Dota. Don Johel Monge Naranjo es una persona serena y con mucha energía. A pesar de tener 78 años, no aparenta su edad, quizás debido a la genética. “Tengo hermanos de 90 años”, asegura. Ha ganado en tres ocasiones el primer lugar en el certamen nacional de cafés especiales Taza de la Excelencia, y además ha obtenido tres segundos lugares en esta competencia, todo un récord.
Proviene de una familia cafetalera, siendo el noveno de 12 hermanos. Su papá le enseñó sobre la siembra del café y se ha dedicado a esta actividad durante los últimos 50 años, aunque ahora con menos intensidad. “Ya no trabajo tanto, pero sí comparto experiencias”, afirma.
Siempre tuvo como objetivo sembrar en fincas de altura para lograr notas sobresalientes en el café, ya que en la actividad cafetalera, el grano es evaluado por sus características de sabor y aroma. Las escalas superiores a 80 puntos son consideradas cafés especiales, según la Asociación de Cafés Especiales de América (SCAA, por sus siglas en inglés). Esto garantiza mejores precios en el mercado.
El primer lugar que obtuvo este 2023 lo logró con una calificación de 91,08 puntos, otorgado por un jurado internacional.
La actividad agrícola la ha realizado en la zona de Los Santos, primero en Tarrazú y luego en Santa María, distrito de Dota, en la provincia de San José.
Dice que siempre apostó por el café de especialidad, así que inició con la variedad Geisha, la cual tiene una gran demanda en el mercado mundial.
Este tipo de planta es originaria de Etiopía y fue llevada a Panamá en los años 60, y décadas después logró posicionarse como el mejor café del país en un certamen de cafés de especialidades, según detalla el portal World Coffee Research.
“Empezamos preguntando y nos dimos cuenta de que en Panamá el Geisha lo vendían muy bien, entonces nos fuimos allá a traer semillas y las sembramos acá”, explica. El lote de dos hectáreas, ganador del primer lugar en el certamen Taza de la Excelencia 2023, fue el primero que sembró de la variedad Geisha hace 10 años, identificado como El Cedro.
El lote se ubica en la finca San Isidro Labrador, de 100 hectáreas, a 2.000 metros sobre el nivel del mar (msnm), terreno que incluye 80 hectáreas de bosque protegido y el resto está dedicado a la caficultura.
Por ser una variedad de altura, el Geisha crece más lento, además de ser susceptible a la antracnosis, una enfermedad causada por un hongo que afecta al cafeto. Sin embargo, don Johel considera que esta tardanza en el crecimiento le da lugar al grano para concentrar los sabores que lo vuelven tan particular y especial.
A esto se suma el tipo de beneficiado. Utilizando el método honey (miel), donde no se usa agua durante el despulpado o chancado, se garantiza que el grano se seque con el sol por unos 20 días, conservando toda la miel que hay en el fruto.
Don Johel es muy cercano a su familia. Su esposa, Josefita Leiva, con quien cumplirá 50 años de casados, lo apoya en la comercialización, y sus cuatro hijos también juegan un papel importante en el negocio: Matías, el menor, se encarga de la finca; Johel se dedica a la actividad de madera, y las dos hijas mayores, Jenis y Laura, viven en San José y ayudan con la venta del café.
Los premios
Los dos primeros lugares logrados en la Taza de la Excelencia (2017 y 2019) los obtuvo junto con un socio.
Los galardones vinieron en fila, en el 2017 lograron el primer lugar, en el 2018 el segundo lugar y en el 2019 recuperaron el primer puesto. Luego, ambos decidieron vender la finca y don Johel continuó con la caficultura en la finca San Isidro Labrador.
Con la primera cosecha de café en esta finca, logra el segundo lugar en 2020 y lo repite en el 2022. De esta manera, acumula tres primeros lugares y tres segundos lugares en un lapso de siete años. Además, en el 2021 lograron el noveno puesto.
Consultado si es el único en Costa Rica con tantos galardones responde pensativo que lo desconoce, y agrega: “Pero veo muy difícil que haya un récord así”.
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La Taza de la Excelencia es una competencia y subasta que desarrolla el programa Cup of Excellence (COE) desde 1999, en 12 países. En Costa Rica, se desarrolla en conjunto con la Asociación de Cafés Finos de Costa Rica y el Instituto del Café de Costa Rica (Icafe).
Él asegura que para lograr una producción de primera, cada lote de café de especialidad requiere un cuidado minucioso, que incluye la fertilización, el tratamiento fitosanitario, la evaluación del clima, un detallado proceso de cosecha y de manejo poscosecha.
La historia de Pata Larga
En Costa Rica, don Johel comercializa el café molido con la marca Pata Larga, “de boca en boca”, en las variedades Geisha, Catuaí y Típica. Así lo ha preferido, por ser una oferta en poca cantidad, puesto que la mayoría del grano, unos 100 quintales, son exportados. Los principales mercados que mantienen son Bélgica, Japón, Taiwán, Corea y China.
Al ingresar a la finca, llama la atención un grupo de personas trabajando en perfectas filas de almácigos, donde plantan las semillas de donde brotarán las próximas plantas de café. De apariencia menuda, morenos y muy tímidos, la sonrisa de ellos fue la única respuesta ante la toma de videos.
Don Johel cuenta que son indígenas panameños de la etnia guaymíes, que desde hace años vienen a la zona a dedicarse al trabajo en las fincas cafetaleras. Pero la historia no queda ahí. Debido al aporte indígena, el café que comercializan a nivel nacional es nombrado con el apodo que le dieron a don Johel.
“El nombre se decidió en una reunión familiar, y el ‘pata larga’ es un sobrenombre que le pusieron los trabajadores a mi papá. Los indígenas panameños son bastante bajos, y mi papá es más flaco y más alto, siempre ha caminado bastante rápido, y ellos decían que por cada paso de mi papá ellos tenían que dar dos, entonces le decían ‘pata larga’ en el dialecto de ellos. Les preguntamos por qué vimos esa comunicación entre ellos y nos dijeron que él tenía el sobrenombre de ‘pata larga’”, relata su hijo Matías.
Matías Monge, de 34 años, es el menor de los cuatro hijos de Don Johel. Además de ver la parte de producción, se ha especializado en el manejo de la calidad del café y en catación, a pesar de que su profesión es la Ingeniería Mecánica, la cual dejó atrás hace seis años para apoyar el negocio familiar.
“El geisha muchos lo comparan como un té, es un café liviano, dulce y tiene notas florales como a jazmín y papaya. Es un café complejo”, explica.
Cada método de elaboración del café garantiza una percepción de sabores diferentes. Entre los técnicas de extracción se encuentran la filtración, el goteo, la inmersión y la presión. Para cada uno de ellos se utilizan instrumentos específicos como la prensa francesa, el cafetera chemex, la bandola o la percoladora.
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El 6 de julio, en la subasta internacional virtual, la segunda y última fase del certamen Taza de la Excelencia 2023, lograron un precio de $60 por libra y colocaron un total de 926 libras de café.
Todo hace indicar que en esta familia habrá caficultura para rato. “En general, toda la familia de una forma u otra estamos involucrados, a todos nos gusta, le tenemos amor y cariño a la actividad. Por lo menos ya hay una generación más que va a llevar la actividad cafetalera”, asegura Matías.
Mientras tanto, reflexivo, así resume don Johel esta experiencia: “Es prestigio, es darse a conocer, más compradores quieren probar el café”.