Alrededor de 1.500 familias ligadas a la apicultura en todo el país luchan por reactivar y mejorar la producción de miel, con la meta enfocada, especialmente, en lograr que se prohíba el uso del Fipronil en agricultura y que se abra la importación de material genético mejorado.
Esta actividad está en manos de familias en lugares como Nicoya, Santa Cruz, Liberia, Hojancha, Nandayure, Coto Brus, Mora, San Ramón, Puriscal, Los Santos y la zona sur, entre otros. La mayor producción se logra en la faja del Pacífico.
Costa Rica tiene alrededor de 800 apiarios, los cuales reúnen entre 30.000 y 40.000 colmenas, consideró Juan Bautista Alvarado, presidente de la Cámara Nacional de Fomento a la Apiculura.
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La producción es de alrededor de 500 toneladas por periodo, aunque el país tiene potencial para llegar a 5.000 toneladas, según el gremio. La cosecha local de miel apenas cubre entre el 30% y el 40% de la demanda y el resto se importa de diversos países, en especial de El Salvador y Guatemala, dijo Alvarado.
De manera general, para todo el país, cerca del 80% de los apicultores tienen otras actividades económicos y el 20% son productores dedicados solo a esa tarea.
Región productora
En Guanacaste, empero, hay mucho más familias que dependen de la producción de miel. La Asociación de Apicultores de la Región Chorotega explicó que de cada 10 familias que se dedican a esa producción en la zona, ocho la tienen como actividad principal.
David Alonso Quesada Jiménez, presidente de la asociación guanacasteca, consideró que la zona es propicia para la producción de miel y que se registran desde productores con 15 o 20 colmenas hasta algunos que manejan 1.000. La asociación, adelantó, está en la tarea de entrar en la industrialización o envasado.
Uno de los productores de esa región es Marvin Jiménez, quien mantiene unos 300 apiarios distribuidos en Sámara, Nosara, Nicoya y carretera hacia el puente la Amistad y vive de esta actividad económica.
Hace 15 años, cuando entró a la apicultura sin saber nada de abejas, tras dejar la ganadería, Jiménez quizá no pensó que hoy estuviera en trámites para registrar su propia marca de miel, incluyendo en su empresa el envasado del producto. Así dejará de vender la miel a una empresa industrial y pasará a otra etapa del negocio.
“Para mí es una actividad que tal vez no te hace millonario, pero da estabilidad y comodidad. Es una actividad desestresante, metido en la colmena te olvidás de todo, aparte de ser sano para uno físicamente y monetariamente”, describió Jiménez.
También es una actividad para hacerla a pequeña escala. Jesús Guevara Matarrita se pensionó hace 14 años y de inmediato entró a la apicultura, también en Guanacaste.
“Yo no puedo tener muchas colmenas, pues estoy pensionado, pero en Guanacaste se dan todas las condiciones para esta actividad, como el clima seco prolongado y el tipo de floración de las especies de árboles y cultivos agrícolas como melón, sandía, ayote, caña de azúcar, especial para las abejas”, explicó el pequeño productor.
Agregó que gente de San Ramón, Palmares, Naranjo y otros lugares del oeste del Valle Central, tiene apiarios en la región guanacasteca.
Mejoramiento
El paso principal para salvar a la actividad es la prohibición del uso del Fipronil en las explotaciones agropecuarias, pues es letal para las abejas, las cuales perecen al visitar las flores contaminadas con el producto, aseguró la Cámara Nacional de Fomento de la Apicultura.
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El gremio sostiene que de mayo a diciembre del año pasado perecieron 92 millones de abejas y que en este 2021 ya se contabilizan 18 millones de ellas muertas. La tasa de mortalidad es de 250.000 por día, aseveró Juan Bautista Alvarado, presidente de la Cámara.
Los datos del gremio no han sido avalados por el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa), entidad ante la cual se han puesto denuncias en forma reiterada.
Según el Senasa, las denuncias de los apicultores se analizan en una comisión tripartita, con participación, además de ellos, del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), como ente rector agropecuario del país, y del Servicio Fitosanitario del Estado (SFE), encargado de aprobar o eventualmente prohibir agroquímicos.
Otro objetivo de gran relevancia es lograr la importación de material genético mejorado, pues las abejas de Argentina, por ejemplo, son cinco veces más productivas que las de Costa Rica, según los productores.
Además, muchas de las colmenas en territorio nacional son de abejas muy defensivas, otro aspecto que se puede mejorar con los avances genéticos.
William Mora Durán, presidente de la Asociación de Apicultores de Los Santos, lamentó que esa zona sea una de las afectadas con las intoxicaciones masivas de abejas.
Dijo que la introducción de cultivos nuevos en la zona y, con ello, las aplicaciones de Fipronil, causaron un gran impacto en las colmenas.
En el 2010 y 2011, había en esa región cerca de 3.000 colmenas y ahora difícilmente se llega a unas 900, dijo el apicultor.