Junto a la piña rosada, el algodón es otro de los rubros agrícolas que cuentan en Costa Rica con el Certificado de liberación al ambiente, uso confinado y comercialización (CLA), otorgado por el Servicio Fitosanitario del Estado (SFE), para su aprovechamiento en la agricultura de organismos vivos modificados (OVM). Sin embargo, el producto no se comercializa en Costa Rica, y es exportado a Estados Unidos en semillas.
De esta manera, el algodón continúa en las tierras costarricenses, cuatro décadas después de haber desaparecido como actividad comercial. La empresa Bayer exportó hacia Estados Unidos 174,3 toneladas de productos derivados del algodón, en la cosecha 2022-2023, entre semillas genéticamente modificadas y fibra, que son utilizadas por productores.
El CLA, permite la comercialización de los materiales de los OVM de uso agrícola, para ser utilizados en el registro de proyectos de siembra, reproducción, mantenimiento, investigación o experimentación, tanto en uso confinado como para liberación al ambiente, explicó el SFE.
Este certificado no incluye la comercialización en el país de los OVM para uso directo como alimentos para consumo humano o animal, o para procesamiento. “El SFE solo tiene registros de los OVM que se producen en el país con fines experimentales o para producción de semillas o frutos para exportación. Ninguno de los OVM producidos en el país se comercializan a lo interno”, indicó la entidad por medio de una comunicación por correo electrónico.
En el caso de la piña rosada, recientemente la compañía Fresh Del Monte, que produce en el país la variedad de piña genéticamente modificada Pinkglow, con patente exclusiva para fines de exportación, denunció la comercialización del producto en Costa Rica y realizó la denuncia ante el SFE. La entidad confirmó, este lunes 12 de junio, la detección de al menos cinco sembradíos ilegales en la zona de Pital de San Carlos, en la provincia de Alajuela.
LEA MÁS: Autoridades fitosanitarias descubren plantaciones ilegales de piña rosada en San Carlos
Siembra desde 1997
La empresa Bayer siembra algodón en el país desde 1997, en las zonas de Cañas y Abangares, en Guanacaste y Chomes en Puntarenas, en dos proyectos, uno es el mejoramiento genético de las variedades de semillas y el otro es el incremento de semillas tradicionales.
Adrián Vargas, gerente de la estación experimental de semillas y desarrollo de Bayer en Costa Rica, conformada por las fincas en producción que totalizan 141 hectáreas, en las que cosecharon más de 76,9 toneladas de semillas y 97,48 toneladas de fibra algodón, para totalizar 174,38 toneladas en la temporada 2022-2023, que finalizó en abril.
La estación genera unos 200 empleos entre permanentes y temporales, el 45% son mujeres, indicó.
La actividad principal es la investigación y desarrollo de nuevas variedades de algodón para el mercado estadounidense para lograr mayores rendimientos y mayor calidad de la fibra.
En los dos proyectos se importan las semillas de Estados Unidos. En uno lo siembran, a los 120 días lo cosechan y exportan las semillas, logrando varios envíos en el año, debido a que en el país norteamericano, debido a sus condiciones climáticas, solo se logra una sola siembra anual.
“Costa Rica ofrece reconocidas ventajas competitivas como: su cercanía a los Estados Unidos, contamos con un marco regulatorio que respalda las inversiones extranjeras, estabilidad política y social y hemos logrado, a través de los más de 25 años de operar, una mano de obra calificada y de amplia experiencia para los programas de fitomejoramiento en algodón que se llevan a cabo”, refirió Vargas.
En el segundo proyecto realizan investigaciones y las semillas son exportadas después de garantizar el mejoramiento genético.
“El agricultor siempre busca tener muy buen rendimiento y una buena fibra, cuando hablamos de líneas de mejoramiento es como nosotros apoyamos a la compañía para que esa fibra vaya siendo mejor, año con año”, explicó.
LEA MÁS: Eduardo Lizano, expresidente del Banco Central, algodonero y asesor de tres papas en el Vaticano
Control para evitar uso no autorizado
Indicó que en la actividad que realizan requiere un permiso específico de importación de semillas, aprobado por el SFE. “Es una actividad regulada porque hay un compromiso que dejamos expreso que lo que no va a ser exportado va a ser destruido en el país”.
Por lo anterior, realizan un seguimiento en las fincas para destruir rastrojos o el material de descarte en el proceso de limpieza de las semillas cosechadas que se van a exportar. La destrucción se realiza mediante la incineración fiscalizada.
“El interés de nuestra operación acá es no comercial, la semilla es regulada, tiene trazabilidad y custodia”, aseguró.
Para extraer la semilla es necesario separar la fibra, ambas partes conforman lo que se conoce como la mota de algodón. Este proceso lo realizan en una máquina desmotadora ubicada en una de las fincas, en Cañas (Guanacaste).
De ahí que también se exporta la fibra. “No es nuestra razón de ser porque es fibra que es lo opuesto a lo que un agricultor busca, tener una sola variedad. Nosotros estamos generando un montón de tipos de fibras porque estamos trabajando con varias potenciales variedades comerciales, entonces termina siendo un mosaico de variedades de fibra”.
La desmotadora que utilizan cuenta con un valor histórico, comentó Vargas. “Según me cuentan fue la primer desmotadora que se construyó en el país y es la última que deja de funcionar de manera comercial en los años ochenta”.
La desaparición del algodón
Rememoró que la producción comercial del algodón en Costa Rica se redujo dramáticamente en la década de los ochenta.
El ingeniero agrónomo Marco Chávez, consideró que la desaparición de la siembra comercial del algodón en Costa Rica está ligado a aspectos políticos. En los años setenta se instaló la empresa estatal Algodones de Costa Rica (Alcorsa) para promover la sustitución de importaciones, que era el modelo vigente en Latinoamérica.
Recordó que a inicios de los ochenta, la política económica dio un giro, acompañada de una crisis con lo que iniciaron los programas de estabilización y reactivación económica, gestionados con los organismos financieros internacionales, es en este momento que desaparece Alcorsa, que se dedicaba a procesar y comercializar el producto.
Chávez señaló que luego, con la puesta en marcha de los Programas de Ajuste Estructural (PAE) que se iniciaron en 1985, de la mano del Fondo Monetario Internacional (FMI), se efectuaron cambios profundos en la matriz productiva del país y posteriormente se dio impulso a la diversificación de cultivos.
“Antes de 1980 la economía de Costa Rica estaba basada en cuatro actividades: café, azúcar, banano y la exportación de fertilizantes, ya después entró la piña, el espárrago, la macadamia, los frutales, las especias y las flores”, detalló.
Por ello consideró que la desaparición del algodón obedeció a un cambio en la política interna nacional al demostrarse que la política de sustitución de importaciones y el estado empresario no funcionaron. “Luego entramos en una crisis muy grave y eso hizo que las medias impuestas por los organismos internacionales hicieran un cambio radical”, concluyó.