El reciente anuncio del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la implementación de un arancel del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá empuja a Costa Rica a diseñar una estrategia de cabildeo empresarial y político para minimizar el impacto de medidas similares, advirtieron especialistas.
Estados Unidos es el principal socio comercial de Costa Rica y la principal fuente de inversión extranjera directa. Hasta octubre de 2024, las exportaciones costarricenses a este país alcanzaron los $8.089 millones, representando el 49,2% del total, según datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR). Es decir, la mitad de las exportaciones nacionales están dirigidas a este mercado.
Además, en Costa Rica operan más de 960 empresas de inversión extranjera en sectores como servicios, comercio, manufactura, dispositivos médicos, agroindustria, turismo y administración de parques. De estas, el 45% son estadounidenses, de acuerdo con la Promotora de Comercio Exterior (Procomer).
Desde el 1.º de enero de 2009, Costa Rica forma parte del tratado de libre comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos (DR-Cafta), que ha dinamizado las relaciones comerciales y la atracción de inversiones.
El excanciller Rodolfo Solano afirmó que el anuncio de aranceles a México y Canadá marca la transición hacia el nuevo gobierno de Trump y deslegitima las negociaciones comerciales que realiza la administración de Joe Biden. Consideró que las amenazas de Trump a México y Canadá tienen un impacto regional, pero Costa Rica cuenta con un modelo económico sólido que permite establecer un diálogo directo con la administración estadounidense.
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Los tres países norteamericanos operan bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC o USMCA, por sus siglas en inglés), vigente desde el 1.º de julio del 2020, tras reemplazar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA), vigente desde 1994. La renegociación del acuerdo concluyó durante el anterior gobierno de Trump (2017-2021).
Solano resaltó que, a diferencia de su primera administración, Trump ahora cuenta con funcionarios que comparten su doctrina económica en puestos clave como las secretarías de Comercio y Seguridad, y el Departamento de Estado.
El excanciller sugirió minimizar riesgos mediante una “inteligente estrategia de cabildeo diplomático” que involucre al Ministerio de Comercio Exterior (Comex), la Cancillería, Procomer y cámaras empresariales, para establecer una línea de diálogo mediante interlocutores válidos en el Ejecutivo, Legislativo y los centros de pensamiento de Estados Unidos.
Solano también recomendó identificar líderes latinoamericanos cercanos a la administración de Trump para fortalecer las representaciones diplomáticas. Citó como ejemplo al presidente argentino, Javier Milei, para desarrollar el mecanismo denominado tercer interlocutor válido. “Si lanzamos esta estrategia, podemos minimizar riesgos como los anunciados para México y Canadá”, aseguró.
Sobre el DR-Cafta, Solano advirtió que posibles ajustes podrían usarse como presión ante la situación política en Nicaragua o el control migratorio en Centroamérica, particularmente en el Tapón del Darién.
Cabildeo empresarial
Por su parte, Roberto Echandi, miembro no residente del World Trade Institute de la Universidad de Berna, señaló que Trump podría ignorar las disposiciones del DR-Cafta. En ese caso, Costa Rica deberá recurrir al sistema de solución de diferencias establecido en el tratado, aunque persiste la duda sobre su acogida por la nueva administración.
Echandi recomendó al Comex desarrollar una campaña de inteligencia comercial para buscar aliados en el sector productivo estadounidense, porque el único idioma que entiende Trump es el de la política interna, como lo ha reiterado con su discurso de America First (Estados Unidos primero).
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También enfatizó que las inversiones estadounidenses en Costa Rica están orientadas hacia exportaciones bajo el marco del DR-Cafta. “Si se quiere aplicar un arancel generalizado, es necesario contar gente dentro de Estados Unidos que hagan lobby interno en Washington y evidencien los costos para las mismas compañías estadounidenses. Sería una estrategia de defensa de las exportaciones costarricenses”, explicó Echandi.
La Nación solicitó al Comex sus comentarios respecto al tema, al cierre de esta nota no se había obtenido respuesta.
La Cámara de Comercio Exterior de Costa Rica (Crecex) destacó que el DR-Cafta representa una garantía jurídica para Centroamérica. Su presidente, José Antonio Salas, afirmó que durante la primera administración de Trump no se afectaron las relaciones comerciales, aunque subrayó la importancia de que las autoridades estrechen vínculos en esta nueva etapa.
Víctor Pérez, presidente de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco), afirmó que, aunque los aranceles impuestos a México y Canadá no afectan directamente a Costa Rica, sí generan riesgos indirectos que podrían impactar la dinámica comercial del país. Esto se debe a que ambos países son competidores en varios mercados clave. “Un aumento en sus costos de acceso al mercado estadounidense podría abrir oportunidades para Costa Rica, pero también intensificar la competencia en sectores donde compartimos oferta”, señaló.
Pérez añadió que muchas exportaciones costarricenses forman parte de cadenas de suministro más amplias que incluyen a México y Canadá. Cambios en estas dinámicas comerciales podrían alterar costos y procesos en sectores clave, afectando la competitividad de Costa Rica.
Reiteró la necesidad de fortalecer la competitividad mediante la diversificación de mercados, un tipo de cambio balanceado, la inversión en infraestructura y la simplificación de trámites. “El comercio internacional está en constante evolución, y Costa Rica debe actuar con agilidad y visión estratégica”, concluyó.
Por su parte, Amcham Costa Rica destacó que la modificación de aranceles plantea un panorama complejo, pero también abre oportunidades para el país. Esta situación subraya la importancia de monitorear de cerca cualquier cambio en la política comercial de Estados Unidos.
Juan Carlos Chavarría, presidente de Amcham, señaló que, aunque el DR-Cafta garantiza acceso preferencial al mercado estadounidense, la incertidumbre respecto a las medidas arancelarias refuerza la necesidad de fortalecer las relaciones políticas y comerciales con ese país.
“Si estas políticas se enfocan en países asiáticos o México, nuestro país podría emerger como un destino atractivo para inversiones, lo cual beneficiaría a sectores clave al generar estabilidad comercial", afirmó Chavarría.
El economista Víctor Umaña evaluó que Costa Rica tiene condiciones para evitar ser incluida en una “lista negra” de la administración Trump. Mencionó que el país ha mantenido históricamente una balanza comercial deficitaria frente a Estados Unidos, no devalúa artificialmente su moneda, aplica políticas arancelarias equilibradas y es ejemplo en la implementación de políticas comerciales.
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Umaña también refirió que, si Trump generaliza el aumento de aranceles, el impacto sería doble para Estados Unidos: afectaría a los consumidores estadounidenses por un aumento en los precios y generaría represalias comerciales de países como China, que podrían afectar las exportaciones agrícolas estadounidenses, como sucedió durante su primera administración.