Washington. Las recientes turbulencias del sector bancario muestran que se debe terminar las reformas en este ramo, y que es necesario “considerar si la desregulación podría haber ido demasiado lejos”, según la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen.
En un discurso preparado para una conferencia de la Asociación Nacional para la Economía de las Empresas (NABE por sus siglas en inglés) que se dio a conocer antes del encuentro, Yellen señaló que “estos eventos (por la crisis bancaria) recuerdan la urgente necesidad de completar el trabajo” de regulación sectorial.
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Sus palabras vienen un día después de que el vicepresidente de la Reserva Federal encargado del sector bancario, Michael Barr, señalara ante el Congreso que el sistema regulatorio “falló”, tras las quiebras de tres bancos en menos de una semana, entre ellos el icónico Silicon Valley Bank (SVB), dedicado al sector tecnológico.
Aunque la quiebra de SVB y luego de Signature Bank no arrastro a todo el sector, las “intervenciones sustanciales” de las autoridades sugieren que se necesita hacer más, según Yellen. Se debe “terminar las reformas post crisis (de 2008-2009), considerar si la desregulación podría haber ido demasiado lejos, y reparar las fisuras en el marco regulatorio que los recientes shocks revelaron”, añadió la secretaria del Tesoro.
El colapso de SVB a inicios de marzo luego de una corrida de depósitos generó una dura caída de acciones del sector bancario en la bolsa. En total, tres bancos cayeron en diez días en Estados Unidos, y en Suiza, el Credit Suisse tuvo que ser absorbido por su rival UBS.
Normas más estrictas
Por otro lado, el presidente Joe Biden pidió a los entes reguladores de Estados Unidos restablecer normas más estrictas para los bancos medianos, con el objetivo de evitar futuras crisis, tras la quiebra del SVB. El mandatario demócrata señaló a su predecesor, el republicano Donald Trump, por suavizar las normas para los bancos que disponen de entre $100.000 y $250.000 millones en activos
Biden instó a los reguladores a restablecer normas más estrictas, un paso que no requiere el apoyo del Congreso. En mayo de 2018, se validó, con una amplia mayoría que incluyó tanto a demócratas como a republicanos, el levantamiento de una serie de obligaciones regulatorias y prudenciales impuestas a las entidades de crédito que disponen de entre $50.000 millones y $250.000 millones en activos.
Estas modificaciones liberaron a los bancos medianos de tener que someterse a “pruebas de estrés”, realizadas por los reguladores para verificar cómo se comporta una empresa en caso de fuertes perturbaciones: un ejercicio creado para determinar si un banco posee suficiente capital y liquidez para resistir a uno o varios choques externos.
Tras las quiebras bancarias en Estados Unidos, decenas de congresistas demócratas han pedido el restablecimiento de las disposiciones anuladas en el 2018, y presentaron un proyecto de ley en ese sentido. Sin embargo, las medidas reclamadas el jueves por Biden “podrían tomarse sin modificación legislativa, sin intervención del Congreso”, informó un alto funcionario de la Casa Blanca.
La regulación de los bancos en Estados Unidos depende de tres entidades: el banco central (Fed), la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (Federal Deposit Insurance Corporation - FDIC) y la Oficina del Contralor de la Moneda (Office of the Comptroller of the Currency - OCC).
Pero la Casa Blanca no mencionó directamente a la Fed en su comunicado. La institución, que realiza las “pruebas de estrés” para los bancos, es en teoría independiente del poder ejecutivo.
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