Las acciones de Credit Suisse, que cayeron este miércoles más de un 30% hasta un mínimo histórico de 1,55 francos suizos, recuperaban parte del terreno perdido en el último tramo de la sesión y lograban limitar su desplome por debajo del 20%.
El desplome ocurrió después del rechazo de su principal accionista saudita a aumentar su participación sacudió las bolsas europeas y el sector bancario. Su presidente, Axel Lehmann, aseguró sin embargo que el banco no necesita ayuda gubernamental.
“No es un tema dado que la que la entidad tiene sólidos ratios financieros”, aseguró Lehman en una conferencia para el sector bancario en Arabia Saudita. Pero sus declaraciones no consiguieron calmar a los mercados.
Según el diario inglés Financial Times, la entidad solicitó al Banco Nacional de Suiza y al regulador suizo una muestra pública de apoyo. Sin embargo, ninguna de las dos instituciones estatales ha intervenido de manera pública.
La primera ministra francesa, Élisabeth Borne, dijo que las dificultades del banco suizo se conocen desde hace tiempo y subrayó que la entidad no forma parte de la zona euro, por lo cual no está sujeta a la regulación bancaria europea.
“Este tema es responsabilidad de las autoridades suizas. Deben solucionarlo ellas”, dijo en el Senado. Borne anunció que en las próximas horas el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, hablará con su par suizo.
“Los bancos franceses no se exponen a ningún riesgo tras la quiebra de Silicon Valley Bank”, reiteró la primera ministra.
El descalabro de Credit Suisse se produce luego de la quiebra del banco californiano Silicon Valley Bank (SVB) por una ola de retiros masivos de sus clientes que dejó al establecimiento en dificultades para salir a flote por sí solo.
“Parece que cada vez más inversores miran hacia CS (Credit Suisse) como la próxima ficha más probable del dominó en caer”, comentó Neil Wilson, analista de Finalto.
Pero si Credit Suisse tiene que hacer frente a problemas existenciales, son otro tipo de dificultades, en su opinión. “Es realmente demasiado grande para entrar en quiebra”, aseguró.
A diferencia de SVB, el establecimiento suizo forma parte de los treinta bancos internacionales considerados demasiado grandes para que se les deje caer bancarrota, lo cual le impone asimismo una reglamentación más estricta para resistir en caso de sacudidas fuertes.
LEA MÁS: El dolor de cabeza de la FED con las tasas de interés después de quiebra de SVB
Acumulación de reveses
El hundimiento de la acción del banco helvético aceleró tras la negativa de su principal accionista, el Banco Nacional Saudita, a ampliar su participación en el capital.
Interrogado por Bloomberg TV sobre si el banco saudita podría invertir más dinero, su presidente Amar Al Judairy, afirmó: “La respuesta es absolutamente no, por varias razones cada vez más simples, que son reglamentarias y estatutarias”, declaró.
Las sauditas poseen actualmente 9,8% del banco suizo. “Si superamos el 10%, entran en vigor una serie de nuevas reglas”, explicó.
Los sauditas se convirtieron en los primeros accionistas de CS durante un aumento de capital en noviembre lanzado para financiar una fuerte reestructuración de la entidad.
La ley suiza prevé que las personas físicas o morales que tienen en un banco, directa o indirectamente, al menos 10% del capital o del derecho de voto tienen que dar “la garantía de que su influencia no es susceptible de ser ejercida en detrimento de una gestión prudente y sana” del establecimiento.
Superar este eslabón del 10% en el segundo mayor banco helvético podría causar revuelo en el país, en momentos en que sus accionistas ya vieron reducirse su participación tras el aumento de capital y asisten al hundimiento de su valor.
Desde hace dos años, el banco está en dificultades tras la quiebra de la empresa financiera británica Greensill, que marcó el inicio de una serie de escándalos que debilitaron al banco.
Desde marzo de 2021, la acción perdió más del 83% de su valor.
Algunos accionistas acabaron tirando la toalla, como la sociedad de inversiones estadounidense Harris Associates, uno de sus apoyos más importantes y que reveló la semana pasada que había vendido toda su participación.
“La presión sobre el Credit Suisse ha llegado a un mercado ya muy nervioso”, abundó a la AFP Jane Foley, analista de Rabobank.