Víctor Umaña es reconocido por su trayectoria como economista agrícola. Desde el 2001 es profesor e investigador en el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae). Su carrera ha estado vinculada al comercio internacional, a la Organización Mundial del Comercio y más recientemente, a la Promotora del Comercio Exterior.
Sin embargo, existe una pasión que no puede ocultar: el fútbol. Su admiración por su hermano mayor, quien jugó en las reservas del Saprissa, fue el catalizador que despertó su interés por este deporte, llevándolo a temprana edad a convertirse en campeón nacional de la Asociación Nacional de Fútbol Aficionado (Anafa).
Junto a ese talento con el balón, reconoce que también era un buen estudiante. Consciente de que su futuro no estaría en las canchas, a los 16 años ingresó a la Universidad de Costa Rica para estudiar Ingeniería Civil, siguiendo los pasos de su padre, Félix Umaña Durán.
Sin embargo, no todas sus decisiones estaban completamente claras. Tres años después de iniciar la carrera en ingeniería, se dio cuenta de que no era su verdadera vocación, optando por cambiar a la economía agrícola.
Fue esa la decisión que le abrió el camino por diferentes empleos tanto en Costa Rica como en el exterior, pero al mismo tiempo, el rumbo de su vida lo llevó de nuevo a la cancha desde otras posiciones, como director ejecutivo del comité organizador de la Copa Mundial Femenina Sub-20 del 2022, y luego como miembro del Comité Deportivo del Saprissa.
- ¿Qué quería ser de niño y cuándo decidió ser economista?
–Cuando era chiquillo quise ser piloto, pero eso se me quitó rápido. Yo siempre tuve una fascinación por temas históricos, pero siguiendo el ejemplo de mi papá y de uno de mis hermanos, decidí ser ingeniero civil.
”Ingresé a la carrera y ahí iba bien, pero de repente sentí que no era lo que yo quería. Después de ver qué hacía, me decidí por Economía. Entré a la ‘U’ muy chiquillo, de 16 años, sabía muy poco del mundo. Ya había hecho dos años completos”.
- Usted vivió algún tiempo en Suiza. Ahí trabajó como representante de Costa Rica ante la OMC pero también estudió. ¿Qué experiencia le dejó?
– Suiza es maravilloso. Desearía que Costa Rica fuera la Suiza de Centroamérica. En la ciudad vieja de Berna, los que tienen apartamentos solo pueden poner flores de cierto color. Cada año se ponen de acuerdo y eligen qué tipo y color de flor colocan en los balcones.
”Con mi hijo, tuve un encuentro cercano una vez con un grupo de vacas en un potrero y la vimos de colores. Nunca se me va a olvidar. De hecho tengo una cicatriz en la cara. Las vacas nos embistieron. Me rayé la cara con un arbusto”.
- Además de la faceta de economista agrícola, usted es profesor e investigador en el Incae, también forma parte de la junta directiva de Procomer e incluso está en el negocio inmobiliario. ¿Cuál de todas esas etapas le gusta más?
–Definitivamente la del fútbol, pero eso no da para comer (ríe), entonces tengo que trabajar. Ahora encontré una forma de ejercer mi pasión desde el lado de la gerencia del deporte. Cuando tuve chance de dirigir la Copa Mundial Femenenina Sub-20 me confirmó que es algo que me encanta.
– ¿Cómo se inicia ese amor por el deporte?
– Mi papá fue dirigente en los años treintas, de la Unión Deportiva Moravia, que fundó la Liga Nacional de Fútbol. Nací cuando papá tenía 60 años, claramente fui un golazo. Nunca le conocí su faceta deportiva, y entiendo que nunca fue deportista.
”Pero mi hermano mayor, Juan José, es de esos carajos que era bueno en todo; fue seleccionado nacional de voleibol, llegó a ser portero en las reservas del Saprissa, era banca de Marco Rojas. Un carajo que yo admiraba muchísimo. Mis otros hermanos también jugaban voleibol y básquet”.
