La Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) identificará a los grandes bancos considerados como sistémicos en Costa Rica para proponer, posteriormente, reglas especiales de regulación y supervisión preventivas a estas instituciones financieras.
Una entidad financiera tiene importancia sistémica a nivel local cuando su deterioro financiero o eventual insolvencia comprometa la estabilidad del sistema financiero costarricense en su conjunto.
En economías como la de Estados Unidos, a estas grandes entidades se les denomina popularmente “too big, to fail” (demasiado grandes para caer). En este caso se trata, especialmente, de bancos comerciales que por su tamaño y vinculación con el sistema financiero, y la economía en general, provocarían grandes perjuicios si llegaran a entrar en la insolvencia. Por ese motivo pueden llegar a tener una supervisión especial, entre otras cosas.
En Costa Rica, las características para clasificar a una institución con relevancia sistémica se desarrollan en la propuesta normativa Reglamento sobre la Metodología de Identificación de Entidades de Importancia Sistémica que fue enviado a consulta pública, el pasado 8 de diciembre, por el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif).
La regulación busca, en una primera etapa, el establecimiento de categorías o clasificaciones de las entidades. Posteriormente se irán incorporando en temas de regulación, supervisión, visualización de datos y elaboración de informes especiales sobre estos bancos, se adelantó en el documento CNS-1773/06. Aunque no se detalló el tipo de medidas que se implementarán a futuro.
Rocío Aguilar, jerarca de la Sugef, comentó que años atrás el Banco Central de Costa Rica (BCCR) estableció una metodología para identificar grandes entidades, pero decidieron actualizar los parámetros para las instituciones bajo la fiscalización de la Superintendencia.
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“Nos pareció necesario hacer algunos ajustes en la identificación para los bancos, por eso proponemos temas como el tamaño o la interrelación entre las entidades”, explicó la jerarca.
La normativa planteada establece, por ejemplo, excluir del cómputo de entidad sistémica la actividad de administración de fideicomisos que desarrollan los bancos porque la mayoría de estos instrumentos son de garantía.
También se eliminó de la clasificación hecha por el BCCR, el peso de una institución como suplidor de dólares en el Mercado de Divisas Extranjeras (Monex), pues no se consideró relevante para el ejercicio de supervisión, control, vigilancia y regulación del sistema financiero por parte de Sugef.
El sustento de la decisión fue que en el Monex hay múltiples participantes y, si una entidad enfrenta problemas para abastecer divisas, puede ser sustituida por otra. Además, porque el Banco Central puede intervenir en dicho mercado cuando sea necesario.
Al cierre del 2022, Sugef supervisaba 47 entidades financieras que en conjunto reportaron activos por ¢40.202.777 millones. De este total, ocho registraban el 76% del activo total. En específico son los bancos Nacional, de Costa Rica, Popular, BAC Credomatic, Scotiabank y Davivienda; y Caja de ANDE.
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¿Qué se evaluará?
La Superintendencia estableció cuatro aspectos para determinar el peso de una institución en el sistema costarricense. Para ello creó indicadores por tamaño, interconexión, complejidad y grado de sustitución. A cada clasificación, Sugef le asigna una puntuación y el banco, cooperativa, mutual o financiera que obtenga los mayores valores serán catalogados como de importancia sistémica.
El reglamento en consulta brinda el mayor porcentaje de puntuación al tamaño de la entidad. En este primer criterio se tomará el monto de activos totales de la institución y se dividirá entre los activos totales de todas las entidades supervisadas. El objetivo es hacer un promedio de los últimos 12 meses en cada momento de la medición.
Para el indicador de interconexión se mide la importancia de cada entidad como suplidora de financiamiento a otras instituciones supervisadas y como receptora de depósitos desde el resto de bancos.
En la dimensión de complejidad se analizará la cantidad de oficinas del banco en el país y el promedio de los últimos 12 meses de la cantidad de operaciones de crédito, depósitos y derivados cambiarios.
“Esta dimensión busca medir qué tan complejo, con respecto al resto de entidades supervisadas, podría resultar la eventual salida de una entidad, dada la cantidad de operaciones que administra, la presencia geográfica en el territorio nacional y el volumen de activos o negocios que no son propiamente de intermediación financiera”, se explica en la propuesta de Sugef.
El último elemento es el grado de sustitución que pretende medir el impacto que tendría el cierre de una institución financiera en el Mercado Integrado de Liquidez (MIL) en colones y dólares; en la custodia de instrumentos financieros y en su participación por monto y operaciones en el Participación en el Sistema Nacional de Pagos Electrónicos (SINPE).