El jerarca del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), Víctor Carvajal, indicó que la plaga del gusano barrenador, cuyos casos vienen en aumento, se mantendrá este año debido a que el proceso de erradicación tomará un tiempo, sobre todo porque Costa Rica se enfrenta a una cepa de mosca más agresiva.
“Es algo que no va a irse este año, la situación que está sucediendo es bastante compleja”, aseguró Carvajal a La Nación, el viernes pasado, a la vez que confirmó el incremento de los casos.
La enfermedad es causada por la mosca Cochliomyia hominivorax, que deposita larvas en heridas expuestas. En Costa Rica, la plaga había sido erradicada en el año 2000, por lo que el nuevo brote, que se inició en julio de 2023, fue considerado una “reintroducción”.
Carvajal mencionó que la erradicación lograda hace más de dos décadas fue principalmente por medio del control biológico con moscas estériles desde los países del norte hasta el tapón de Darién (frontera entre Panamá y Colombia). En la situación actual, refirió que el brote salió de Panamá y ya está en Nicaragua, sin avanzar. “Pero no se está disminuyendo porque se ve una mosca mucho más agresiva”.
El funcionario dijo que se está en la etapa de contención para luego pasar a la erradicación. “Es algo con lo que hay que luchar, pero no pasa muy rápido. Hay que prepararnos en el proceso de erradicación, que nos va a llevar un tiempo considerable. En esto no hay estimación de tiempos”. Indicó que analizan con la Comisión Nacional de Emergencia (CNE) el incremento del estado de emergencia, emitido en febrero pasado.
Carvajal confirmó lo señalado por las autoridades del Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) respecto a la renovación genética de las moscas estériles en un laboratorio ubicado en Panamá. Actualmente, se dispersan en el país 30 millones de larvas del insecto, semanalmente. La hembra de la mosca se aparea una sola vez en su vida, y este control biológico consiste en que produzca larvas estériles luego de su contacto con un macho.
Hasta el 17 de junio, Senasa registraba que la especie más afectada es el ganado bovino, con el 77,2% de los casos, seguido de caninos (14,2%), equinos (2,9%) y porcinos (2,7%). Además, hay afectación en ganado ovino, felinos, caprinos y aves. La incidencia en humanos representa el 0,2%.
El Ministerio de Salud confirmó la tarde del viernes tres casos nuevos de miasis por gusano barrenador, lo cual eleva el total de personas afectadas a 10. Una de ellas, una mujer de 19 años, falleció la semana pasada.
Se mantiene areteo obligatorio en el ganado
En medio de este contexto, a partir de julio, el país pondrá en marcha un sistema de rastreo y seguimiento obligatorio de todo el ganado bovino nacional, calculado en más de 1.500.000 cabezas. Esto según lo establecido en el Decreto Ejecutivo No. 44336 -MAG-S-SP-MOPT, publicado en el Alcance N.º 13 a La Gaceta N.º 14 del 25 de enero pasado. El objetivo es reducir el contrabando y acceder a nuevos mercados internacionales.
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El nuevo Sistema Nacional de Identificación Individual y Rastreabilidad del Ganado Bovino es coordinado por el Senasa. El proceso de rastreo o trazabilidad incluye la colocación de un arete electrónico en las orejas del ganado, lo que, para algunos especialistas, puede generar un foco de diseminación del gusano barrenador por las heridas que conlleva la colocación del dispositivo.
Silvia Coto Mora, presidenta del Colegio de Médicos Veterinarios de Costa Rica (Colvet), consideró que el areteo es riesgoso porque se aplicará a animales de producción que generalmente están en ambientes que tienden a atraer moscas. “Ponerse a aretear a todo el hato nacional es contra toda lógica científica de manejo sanitario preventivo y del impacto económico que esto puede tener”. Recomendó tomar en cuenta los criterios técnicos y epidemiológicos.
Sin embargo, Carvajal indicó que cuando se emitió el decreto “ya estábamos claros de la situación” sobre el gusano barrenador. Señaló que la trazabilidad servirá para contrarrestar la enfermedad. “Sí, vamos a continuar porque técnicamente es lo que procede”, añadió. El jerarca dijo que la decisión se realizó con base en los argumentos de Senasa. “Estamos claros que es un riesgo controlado”, concluyó.
Alexis Sandí, jefe del Departamento de Epidemiología del Senasa, explicó que, si bien las heridas son el hospedero de los gusanos, curarlas es la principal medida para evitar el contagio, por lo que la aplicación del arete no genera una condición para que se disemine la enfermedad. Citó como ejemplo que los terneros siguen naciendo y uno de los sitios más vulnerables es el ombligo, que son propensos a infectarse.
“Toda herida que pueda ser contaminada por una mosca tiene que ser sometido a tratamiento diario hasta que la herida esté sana”. Señaló que en la mayoría de los países de Suramérica la enfermedad es endémica (permanente) y los sistemas de trazabilidad que incluyen areteos son exitosos.