
En las últimas semanas en TikTok se protagonizó una polémica en medio de la guerra arancelaria entre China, país de origen de esta red social, y Estados Unidos en la que varios proveedores aseguraron fabricar los productos que muchas marcas de lujo venden en miles dólares.
Los vídeos se popularizaron rápidamente entre millones de clientes de marcas como Hermès, Nike y Lululemon, con la invitación a evitar pagar los nuevos impuestos de 145% comprando directamente a las tiendas asiáticas.
Una gran parte de este contenido fue dado de baja por los moderadores de la plataforma, sin embargo, abrió un fuerte debate que provocó que incluso algunas cuentas oficiales de las marcas cambiaran sus ajustes de privacidad a “modo privado” ante la ola de críticas.
Si bien comprobar la veracidad de cada una de los presuntos proveedores es una tarea extenuante para las autoridades, lo cierto es que la situación recordó al famoso made in China que se puede ver en la etiqueta de copias a menor costo de productos de alto valor.
Este punto es uno de los que generó mayor molestia entre los compradores, pues aseguraron que las etiquetas de bolsos, ropa y otros artículos de cientos a miles de dólares, indican haber sido fabricados en el país norteamericano o en Europa.
¿Qué dicen los expertos?
Para Víctor Umaña, especialista en competitividad y comercio internacional, esto no debería ser una novedad, pues China es uno de los mayores proveedores de todo el mundo.
Según el experto, es una práctica común entre las marcas para mayor facilidad de producción pagar a otros países para que fabriquen rápidamente ejemplares de sus productos y después etiquetarlos como propios.
No obstante, dado que las marcas cuentan con propiedad intelectual, solo ellas pueden incluir su nombre en los artículos.
Por lo anterior, resulta imposible, al menos de forma no fraudulenta, que unos de estos productos “primarios” de los proveedores vengan con todas las características únicas de la empresa que los distribuye.
“El valor no es lo que cuesta la producción, es lo que la gente está dispuesta a pagar, por lo que transmite: estatus, estilo de vida, entre otros. Claro, en China valen 10 veces menos, pero también se tienen que tomar en cuenta los costos de publicidad”, comentó Umaña.
Juan Carlos Pérez, administrador de empresas y politólogo de la Universidad de Costa Rica (UCR), explicó que algunas firmas suelen adoptar modelos de negocio de bajo costo pero segmentado en función del estilo de vida y poder adquisitivo.
“China ha jugado un papel importante por la abundancia de mano de obra barata y con atención a diferentes exigencias de calidad según el cliente, lo que permite a las empresas ser más competitivas en materia de costos y rentabilidad”, dijo a este diario.
No obstante, Pérez advirtió que podría haber una caída en el valor de las tiendas altamente diferenciadas, si se toma en cuenta la promesa implícita para el comprador sobre su confección en el país de origen.
Por su parte, Vinicio Sandí, especialista en comercio de la Universidad Nacional (UNA), explicó que la alta participación del socio asiático en la compra de materiales como el algodón facilitó su conversión en un diseñador de moda que trabaja con grandes nombres de la industria.
“Contrario a lo que mucha gente cree, China no vende barato porque esté mal o tenga la misma condición económica de hace 50 o 60 años, sino porque una parte de su fortaleza está en eso: producir y vender”, constató.
Los hechos ocurren en el contexto de la guerra de aranceles que inició el 2 de abril en el conocido como “día de la liberación” de Estados Unidos bajo el mandato de Donald Trump.
La imposición de nuevos impuestos no solo afecta a las importaciones de grandes proporciones, sino que también se estableció un 90% a los paquetes con un precio menor a los $800, los cuales hasta el 2 de mayo disfrutan de exención.
Es decir, a partir de esa fecha, cualquier paso por territorio estadounidense sumará automáticamente el nuevo porcentaje de impuestos, según informó la Casa Blanca.