El sector avícola, en conjunto con el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa), aumentaron las medidas de seguridad en las granjas de producción de Costa Rica, como respuesta a la llegada de la influenza aviar a varios países de Latinoamérica.
En octubre pasado se detectó el primer caso de H5N1 en México, y posteriormente se hallaron casos en Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela y Chile, especialmente en pelicanos que migran desde América del Norte y pasan o llegan a estos países. Más recientemente, Honduras y Panamá también reportaron casos.
William Cardoza, director ejecutivo de la Cámara Nacional de Avicultores (Canavi), explicó que las medidas de bioseguridad en las granjas van desde la instalación de mallas pajareras y de duchas, hasta desinfecciones periódicas. Esto para evitar que los animales entren en contacto directo o indirecto con el patógeno que produce el virus.
Como prevención, Senasa ha hecho distintos muestreos activos para una posible detección temprana en caso de que el virus se presente en Costa Rica, además de mantener una constante vigilancia en zonas donde puede haber gran población de aves silvestres, como manglares, humedales o costas, y en granjas avícolas.
De igual forma, la institución de salud animal cuenta con un plan de emergencia en caso de que se detecte la enfermedad en Costa Rica, lo que llevaría a tomar medidas en las áreas donde se detecte el virus como mantener anillos de seguridad y el posible sacrificio de aves para contener la dispersión del virus.
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Hasta la fecha no existen casos reportados en Costa Rica, por lo que tanto las autoridades como los productos han estado implementando simulacros de emergencia.
El Director Ejecutivo de Canavi explicó que no existe una preocupación en el sector ante la posible llegada del virus, pues la mayoría de casos en países latinoamericanos se han dado por aves silvestres y no en granjas de producción.
Sin embargo, Ronaldo Chaves, coordinador del Programa Nacional de Salud Avícola del Senasa, explicó que la cepa actual del virus que ha afectado a países de Europa y América tiene la particularidad de ser de alta patogenicidad. Esto significa que es de rápida transmisión en parvadas avícolas, tiene altos índices de mortalidad en aves, y puede afectar a seres humanos esporádicamente.
En caso de que el virus llegase a afectar a una granja avícola con pocos niveles de protección o inmunidad, este podría causar la muerte directa de una gran parte de esa población y la necesidad de sacrificar al resto de las aves con el fin de evitar la propagación del virus.
Tanto Cardoza como Chaves explicaron que Costa Rica, al ser reconocido por no tener la presencia de la influenza aviar, tiene facilidades para exportar mercancías avícolas a otros países, lo que genera una ventaja en comparación con otros exportadores que tienen alertas activas.
En el país, la producción avícola es una de las principales actividades pecuarias. De acuerdo con el Boletín Estadístico Agropecuario que prepara la Secretaría Ejecutiva de Planificación Sectorial Agropecuaria, en Costa Rica se produjeron 147.816 toneladas m de carne y 85.125 toneladas de huevo, en el 2021.
¿Qué es la influenza aviar?
La influenza aviar es una enfermedad infecciosa causada por cepas A del virus de la gripe. Dentro de sus síntomas en las aves, están el aumento de la perdida del apetito, la disminución o suspensión de la producción de huevos y diarrea, según Senasa.
Esta enfermedad afecta en su mayoría a aves acuáticas migratorias y cuenta con distintas cepas. Actualmente, la variante que preocupa a algunos sectores es la H5N1 que es capaz de afectar al ser humano de forma esporádica, situación que no se produce con otras cepas aviares.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la manera más común por la que el virus se introduce en un territorio es por medio de aves silvestres migratorias. El principal factor de riesgo para la transmisión a humanos es el contacto directo o indirecto con animales infectados o con ambientes y superficies contaminadas por heces.
Además, el desplume, la manipulación de cadáveres de aves de corral infectadas y la preparación de aves de corral para el consumo también pueden ser factores de riesgo.
Por eso, Senasa hizo un llamado a no acercarse ni manipular aves muertas, en agonía o con alguno de los síntomas de este virus y a reportar la situación a la línea de WhatsApp 8634-1489.
Además, el coordinador del Programa Nacional de Salud Avícola aclaró que el consumo de productos provenientes de aves como carne de pollo, pavo o huevos, no genera un riesgo para la salud humana.
El virus en otras regiones
Un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) y del laboratorio de referencia de la UE indicó que entre octubre de 2021 y setiembre de 2022, Europa se vio afectada por la “epidemia de influenza aviar altamente patógena más devastadora”. En total se vieron afectados 37 países europeos, con más de 2.500 brotes detectados.
Según Chaves, a finales del 2021 la cepa H5N1 llegó a Estados Unidos y Canadá en aves silvestres que posteriormente contagiaron a aves domésticas. Previamente, estos territorios habían enfrentado la influenza aviar, pero con otras cepas.
El pasado mes de octubre se detectó el primer caso de H5N1 en México, y posteriormente en Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela y Chile, especialmente en pelicanos que migran desde América del Norte y pasan o llegan a estos países.
Más recientemente, el 6 de enero Honduras activó un plan de emergencia por tres meses ante la presencia del brote reportado en pelícanos y aves silvestres migratorias, también provenientes de América del Norte.
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Por otro lado, Panamá reportó su segundo caso el pasado 9 de enero, también en pelícanos ubicados en las zonas costeras del país canalero.
La última actualización epidemiológica de la OPS sobre esta enfermedad prevé un aumento de los brotes en aves para los próximos meses, pero aclaró que del total de brotes registrados en América hasta la primera semana de diciembre del 2022, solo se identificó un caso de influenza aviar de alta patogenicidad de la cepa H5N1 en una persona que participó en el sacrificio de aves en una instalación avícola comercial en Estados Unidos.