El área de producción de maíz en Costa Rica se redujo 77% en los últimos 10 años, según cifras del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), lo que ha ocasionado una disminución del 28% en la producción. Paralelamente, las importaciones de este grano experimentaron un crecimiento del 33,5% en el mismo lapso. Los productores atribuyen esta situación a deficiencias en la comercialización y a elevados costos.
Las importaciones durante el 2022 significaron $244,1 millones y hasta octubre pasado ya ascendían a $273,9 millones de acuerdo con datos preliminares de la la Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer).
Algunos productores no pierden el entusiasmo y aseguran que continuarán cosechando el grano, siempre y cuando se resuelvan las dificultades para comercializarlo a nivel nacional.
Marvin Jiménez es uno de los productores de Upala que se vio afectado a finales de noviembre pasado al no poder colocar la producción de maíz, que en total sumaban 4.000 quintales. Ahora, resuelto el asunto, apuesta a continuar con su plan.
Aunque no conoce la cantidad exacta de productores de maíz en este norteño cantón ubicado en la provincia de Alajuela, asegura que son muchos. Jiménez señala que vienen afrontando problemas de comercialización desde hace varios años, pero en esta ocasión, debido a la mejora de precios y al aumento del área de siembra en sustitución del frijol, tuvieron una sobreproducción que agravó la situación.
Con esta experiencia, en la que luego de hacer un llamado público de la situación a través del Instituto de Desarrollo Rural (Inder), logró identificar nuevos canales de comercialización. “Sí se puede seguir produciendo porque hay mucha gente que lo compra pero no nos conocíamos; gracias a esta situación hemos logrado contactos para vender de manera directa”, comenta.
Señala que la producción ha venido reduciéndose con el paso de los años y las ventas han tenido la misma tendencia, pero ahora cree que pueden aumentar la producción en el cantón más allá del consumo familiar y alimento para animales. La esperanza es lograr la estabilización en el precio de venta, que consideró en este momento bajo, al colocar el quintal en ₡14.000.
En Costa Rica se destacan tres tipos de maíz, dos de producción nacional (dulce o amarillo y blanco) y el tercero importado, principalmente amarillo, destinado a la alimentación animal.
Álvaro Sáenz, vicepresidente de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA), considera que Costa Rica no puede competir en la producción de maíz a gran escala y mecanizada de los países proveedores, lo que hace que los costos locales sean elevados e imposibles de igualar.
En tanto, Daniel Fernández, especialista en conservación de semillas del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), explica que la llegada de variedades híbridas (mejoradas genéticamente) ha afectado los rendimientos en la región. Agrega que esta misma situación es manejada con eficacia en la producción mecanizada a gran escala en otros países que además gozan de subsidios.
Por otro lado, menciona que por costumbre en el consumidor, a pesar de existir unas 50 especies de maíz en el país, solo se producen el blanco, amarillo y el morado o pujagua en pequeña producción en la región de Guanacaste. El Catie resguarda 412 muestras genéticas de maíz, 70% originarias de Centroamérica, materia prima para trabajar en nuevas variedades.
Tres países garantizan el grano
Las importaciones de maíz, principalmente amarillo, provienen de Estados Unidos, Brasil y Argentina, según Procomer.
La Cámara de Industriales de Alimentos Balanceados (CIAB) señala que, además del maíz, la soya es relevante para el sector debido a las condiciones climáticas y la irregularidad de los terrenos en Costa Rica, lo que dificulta la producción local a mayor escala y encarece los costos.
La CIAB agrupa a 49 empresas entre importadores, y procesadores y representan el 83% del mercado nacional de alimentos para animales. Roberto Obando, director ejecutivo de la gremial señala que además del maíz amarillo, la soya es otro rubro de relevancia para el sector.
El argumento para el alto nivel de las importaciones es por las condiciones climáticas del país impiden que Costa Rica sea autosuficiente, según indica Obando, además agrega la irregularidad de los terrenos, que dificultan la siembra y cosecha a mayores escalas.
A pesar de que resulta más económico importar, Obando menciona la falta de capacidad local para satisfacer la demanda del sector.
El vicejerarca del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), Fernando Vargas, justifica el aumento de las importaciones por el mayor nivel de producción en los países proveedores que además están en el mismo continente. Indica que, debido a esta situación, desde hace más de una década, Costa Rica ha cambiado de un esquema de producción a uno de importación, concentrándose en nichos pequeños y en el consumo de elotes.
Vargas asegura que han venido gestionando apoyo en la comercialización a los productores nacionales con sobreproducción de maíz.
La Nación trató de conocer los comentarios de empresas que comercializan tortillas a nivel nacional, pero al cierre de esta nota no se había logrado respuesta.
Por su parte, Nevio Bonilla, agrónomo especialista en Mejoramiento de Cultivos, destaca la falta de precios atractivos para los productores que han continuado produciendo maíz. Sugiere que una alternativa sería la asociación directa entre productores y ganaderos, pero para ello es necesario organizar el mercado.
Bonilla no prevé una reducción adicional del área de producción, ya que se ha garantizado la demanda nacional y se han establecido ciclos de siembra que convienen a los agricultores. La mayoría de las 3.500 hectáreas activas de maíz se encuentran en la zona sur, en los cantones de Pérez Zeledón y Buenos Aires.