La curiosidad por conocer el origen de un sabor de helado, provocó adentrarse en el mundo de la malanga. Pariente lejano del tiquisque y más cercano al ñampí, este tubérculo, también conocido como taro, tiene gran versatilidad alimenticia que lo coloca con potencial para la fabricación de chips y harinas.
El tiquisque, la malanga y el ñampí pertenecen a la familia de las aráceas (Araceae). El tiquisque es del género Xanthosoma, mientras que la malanga y el ñampí pertenecen al género Colocasia, aunque son variedades distintas: la primera esculenta y la segunda antiquorum. De la malanga se consume el cormo o tubérculo principal, mientras que del tiquisque y el ñampí se consumen los cormelos, que nacen del cormo.
El uso alimenticio entre el tiquisque y el ñampí, es similar, casi siempre en sopas o purés. Ambos son autóctonos, mientras que la malanga fue introducida desde el Caribe, principalmente de Cuba, explica Sergio Tórrez, director de la Escuela de Agronomía del Instituto Tecnológico de Costa Rica.
Asegura además, que Costa Rica tiene un elevado potencial para la producción de estos cultivos, por su aporte de valor agregado, por ello recomienda educar a la población sobre su consumo. Señala mucho de este cultivo se está dirigiendo a la exportación.
Según las estadísticas de la Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer), las exportaciones de malanga mantienen una tendencia creciente en los últimos seis años. En ese periodo, las ventas al exterior aumentaron de 9,0 a 448 toneladas entre el 2016 y junio del 2023, generando en este último semestre una cifra de $753.700 en ingresos.
Procomer señala que durante el 2022, se registraron un total de 12 empresas exportadoras de otras raíces y tubérculos.
El cultivo de la malanga se desarrolló en el sureste asiático, y también es cultivado en África. Su versatilidad alimentaria para consumo humano es amplia e incluye su transformación en harinas, pastas, polvos para bebidas y hojuelas, según lo menciona el libro Cultivo de Raíces y Tubérculos Tropicales, editado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Pedro Hernández, especialista en la comercialización de productos agrícolas y exgerente del Programa de Raíces y Tubérculos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), destaca que en el país existen más de 50 variedades de malanga, incluyendo la variedad de suampo que es común en la zona del Caribe.
Señala que existe una cierta resistencia de los consumidores hacia nuevos productos elaborados a partir de alimentos tradicionales. No obstante, también sostiene la opinión de que es necesario contar con más profesionales dedicados a generar valor agregado por medio de la agroindustria.
El helado sabor taro
La franquicia de la empresa mexicana de helados Moyo, está en Costa Rica desde el 2010 y desde el inicio ofrece el sabor taro. Se ubica en centros comerciales, el primero fue en Escazú y actualmente ya suman 13, ampliándose en las provincias de San José, Alajuela, Heredia, Cartago y Puntarenas.
A base de yogur 0% de grasa comprado a productores nacionales y con sabores poco convencionales, el helado de taro es demandado y su creación es parte de las innovaciones que hace la marca con regularidad, con sabores “únicos y atrevidos”, explica Stephanie Badilla, encargada de Mercadeo en Costa Rica.
Los helados se acompañan de toppings (coberturas) que son escogidas por el consumidor de entre 30 opciones. Las frutas, las coberturas secas y las semillas son comprados a productores locales. La franquicia también opera en Nicaragua y México.
Oferta en los anaqueles y exportaciones
Los chips o snacks otros de los subproductos obtenidos a partir de la malanga o taro.
Francisco Saborío, director del Centro de Investigaciones Agronómicas de la Universidad de Costa Rica (UCR), confirma que debido a su tamaño, la malanga es utilizada principalmente como materia prima para la elaboración de chips.
Además, produce un tipo de almidón de fácil digestión, lo que la convierte en un alimento especialmente dirigido a niños y adultos mayores. Por otro lado, su consumo genera menos impacto en los niveles de azúcar en el cuerpo.
La empresa Alimentos Bermúdez, por medio de su marca Soldanza, distribuye una variedad de chips en su portafolio, incluyendo los de malanga desde el 2017. Gabriel Bonilla, gerente industrial de la empresa, explica que la malanga es rica en fibra dietética y destaca su contenido de nutrientes y vitaminas. Además, resalta que es un alimento con un bajo índice glucémico, lo que significa que tiene bajos niveles de azúcares.
La materia prima es obtenida de productores agrícolas locales de las regiones Huetar Norte y Huetar Atlántica, indica Bonilla. El producto se comercializa en Costa Rica y se exporta a varios países, entre ellos Estados Unidos, Trinidad y Tobago, Jamaica y España.
Alimento saludable
La línea de snacks TropiOh, de origen costarricense, está en el mercado desde hace año y medio. Surgió como respuesta a la emergencia provocada por la pandemia de la covid-19. El cambio en los patrones de compra y la demanda de productos saludables impulsaron la producción de chips utilizando ingredientes poco convencionales, como el taro (malanga) y el camote.
Diva Ortiz, directora de Mercadeo de la marca TropiOh, destaca que durante la pandemia se observó la tendencia de snackification, que implica la sustitución de comidas por meriendas o refrigerios, especialmente enfocados en alimentos saludables. Ante esta realidad, decidieron innovar y los resultados son positivos. Han logrado exportaciones hacia Panamá, Centroamérica, Aruba y México.
A nivel nacional, los productos se distribuyen en varias cadenas de supermercados. Además, cabe resaltar que los productos son libres de gluten y soya. La empresa se abastece de la malanga de pequeños y medianos productores nacionales de la zona del Caribe.
Por otro lado, Francisco Saborío, de la UCR, menciona que la malanga representa una fuente alimentaria valiosa para los productores, y su cultivo puede ser desarrollado en pequeñas extensiones, generando un retorno económico favorable. Según sus estimaciones, los ingresos que pueden generarse oscilan entre ¢3 millones y ¢5 millones por hectárea.
Añade que el cultivo de malanga es sencillo y resistente a enfermedades, y puede prosperar exitosamente en áreas por debajo de los 800 metros sobre el nivel del mar (msnm), siendo las regiones Caribe, Huetar y la Brunca las más adecuadas para su siembra.