.
Inventario en crecimiento
En 2007, Wing-Ching participó en un estudio que estimó el inventario en 617 búfalos. El Censo Nacional Agropecuario de 2014, el más reciente del país, calculó el hato en 4.380 cabezas, de las cuales el 60% estaba en Alajuela. En 2019, la Universidad Técnica Nacional (UTN) lo estimó en 11.032 cabezas.
El productor Alexis Morales aseguró que los búfalos no compiten con el ganado bovino, sino que representan una alternativa, gracias a su preferencia por pastar en terrenos bajos y húmedos. Su hato, de raza Bufalypso, ha prosperado con el apoyo de la UTN, UCR, la Earth y la Universidad Nacional (UNA). Morales estimó que el hato bufalino nacional supera las 20.000 cabezas.
Wing-Ching indicó que el hato sigue creciendo, ahora con otras razas importadas de Guatemala y Belice, como Murrah y Mediterránea, especializadas en producción de leche. En el país, los productos derivados del búfalo se valoran cada vez más por sus aportes nutricionales, lo que ha incrementado su comercialización.
LEA MÁS: Costa Rica experimenta con raza Beefmaster para mejora genética del ganado
Este ganado se desplaza en las fincas en función del clima y la disponibilidad de alimento. “Tienen buena memoria”, comentó Wing-Ching. “Se mueven hacia donde recuerdan que hay buen alimento y agua”. El especialista subrayó la importancia de un manejo sanitario y nutricional adecuado para asegurar su productividad.
Róger Jiménez Pérez, presidente de la Cámara Nacional Bufalera de Costa Rica (Canabuc), fundada hace siete años, afirmó que el hato se triplicó en los últimos cinco años, calculando un total de 19.000 cabezas. También mencionó que investigaciones de universidades demostraron la rentabilidad de esta actividad. La organización cuenta con 60 afiliados y desarrolla, en conjunto con entidades del gobierno, un programa de distribución de crías de búfalo para mujeres jefas de hogar en la zona del Caribe como alternativa de emprendimiento.
Álvaro Salas Vega, presidente de la Asociación Costarricense de Criadores de Búfalos (Asobufalo), indicó que el hato crece un 30% anual y lo estima en 20.000 animales. La organización, con 60 miembros, opera desde hace diez años. Señaló que el país destaca a nivel centroamericano, debido al aumento en el valor agregado y la mejora genética.
Salas, con 20 años en la actividad y un hato de 400 animales en San Rafael de Río Cuarto, Alajuela, comercializa carne, leche y queso artesanal.
Aprovechamiento del búfalo: Leche, carne y más
Alexis Socorro Morales se dedica a la producción bufalina desde 2007 en su finca Aponcito en Upala, Alajuela, donde produce 600 litros de leche diarios que transforma en yogur, natilla, mantequilla y dos tipos de queso mozzarella, bajo la marca Upalácteos. Tiene 95 búfalas en ordeño.
Socorro enfrenta dificultades para comercializar la carne, ya que no alcanza el precio sugerido y en subastas intentan clasificarla como carne bovina. Jiménez atribuyó esta falta de reconocimiento a un desconocimiento de sus cualidades.
Jiménez Pérez y sus hijos comercializan carne bajo la marca Búfalos del Caribe, principalmente en redes sociales. En su finca Cuatro Jotas, en Guácimo, Limón, sacrifican cuatro animales al mes. Los productos más vendidos son carne adobada y molida, además de otros cortes y vísceras.
La nutricionista Marcela Dumanni destacó el buen sabor y jugosidad de la carne de búfalo, subrayando que es más magra, con menos colesterol y más hierro, zinc y omegas 3 y 6, además de vitaminas B. En promedio, la carne de búfalo contiene 1,33% de grasa frente al 8% de la carne de bovino.
Con respecto a la leche, Dumanni señaló su alto contenido graso, ideal para la producción de quesos y yogures, con altos niveles de calcio, magnesio y fósforo. Tanto la carne como la leche son recomendadas para la salud cardiovascular e inmunológica.
LEA MÁS: Colocación de aretes electrónicos al ganado se iniciará en fincas libres de gusano barrenador
El aprovechamiento del búfalo también incluye carne para mascotas. Tobipets comercializa carne de búfalo de productores nacionales, con alta demanda por ser una opción saludable para perros y gatos, afirmó Melissa Salazar, gerente de mercadeo. Los precios oscilan entre los ¢2.000 y ¢3.995 en presentaciones de 500 gramos a un kilo.
La oferta se realiza como opción del régimen alimenticio para mascotas, conocido como dieta Barf, que se basa en el consumo de alimentos crudos que busca mejorar su salud, pelaje, digestión y niveles de energía.
Actualmente, organizaciones gremiales, la academia, el gobierno y el sector privado colaboran en el desarrollo de la producción bufalina en el país. Desde 2017, funciona la mesa técnica para el subsector, concluyó Jiménez.