Durante el proceso de absorción del 80,5% del llamado “banco bueno” de Coopeservidores, ejecutado por el Banco Popular (BP), que incluye los créditos de mayor calidad, se tomaron en cuenta al menos 20 criterios de riesgo, indicó Gina Carvajal, gerente general de la entidad bancaria.
Entre los requisitos, Carvajal citó los niveles de morosidad; y que los expedientes de crédito estuvieran completos y cumplieran con la Ley N.º 7786, Ley sobre estupefacientes, sustancias psicotrópicas, drogas de uso no autorizado, actividades conexas, legitimación de capitales y financiamiento al terrorismo.
Carvajal también dijo que se verificó que no existieran problemas de pagarés o afectaciones. Como ejemplo, mencionó los créditos back to back, que son aquellas operaciones de crédito respaldadas por una inversión, en este caso, realizadas por los inversionistas de la cooperativa. “Tuvimos que hacer un análisis de cuáles back to back podíamos traernos”, indicó Carvajal.
Agregó que el 19,5% de la cartera crediticia que no escogió el BP es el resultado de un “arduo” proceso de análisis para determinar cuál era la decisión “más sensata” respecto a lo que iba a ser adquirido, en función del apetito de riesgo y en protección de los inversionistas de la entidad,
Según los datos presentados por el BP este lunes 5 de agosto, durante una conferencia de prensa, el saldo total de cartera adquirida asciende a ¢299.066,8 millones, equivalentes a 49.116 operaciones de crédito.
Maurilio Aguilar, director de Riesgo del BP, refirió que las operaciones de crédito fueron originadas en Coopeservidores, con otro nivel de apetito de riesgo y otras políticas de crédito. Por eso, el banco trató de mitigar esa asimetría en el análisis de crédito verificando que cumplían con todos los criterios de selección.
“Este apetito de riesgo se establece para reducir razonablemente la materialización de riesgos que puedan generar una afectación a la sostenibilidad y resultados del banco; esto en resguardo de los recursos que nuestros ahorrantes e inversionistas nos han confiado. Es así como la cartera que se compra presenta condiciones similares a las que el banco maneja en su portafolio de crédito propio. Mientras que la cartera que no se adquiere se aleja de dicho perfil”, añadió Aguilar.
Los criterios para decidir la cartera del ‘banco bueno’
Este 5 de agosto, se publicó en el diario oficial La Gaceta el Acuerdo de Proceso de Resolución, aprobado por unanimidad en la sesión 1880-2024 del Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif). En el mismo, se detallan los 20 criterios de escogencia de la cartera crediticia por parte del BP.
Entre los criterios establecidos para los deudores: deben estar validados por la Oficialía de Cumplimiento del Banco, tener estabilidad laboral, contar con nivel de capacidad de pago 1, mostrar comportamiento de pago histórico (CPH) 1 o 2, las operaciones de crédito deben tener un atraso no mayor a 30 días y estar en las categorías de riesgo 1 o 2 según los parámetros el Conassif.
Además, el saldo pendiente de la operación debe ser mayor a ¢50.000, con excepción de tarjetas de crédito; que no sean operaciones con fecha de vencimiento ya cumplido, con excepción de tarjetas de crédito, ni operaciones modificadas o especiales de la cartera de Coopeservidores. También se excluyen los deudores fallecidos. Además, se definieron criterios específicos para clientes de la cooperativa que también tienen operaciones en el BP.
La escogencia de los activos
Sobre la decisión para adquirir los activos, Carvajal solo se refirió a las propiedades. Aseguró que se partió de un tema “más estratégico”, tratando de compensar el aumento de los gastos administrativos con gastos operativos más eficientes. El BP además adquirió la cartera de crédito, inversiones financieras, efectivo y mobiliario y equipos, según indica el Acuerdo publicado en La Gaceta.
De las propiedades disponibles en el proceso, la entidad bancaria escogió nueve por un valor de ¢6.069 millones, indica el documento.
En el caso de las propiedades, el BP se planteó cuatro estrategias, según reveló Carvajal. La primera era adquirir un plantel de vehículos que tenía la cooperativa en Desamparados, en vista del dinamismo que está mostrando la colocación de créditos para el segmento de automotores del BP.
Al respecto, Miguel Mora González, de la dirección de Soporte al Negocio del BP, señaló que aunque el crédito de automóviles presenta excelente desempeño de cartera, es importante estar preparados ante eventuales casos donde se recobre el vehículo por uno u otro motivo experimentado por el cliente. Indicó que el banco no cuenta con una propiedad para el debido resguardo de esos bienes y que a la vez permita, por ejemplo, exponerlos en remates, solventando así esta necesidad.
Por otro lado, el BP adquirió dos propiedades para reducir los gastos de alquiler, ubicadas en Rohrmoser (Pavas) y en San Carlos. Un tercer objetivo, citado por Carvajal, es reducir gastos con la adquisición del edificio corporativo del Barrio México, donde se enfocará el desarrollo de capacitaciones y se ubicará la nueva subsidiaria del banco que se encargará de la transformación digital de la entidad, además del área de tecnología (TI).
Carvajal refirió que estas oficinas, además, albergarían a un porcentaje de empleados del banco, una vez que concluya el proceso de redefinición de teletrabajo. “La compra de los cuatro activos obedece a temas meramente estratégicos que le van a ayudar al banco en reducir el gasto administrativo y en estrategias comerciales”, concluyó.