–¿Practica algún deporte actualmente?
–A mí siempre me gustó el fútbol. Jugué desde chiquillo. En el año 83 yo estaba saliendo de sexto grado, y en Moravia se hizo un equipo de los chiquillos que jugábamos un campeonato escolar. Ese grupo del 83, en el año 89 fuimos campeones nacionales de Anafa.
”Digamos que yo tenía aptitudes para futbolista, pero el equipo de nosotros era buenísimo. El año que quedamos campeones yo jugué muy poco, porque no era titular. El titular era Jeaustin Campos. Varios de esos jugadores llegaron a primera división.
”En mi primer trabajo formal como economista, con otro colega, empezamos a hacer triatlón. Terminé haciendo el Ironman varias veces. Quita mucho tiempo, ya uno con familia se complica más”.
–¿Cuándo se dio cuenta que no iba a ser futbolista profesional?
–Rapidito uno se da cuenta que no va a llegar. Cuando uno está en categoría juvenil, y se compara, ya uno sabe que no le da. Eso no fue un conflicto para mí. Siempre fui un buen estudiante, y tenía claro que lo mío era estudiar.
–¿Cómo llega a la Federación Costarricense de Fútbol?
–Dando clases en el Incae, por medio de un colega, conocí a Erick Lonnis y me hice muy amigo de él. Después del Mundial de Rusia me llamó y me dijo: ‘Grande, ¿usted me ayudaría en la Comisión Técnica de la Federación? Usted tiene que poner orden y estructurar’.
”Me metí de lleno en eso, teníamos que escoger el entrenador de la Selección Nacional mayor, y definir las directrices de las selecciones nacionales. Me metí de cabeza y nombramos a Gustavo Matosas, que se aburrió después (ríe). Después escogimos a Ronald González y finalmente me tocó escoger a (Luis Fernando) Suárez.
”Estando en la Comisión Técnica, Rodolfo Villalobos me llamó, y me dijo que si me interesaba dirigir el Mundial, porque existía la posibilidad. Se hizo el concurso, otra gente participó y finalmente me dieron a mí el puesto. Ahora, tengo la posibilidad de ejercer la gerencia desde el Saprissa, como miembro del Comité Deportivo”.
-¿Y cómo da el salto a Saprissa?
–Como entré primero al Comité Técnico de la Federación por mi amigo Lonnis, ahí empecé a conocer a la gente del fútbol y a la gente del Saprissa. Por ser saprissista tenía mucha afinidad con Juan Carlos Rojas, el presidente de la Junta Directiva, y con Gustavo Chinchilla, gerente general del equipo. Cuando terminó el Mundial Femenino, ellos me ofrecieron pasarme al Sapri. Lo hice sin dudar.
”Como empresa privada, Saprissa tiene varios comités que asesoran a la Gerencia General y a la Junta Directiva. Uno de esos es el Comité Deportivo del cual soy miembro. Además, soy el único miembro que no es parte de la Junta Directiva ni de la gerencia del club. Entré en setiembre del 2022, ya soy bicampeón (ríe)”.
- ¿Cuál fue la decisión más difícil en el Saprissa?
–Nos enorgullece haber nombrado a Vladimir Quesada, que se alineaba con los valores del Saprissa. Haber sostenido a Vladimir después de haber sido eliminados de Concacaf parece que ha sido una decisión importante y valiente. Al final del campeonato sabremos si nos da éxito o no.
-Con tantas facetas, ¿cuáles son sus principales preocupaciones?
– Me preocupa el desarrollo nacional. Me interesa la política. He querido dar mi aporte en la promoción de buenas políticas para Costa Rica. Nunca me he involucrado en la política electoral pero necesitamos que más gente se involucre porque nunca hay espacios vacíos. Si la gente no se involucra en política, otra gente lo hará.
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